capitulo 2

35 5 1
                                    


-Oye,¿te encuentras bien?, ¿quieres que llame a una ambulancia? No estas loco ¿o si?-Habló una voz a sus espaldas, gracias a eso regresó de su trance.

Tenía que volver a su hogar cuanto antes, necesitaba pensar en su futuro, ya no se dejaría pisotear por nadie.

Se levantó de el suelo y giró su cuerpo para conocer al dueño de esa chillona y molesta voz, de su rostro acompañaba la sonrisa más arrogante. Era mucho para su personalidad humilde pero eso ya era parte del pasado
-No te importa, ahora vete.- respondió lo más descortés que pudo, el mismo se sorprendió pero se dió cuenta que se sentía mejor tratar a ser tratado como mierda.
-¡No me hables así! Solo quería ayudar, ¿que tal si enserio te encontrabas herido?, ¿habrías querido que te deje tirado como a un perro atropellado?- dicho esto giro su bicicleta, tenía que volver cuanto antes si queria seguir trabajando. Se dispuso a volver por su camino hasta que escuchó una respuesta de ese ingrato.
-Habría sido lo mejor para todos.- habló caminando hacia a fuera de ese callejón pasando al lado de ese chico que solo se limitaba a seguirlo con la mirada. Puede que ese chico halla sido grosero con él pero sentía que este tenía sus razones.
Y sin más que hacer, JiMin decidió volver a su trabajo, en serio lo necesitaba

****Cinco años después...****

Cinco años sin el.
Cinco años de olvido.
Cinco años de superación. Y por fin, la magnifica gloria

Min YoonGi, el sumiso, el tímido, el "niño bueno". Ese ser tan adorable ya no existía más, o como el mismo llamaba en ocasiones a su "yo" del pasado, estúpido ingenuo. Pero ya no más.

Todos dicen que obedeciendo las normas de la sociedad te irá bien, pero nadie dice que rompiéndolas te irá mucho mejor. Te dicen que si no tienes a alguien a tu lado no eres feliz, que no estas completo pero mi mejor decisión fue olvidarla, alejarla de mi vida. Es verdad, aveces necesito uno que otro polvo pero nada que un par de prostitutas no puedan arreglar, sin compromiso ni corazones rotos.

Como todo narco, tuve que empezar desde bien abajo, desde la oscuridad. Venderles a los jóvenes de secundaria no era tan complicado, menos en un barrio tan pobre como este, donde las personas, al romperse sus sueños y caer en la cruel realidad, sin saber que hacer caen en en el mundo escuro, donde lo único que se alcanza a ver son oscuras sombras, sin alma, sin nada. En este mundo yo era fundamental, no permitía que salgan de allí una vez que cayeron en la trampa. Era la mismísima mierda, era mi barrio y era mi gente.

A decir verdad, yo también estuve metido en las drogas, pero a diferencia del resto, empezé a verlas de otro modo. Ya no era solo consumirlas, sinó, sacar provecho de ellas. Mi negocio comenzó con pequeñas ventas a escondida de los profesoras. Ahora, siendo una de las personas con más poder y reconocimiento en el mundo, ya no me escondo de la policía, ellos saben que no les conviene combatir conmigo y con unos míseros billetes basta para tenerlos callados.

****************************

Toc toc.

El sonido de la puerta siendo tocada por su asistente hizo que levantara su mirada con una pequeña sonrisa, sabía que su visita era para darle buenas noticias. De lo contrario, no le estaba permitido interrumpir a su jefe mientras hacia quien sabe qué en su oficina.

-Pasa..- dijo YoonGi tirándose hacia atrás, llevándo sus brazos hacia su nuca y apoyándose en el respaldar de la silla. Antes pensaba que eso solo lo hacían en las películas, pero ahora experimentaba lo jodidamente bueno que se sentía hacer eso, era un sentimiento de superioridad.
-Señor..-habló una vez que estuvo dentro de la lujosa y sombría habitación, haciendo una pequeña reverencia como saludo, el cuál, él "Señor Min"no devolvió.-Toda la mercancía llegó correctamente a México y sus hombres están bajando el dinero. Todo salió excelente.-
-Entonces.. saldré, tengo que festejar ¿no?-preguntó,poniéndose de pie y colocándose su saco.
-Pediré que preparen el auto y.. -no pudo terminar ya que una voz lo interrumpió.
-Claro que no, iré sólo- dijo en tono autoritario, si bien su trabajo y éxito le encantaba, aveces quería caminar por las calles como una persona normal.

El salir sin ningún tipo de seguridad no era un problema, ya que se desconocía su rostro de narcotraficante. Él en las calles era una persona común y corriente de veinticinco años.

********

Iba caminando por las calles de seúl cuando una cafetería llamó su atención, o más bien, una persona dentro de aquella.

Lagrimas De Anhélo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora