Llegaban al momento fraseos delicados y hasta un poco silenciosos
Nos dimos campo a palabras sutiles
Y hundimos en un mundo de sentimientos inexplicables
Llenos del clímax de nuestros cuerpos desnudos
Desnudos de frio, soledad o cualquiera que aflija nuestras almas
Con suaves movimientos tocaste mi pecho
Y besaste mi cuello haciendo vibrar mi espíritu
Deslizaste tu mano hasta mi curvada cintura
Seguiste bajando apretar mi muslo derecho
Mientras suavemente me susurrabas que me amabas
Nos besamos y amanecimos entrelazados.
No son solo sabanas!
Romero. Jn