Capítulo 2

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—"Paradise Avenue" —rezaba el cartel verde con letras blancas justo al frente mío—Y ahora, ¿Dónde está la famosa casa?...

Miro de lado a lado intentando ver algún indicio de el dichoso lugar, antes de arrancar la motocicleta. Giro a la derecha por la misma avenida y avanzo unos metros fijándome en los decorados que tienen las tiendas. Después de haber estado en tantas ciudades, jamás vi escaparates tan acogedores como estos. Todos tenían un toque tan hogareño, que las ganas de entrar eran indudables.

Baje la velocidad hasta quedar estacionada frente a una pequeña tienda de suvenires. Me quito el casco y lo coloco sobre el asiento. Camino un par de pasos hasta la puerta de cristal, paso por ella al interior, haciendo sonar una campanilla en el proceso. Observo con atención el pequeño local con su decorado floral; sin duda es igual de modesto que por fuera. Muy bello a la vista.

Buenas tardes señorita—una pequeña señora aparece detrás del mostrador frente a las vidrieras, con una gran variedad de pequeños recuerdos. Su corto cabello rubio resalta sus ojos grisáceos, y la pequeña estatura, su regordeta figura.

—Buenas tardes—sonrío.

—¿Buscaba algo en especial?—corresponde a mi sonrisa.

—No, solo pasaba a dar una ojeada—

Paso los dedos por un par de llaveros que tienen iniciales y nombres grabados. Había infinidades de ellos, colores fosforescentes hasta oscuros, pequeños y medianos.  También, sobre diminutos tenderetes se hallaban mini figuras talladas en madera, específicamente animales reconocidos de la zona.

Estaba observando una tortuga cuando la campana vuelve a sonar anunciando la llegada de una chica. Es de tez blanca como la porcelana, pero sin llegar a ser pálida, cabello castaño hasta los omoplatos y de gran estatura; podría sacarme una cabeza sin problema alguno.

—Aquí esta el envío de este mes—saca un sobre blanco—procura que llegue a tiempo esta vez.

La señora toma con manos temblorosas el sobre—:Sí señora, ya le traigo los papeles.

Luego de que se fuera, la chica parece percatarse de mi presencia. Antes de que pueda verme volteo hacia la figura entre mis manos, tanteo la misma para luego colocarla en su lugar. Al girar me toma por sorpresa tenerla frente a mi, a solo unas pulgadas de distancia. Estando tan cerca, puedo distinguir el color verde grisáceo de sus ojos entrecerrados fijarse en los míos.

Después de unos segundos, estira el brazo para alcanzar un llavero grabado con algún nombre que no consigo leer.

—¿Qué me dices de este?

—¿Disculpa?

—¿Te parece lindo este?—agita el llavero frente a mis ojos.

—Supongo—frunzo el ceño—No soy buena con las combinaciones.

Pasa su mirada de arriba a abajo—:No eres de por aquí—determina—¿Cómo te llamas?

—Demi

—Nina—hace  una mueca—¿De dónde vienes?

Sopeso muy bien mis opciones. Decirle realmente de donde he viajado implica revelar ciertos detalles que deseo reservar, o inventar algo y arriesgarme a contradecirlo después.

—Soy de Irlanda, pero vengo de Orlando—no había nada mejor que una verdad a medias, cuentas lo necesario y alteras o omites detalles.

—Con que de USA ¿eh?—eleva una ceja con una media sonrisa acompañándola—¿Cómo es que pasaste de estar en Irlanda, mudarte a los Estados Unidos y luego volver a Europa?

—Yo...—antes de poder contestar, la señora regresa con un folder en la mano.

Aquí tiene.

—Muy bien—saca un par de billetes del bolsillo trasero y lo pone sobre la vidriera—Quédate con el cambio.

>>Ya nos veremos Demi—lanza un guiño en mi dirección.

La sigo hasta la parte de afuera donde un hermoso  Chevrolet Camaro ZL1 convertible la espera. Dentro, en el asiento de conductor, se halla un chico azabache de más o menos unos años mayor que yo centrado en su celular.

—¡Espera!—se detiene antes de cruzar y abrir su puerta

—¿Si?

—¿Sabes cómo llegar a la Kitten House?

Podría jurar que hasta el chico del carro soltó una carcajada...


Mas Que Una KittenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora