Me encantaba verlo reírse con ganas. Tenía dos clases de risa: una era la típica risita tonta y la otra una risa a carcajadas, con la cabeza echada hacia atrás. Si tuviera un solo objetivo en la vida, sería hacerlo reír a diario.
Pero esta vez, no pensaba volver a desperdiciar está oportunidad. Esta vez no me asustaría. No escaparía. No pondría excusas.
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Mi perdición.
Historia CortaMe estaba ahogando, me estaba perdiendo entre sus brazos,sabia que no estaba bien, "el no es bueno para ti", "es tu perdición". O al menos eso decían.