7:00 am. Suena el despertador y me levanto de la cama de un salto, como hacía día tras día. Siempre había odiado madrugar pero también odiaba el alargar el sufrimiento de tener que despedirme de mi ansiada cama.
Anoche dormí fatal. Creo recordar que tuve una enorme pesadilla, pero como cada noche, despierto sin recordar qué había soñado. Me desperté con la sensación de que hoy no sería un día normal, de que nada saldría como quisiera. También odio esa sensación, aunque no suelo tenerla a menudo.
Me metí en la ducha e intenté gastar dentro todo el tiempo que pude antes de dirigirme a clase. Hoy en la Universidad tengo la primera clase de criminología. Siempre había querido estudiar algo relacionado con ello, y hace justo un mes que me enteré que a los alumnos de último curso nos ofertarían la posibilidad de elegir un curso especializado y aplicado al Derecho Penal. Obviamente no me lo pensé ni un segundo y me apunté. Es por eso que hoy me siento ansiosa por llegar a clase, cosa que no me pasaba todos los días.
Salí de la ducha y me puse delante del armario. ¿Qué me pongo hoy? La pregunta de todos los días, a la que siempre me contestaba "Qué más da" y acaba cogiendo lo primero que pillaba. Y así fue. Cogí una blusa y unos vaqueros y me vestí rápidamente. Después fui al baño de nuevo y me recogí el pelo en una coleta larga, me eché un poco de rímel para no parecer recién salida de "The walking dead" y cogí mi carpeta y salí de casa.
Anduve los diez minutos de todas las mañanas hasta la facultad, y cada vez que me acercaba más sentía como mi corazón bajaba al estómago y me hacía retorcerme de los nervios. Tanta inquietud por el nuevo curso me estaba matando, así que entré lo más rápido posible al aula catorce y me senté a esperar a que empezara la clase. No había casi nadie, ya que había llegado veinte minutos antes, sin embargo no me importaría esperar.
Empezó a llegar gente y más gente. La mayoría de ellos venían en pequeños grupitos y comencé a notar que era la única persona que venía sola. Sin embargo, justo cuando quedaban dos escasos minutos para que empezase la clase llegó una chica rubia. Empezó a mirar a todos lados, buscando dónde poder sentarse y vi como paró la vista en el asiento vacío que había a mi lado. Al ver que la estaba mirando me sonrió, y empezó a andar hacia mí hasta que finalmente se sentó a mi lado.
- ¡Hola! Me llamo Kate.- me dijo con una sonrisa en la boca, mientras que sostenía su mano en el aire esperando a que se la apretase a modo de presentación.
- Christina. Encantada.- le respondí agarrando su mano.
Justo cuando acabamos de presentarnos se hizo el silencio en el aula y se cerró la puerta. Por ella apareció un hombre joven, alto y atractivo. Era lo más distinto a un profesor de Universidad que había tenido nunca. Su mirada verde era profunda y penetrante y su seguridad al andar a lo largo del pasillo hasta el atril dejó petrificado a más de uno. Y yo, obviamente, no iba a ser menos. Me quedé embobada viendo como se paseaba hasta su posición final, justo en frente de nosotros. Dejó sus libros encima del pupitre y justo antes de empezar a hablarnos esbozó una sonrisa que me dejó fría hasta los dedos de los pies.
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Doble Tentación
RomanceEsta es la historia de Chris, una chica de 25 años, humilde y trabajadora, que nunca había llamado la atención por su exterior, hasta que un buen día toda su vida cambia y se ve atrapada en una difícil elección entre los dos hombres más perfectos y...