Capítulo I - Una sociedad cegada

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Remontándonos al año 3000, podríamos fechar los orígenes de tal leyenda. Es la última vez que oficialmente se habla de un ente tan etéreo como lo es la luz. Muchos no creen en ella por pensar que son burdos escritos existenciales; otros, los más pasotas, prefieren creer que es una artimaña de los ridículos conspiracionistas; y luego estamos la sociedad de “Los Rayos Divinos”. Somos, en resumen, una sociedad clandestina de científicos y ladrones. Robamos y estudiamos libros prohibidos por nuestra cuenta y saciamos nuestras ansias de saber, o de desaprender, cada 3 meses; eso si sacamos algo en claro.

Realmente, me estoy colgando demasiadas medallas sin merecerlas. Mi nombre es Beam. Supuestamente debería de ser un apodo, un nombre en clave que todos los pertenecientes a esta sociedad suelen recibir pero, no. Mi padre desapareció y mi madre murió al nacer, así que no recibí un nombre hasta cumplidos los 10 años de edad, cuando empecé a despuntar entre tanto cleptómano que me rodea: soy muy rápido y, según los científicos que verdaderamente creen en esas historias y estudian los documentos, existen unos haz de radiación que emiten energía “luminosa”. También se le suele llamar en jerga anglosajona “beam”, et voilá! Rápida y entendible explicación del origen de un nombre tan extraño y peculiar como el mote que me pusieron. A mí en lo particular, no me gusta en absoluto; la gente siempre termina por mofarse cambiando una letra transformándome en alubia[1], lo cual no es muy gracioso: no para mí, desde luego.

Por otro lado, el que me hayan puesto un mote significa que me gané un sitio en este grupo que, aunque cerrado y apartado, es un lugar donde me gusta estar. Es cierto que esto significa huir constantemente de un sistema que a todos nos afecta diariamente, o más bien recíproco, nosotros ponemos un poquito de nuestra parte, pero es el pan de cada día. Nunca le encontré una finalidad a las leyes con las que el gobierno pretende hacer desaparecer tantas historias. Es un sinsentido enorme desde mi punto de vista humilde e inculto. No puedo tragarme todo lo que se dice. Tengo 16 años pero no soy tan niño como para creer en esas historias, aunque sean historias muy bien elaboradas, he de admitirlo. Tampoco negaré que pueda haber algo de cierto en ellas puesto que por alguna razón intentan ocultarlas, pero no creo que exista tal maldición ni que tal energía hiciese ningún tipo de órgano inservible de nuestro cuerpo, útil. Ya hace miles de años que nuestra especie evolucionó y perdimos la utilidad de un sentido, que no su funcionamiento y existencia: la vista.

El libro que mi abuelo y tutor legal publicó dice así:

“Según recientes estudios, en la evolución del hombre, hemos tendido a agudizar más el sentido auditivo que el propio sentido de “la vista”. Es a través de la cual que deducimos que las leyendas tienen una base muy importante en tal sentido, por lo que antes existía un ente omnipresente que hacía que los objetos pudiesen ser notables a través de nuestros ojos. Sería aquí, entonces, donde residiría la primera mentira que todos comienzan a aprender; existen realmente cinco sentidos, no cuatro.

Debemos pues, seguir adelante en busca de la solución; de la salvación de una humanidad que está en peligro de extinción. Se trata de la lucha por la comodidad, de la lucha por el ser humano libre sin barreras que nos gobiernen las cuales temer. Se trata de tener lo que Dios nos legó por vivir como el ser que somos, de sacar provecho de nuestras propias facultades en un futuro como aquel pasado. Queremos vivir entendiendo el mundo como quienes somos. Tener nuestra propia entidad; la que nos merecemos y nos fue arrebatada.” 

Sí, siempre pensé que mi abuelo es un sensacionalista de mucho cuidado. Es un estudio interesante en el que le apoyo pero no creo realmente, no sé si me explico ya que cuesta pensar en que alguien que no cree pueda apoyar, pero dentro de lo que cabe, así es. Es un tipo chalado, pero un gran tipo por el que me busco problemas demasiado a menudo. Mi vida se ha basado estos últimos años en crímenes probablemente inútiles. Debo decir que ya son 6 años ejerciendo y voy en racha: 15 fichas de documentos por infiltración que llevo a cabo. No sé qué harán sin mí cuando me asciendan a vigilante, total, tampoco sé qué es exactamente lo que consiguen con tanto documento clasificado para arriba y para abajo.

Los vigilantes se encargan de la protección, manutención y vigilancia de los documentos que se roban además de ser los principales encargados de la planificación de las misiones. Es por ello que una parte debe encargarse de la vigilancia de nuestros documentos como otra parte se debe preocupar por vigilar entradas y salidas y crear planos de los sitios a los que hay que colarse. Digamos que el vigilante es el que se preocupa de que el trabajo sucio se lleve a cabo con una limpieza impoluta. Deben tener, por tanto, un olfato y una capacidad auditiva envidiable, mucho mayor que cualquier otra persona común ya que, como bien deberían de saber, la gente que estudia para ser guardia de seguridad se entrena muy bien para el desarrollo de estas habilidades, incluso utilizan dispositivos que aumentan la percepción olfativa y auditiva; es por ello que suelen utilizar mucho bolsitas de café para no terminar saturados de olores. 

Ahora bien, el trabajo de mi abuelo es muy duro y aburrido pero no por ello deja de ser admirable. Se pasa las horas sentado solo en una habitación con libros y libros leyendo sin parar. No sé cómo no se queda sin dedo de tanto pasarlo por encima de esas hojas gordas y ásperas: de hecho, podría asegurar que mi abuelo es capaz de lijar la misma lija tan sólo con su dedo índice. Es asombrosa la capacidad de leer y retener tanta información a tanta velocidad y a su vez pasar las hojas con tanto cuidado. Son documentos con siglos de antigüedad y muy interesantes, pese a que para mí sigan siendo bonitos cuentos de ficción. 

Por otra parte, se comprende. Es el trabajo de años y años de experiencia, no estamos hablando de un novicio, sino de un experto con sus 73 años bien cumplidos y disfrutados porque otra cosa no, pero gusto por la lectura, tiene. Podría decirse que yo también saqué mi parte lectora de él. Entre los dos, podremos llevar… 3,500 obras; 19 son mi parte diferenciada, y suyas el resto.

Al grano, lo que aquí se está hablando es que si es cierto lo que esos escritos dicen, es muy probable que tenga cierta utilidad todo lo que yo hago y, aunque parezca muy contradictorio con todo este monólogo que tuve, eso me da cierta esperanza sobre mi trabajo y una cierta madurez a la hora de salir adelante sin complicaciones existenciales, no sé si se me entiende; podría decir que conozco los medios pero no tengo claro para qué fin, pero la existencia de un fin bondadoso es lo que me da esperanza en cualquier caso. Y es que, como ya lo dijo una vez mi abuelo:

“En esta sociedad donde el braille es nuestra única fuente de luz, la esperanza puede parecer apagada pero nunca sabes si es realmente oscuridad lo que se ve, o es esta sociedad la que se encuentra cegada.”

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[1] Alusión a un juego de palabras en inglés. (“Beam” significa haz de luz mientras que “bean” significa alubia, haba, judía, habichuela…)

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2014 ⏰

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