4.*[Yuuri, el que criaba cerdos]*

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No importaba hacia donde dirigiera su mirada, estaba rodeado de nieve blanca. Pudo dividar algunas ramas de arboles. ¿Estaba en un bosque nevado?

- Yuuri.

¿Que? quien me llama.

- Yuuri.

¿Donde estás?

- Yuuri, vamos. Te congelarás aquí afuera. 

¿Quien eres?

La voz de una persona lo llamaba. Una sombra se posicionó frente a él. No podía ver bien su rostro. Por su voz sabía que era un hombre relativamente joven.
Solo pudo distinguir algo de su cabeza. Algo plateado...¿su cabello es plateado? Debe ser un extranjero. ¿Pero que sabe mi nombre?
El hombre lo toma de la mano y comienza a caminar con él. Su mano es cálida. Un sentimiento de tranquilidad lo invade. Aunque no sabe quien es el dueño de esa mano lo sigue como si fuera lo más natural del mundo. 



- Yuuri...Yuuri..¡Yuuri!

Abrió sus ojos de golpe ante las voz que lo llamaba. Tenía el rostro de un joven caballero a centimetros del suyo. Su cabello no era plateado, era negro.

- Yuuri ¿que haces? apurate, ya casi es mi turno - alegaba el joven frente a él. - Tienes que colocarme la armadura. 

- Inmediatamente mi señor - Se incorporó rapidamente desde la pila de paja en la que se había apoyado unos minutos habiendose quedado dormido. El viaje hasta ese pueblo lo había dejado agotado el día anterior y sumado a eso, había estado hasta tarde despierto gracias a ese joven frente a él, que le había exigido que lo acompañara anoche a la taberna local. 

Hacer el trabajo de escudero había sido más demandante de lo que pensaba.

Estaba acomodando la última pieza que cubría el pecho del caballero al que servía. Su trabajo consistia en colocarle la armadura a su amo, hacerle mantenimiento a sus armas y cuidar a su caballo. 

Hace unos meses llevaba realizando ese trabajo por petición del mismo caballero al que estaba vistiendo: llamado Jean Jacques Leroy. Por algún motivo Jean pensó que sería buena idea que el muchacho que criaba los cerdos de su castillo se volviera su nuevo escudero. Un capricho del joven amo, pensaba Yuuri.

Lo que Yuuri no sabía era que Jean tuvo un flechazo por él.

 Si bien cuando lo vío por primera vez Yuuri se encontraba alimentando a los cerdos y estaba cubierto de lodo, le gustó la mirada dulce y cariñosa que le entregaba a los porcinos.

No lo pensó dos veces y decidió que quería que ese sirviente fuera suyo. Pero como abusar sexualmente de alguien no le parecía una acción digna de un caballero, decidió que Yuuri sería su escudero y sirviente personal. Que importaba que el pelinegro nunca hubiera estado cerca de una armadura en su vida y que fuera tan debilucho que llevara a rastras su espada, haría que su nuevo lacayo se enamorará de él al ver sus fabulosas habilidades en combate. Si, caería rendido a sus pies. 

Pero olvidó que la guerra había terminado hace varios años. Ya no habían batallas que combatir ni actos heroicos que realizar.

 Las personas ligadas a la caballería y que se entrenaban en el uso de armas sólo podían lucir sus habilidades en concursos y torneos de caballería, como el que se estaba realizando ahora en la ciudad. J.J. había logrado llegar a la final, cosa que no había llamado la atención de Yuuri o nadie de lo expectadores, ya que todos los que se enfrentaban a J.J. hacían una pequeña actuación durante el combate y se dejaban vencer por él. 

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⏰ Última actualización: May 13, 2017 ⏰

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El aprendiz del mago (Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora