El adiós que nunca nos dijimos

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Todo lo roto por más que intentemos pegarlo se verá las grietas que se causaron por el daño.




- han pasado más de tres meses desde que gracias a nuestra diosa hemos sido revivido y a pesar de que pensé que te había perdonado me he dado cuenta que no puedo. el hecho de que tú me hicieras a un lado para salvar a tu "amigo" Surt, me hace odiarte a un mas, ¿ que acaso yo no te importaba? ¿Acaso no era yo tu novio? ¿Todos estos años no significaron nada para ti?... esas preguntas y muchas más son aquellas que siempre querré preguntarte más se que nunca lo hare...

Esto y muchas cosas más pasaban por la mente de Milo, el cual recostado en la yerba de una colina dentro del santuario miraba melancólicamente las nubes, estaba apartado de todos, llevaba algún tiempo excluyéndose sutilmente de los demás, su orgullo no le perdonaría si alguien lo viera ponerse así por una persona, pasaron largas horas ya era hora de regresar a su templo y pensar en la escusa que le daría al patriarca por ausentarse todo el día, pero haría todo eso después de la puesta de sol, la miraba con tristeza recordando el día que en esa misma colina se unió al cuerpo de Camus por primera vez con la puesta de sol de testigo, soltó un ligera mueca de resignación acompañándola con un triste suspira, ya cuando estaba dispuesto a levantarse rumbo a su templo escucho un ruido tras suyo cosa que le hiso voltear a donde el ruido se generaba.

- am.. Perdón Milo no sabía que estabas aquí, el patriarca me envió a revisar algunas cosas, espero no haberte molestado.

Decía el Caballero de Piscis saliendo tras un árbol acercándose a Milo

- claro que no afrodita solo que me tomaste de sorpresa, pensé que nadie venia a esta colina. - contestó el griego-

- supuestamente nadie debería estar aquí... el patriarca vio algunas anomalías y me mando a ver y tu que te trae por aquí si puedo preguntar.

- nada en especial –levantándose de la yerba y comenzando a sacudir su ropa- solo quería distraerme un rato, lo mejor será que regrese a mi templo... pero bueno, nos vemos, ojala termines pronto...

El griego estaba a punto de marcharse cuando el sueco lo abordo posando suavemente su mano en su hombro.

- ¿Milo...?

-mirando al afrodita extrañado por la reacción- ¿si?

- se que tu y yo no somos muy allegados pero ¿puedo hacerte una pregunta?

- amm... claro ¡creo!

- ¿estás bien?

- no entiendo a que te refieres.

- bueno es que vi como mirabas esa puesta sol, había tristeza en tu mirada...

Milo no entendía que era los que sucedía, como era posible de que alguien pudiera darse cuenta de eso cuando él era ágil para esconder ese tipo emociones, miro a afrodita unos segundos no encontraba nada de malicia en su mirada en verdad parecía como si el sueco se preocupara por él, por fin soltó un gran suspiro y dijo

- estoy bien, en verdad, más que bien diría yo, solo que me gustan las puestas de sol.

Afrodita le miró brindándole una tierna sonrisa contestándole con voz suave

- has escuchado la frase "Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol."

Milo solo afirmo con la cabeza mientras bajaba la mirada, afrodita al ver esta reacción se acerco a Milo y tiernamente tomo su mano acariciándola ligeramente .

¿ AMOR U ODIO ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora