Cap.-1 Desde las sombras

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Karamatsu nació bajo la custodia de la Guardia Real en el Reino Matsuno. Donde en una parte apartada del Palacio principal se le educo desde niño que su destino se limitaba a ser , servir y vivir tan solo por y para la Familia Real. Y que aún por mucho que deseara salir a jugar con aquel niño que parecía de su misma edad, de bella sonrisa perfecta y brillantes ojos carmesí, no podía.
Por que él no era digno de estar ante la presencia de su futuro rey, claro, siempre y cuando la vida de este estuviera en riesgo.

Con este pensamiento los años pasaron y siendo adolescente a Osomatsu le encantaba salir a escondidas de sus tutores e huir de sus responsabilidades, para adentrarse en lo profundo del bosque. Sin saber que su siempre fiel guardián, oculto entre las sombras iba tras él. A Karamatsu le asombraba la manera en como los animales podían sentirse a gusto a lado de su tan ruidoso y carismático príncipe. Y sin poder evitarlo el aspirante a caballero quedo embelesado ante tan preciosa vista, aquellas peludas y diminutas criaturas cobijaban a su futuro rey mientras este reposaba en la húmeda y reluciente hierba, arrullado por el canto constante del riachuelo y el canto de los grillos. Fue en esa misma tarde dorada, cuando el sol estuvo a punto de ocultarse que unió sus labios con los del durmiente príncipe, profanando aquello que había deseado probar desde hacía mucho tiempo, de realizar el pecado que ni el mismo Dios le perdonaría. Por que bien él sabía, que el primer beso de Osomatsu valía más que su propia vida. Ese día, el joven novato caballero de ojos tan azules como el mismo cielo supo, que no podría dejarlo ir, aún si eso significaba ir en contra del destino que fue elegido para él.

El tiempo siguió su curso y Osomatsu no tardo en convertirse en Rey. Era alto, apuesto, carismático y dueño del pedazo de tierra más grande y rico en minerales de todo el continente...no tardo en ser el foco de atención de todas las damiselas solteras e incluso casadas de todo el reino, cuando se hizo público que ya era hora de que esté eligiera a su futura esposa. Filas y filas inmensas de doncellas provenientes de diversos reinos vecinos tanto como lejanos de gran nivel social, de voluptuosos pechos y esbeltas figuras esperaban ansiosas la Gala Real. Un gran baile celebrado especial y exclusivamente para que él Rey escogiera entre la multitud a una afortunada chica como su reina.

Entre la luz, la música, el brillo y la multitud de bellos colores danzando por doquier solo una capto su atención, una chica de vestido azul pomposo claro, espalda ancha, fuertes y sobresaliente brazos, bastante plana, con cabello corto obscuro y un aura bastante dolorosa (a su parecer) sentada sola en una esquina, sin embargo lo que más le llamo la atención, ademas de su vestido repleto en lentejuelas que dejaría ciego a cualquiera, fueron sus azules ojos. Tan claros como el día más soleado sin nubes o como el mar más cercano a la costa...sentía haberlos visto antes, en un sueño.

Karamatsu se quedo sin aliento al ver a su rey aproximarse, aun que al principio pensó que su mente debía estarle jugando una broma...esta se desmoronó después de verlo apartar a un par de damas hasta detenerse a unos cuantos centímetros suyo. Fué ahí cuando supo realmente que no había bebido de más aquella noche. Solo la mano de Osomatsu dirigida hacía él logro sacarlo de su ensueño

"Bailarías conmigo?"

Después de ese segundo Karamatsu sintió que podía dejar este mundo en completa paz, por que pasar un solo momento con la sonrisa de su rey dedicada únicamente a él era más de lo que había deseado. Sin importarle que la muerte se encontrara a la vuelta de la esquina de ser descubierto.

Ese bello momento, lo valía.

El baile siguió su curso con más de miles de miradas de odio dirigidas para el ojiazul, que sin embargo no podía hacer más que pasárselas por los hombros, solo admirar a su pareja guiándole durante todo el vals, era todo lo que le importaba. Mientras tanto un grupo de doncellas se bufaban en voz alta y hacían burla de la amabilidad del rey. "Sacando a bailar a la más plana y menos agraciada de todo el reino...nuestro rey es tan considerado"

Sus palabras quedaron en el aire y sus burlas en el suelo al finalizar la pieza y ver al soltero más codiciado de todo el Continente invitar a "la chica con pinta de gorila" a un paseo por el Jardín.

Esa noche bajo la luz de la luna y el tenue olor de rosas frescas recién regadas "la chica" de ojos azules tuvo su segundo beso con él que consideraba era el amor de su vida.

Desafortunadamente los sueños no duran para siempre y en algún momento Karamatsu sabía que tenía que despertar.

Las cosas llegaron demasiado lejos, sabía que después del baile él tenia que desaparecer. Debería volver a ser el caballero oculto entre la sombras que estaba siempre ahí para velar por el bienestar de su rey, de lo contrario sabía que las cosas acabarían fuera de su control...
Más sin embargo no tuvo la suficiente fuerza para alejarse, una vez probado el fruto prohibido.

Una manzana tan dulce como peligrosa.

Los días de divertidas citas y peleas absurdas se hicieron semanas y las semanas se convirtieron en meses, el tiempo solo voló. Y todo ese tiempo su Rey continuaba pensando que él era una mujer, todo ese tiempo solo estuvo engañándolo...

Cuando el día de la boda se acerco y la luna de miel se encontraba a la vuelta de la esquina,  supo que estaba acorralado. y solo pudo preguntarse...

Cuál sería la reacción del Ojocarmesi al enterarse de su pequeño no tan pequeño "amiguito" bajo su falda?

El ya sabía la respuesta, Perdería la cabeza.

Esa noche en la habitación que le habían  proporcionado como prometida del Rey, no pudo conciliar el sueño, mucho menos al escuchar el leve sonido de la puerta rechinar. Sus ojos solo pudieron abrirse en sorpresa al ver a Osomatsu parado al pie de su cama, con una sonrisa ladina y al mismo tiempo coqueta en su rostro. Tan atractivo. Tan adictivo.

"Karamatsu...jugamos un poco antes del gran día?" . Tan tentador.

Antes de que el ojiazul tuviera tiempo de responder la lengua de su rey ya se había introducido en su boca, demandante de atención y control, y toda esa fuerza de voluntad que había acumulado durante meses de esconder su pequeño secreto, se fue al demonio, todo en un par de segundos. Su cuerpo instintivamente reacciono apoderándose de la cintura del ojoscarmesi  y en un rápido movimiento acorralarlo bajo su nada ligero cuerpo, aprisionando sus muñecas en el proceso. Los ojos azules de Karamatsu ahora solo eran un charco negro de excitación, deseo, lujuria reprimida que solo podía clamar el nombre de Osomatsu.

Qué ahora se encontraba confuso y temblando debajo de este.

Todo su cuerpo gritaba una cosa "Peligro".  

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Esperen la segunda parte ^^

with love Fe-chan <3

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