uno

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La alarma sonaba repetidamente, pero el azabache no se preocupa por ello y seguía acurrucado entre las mantas. El clima era helado, con espesas y blancas nubes en el cielo que cubrían los rayos del sol y un aire fresco.

Era tan cómodo, a pesar de que hacía mucho frío le gustaba esa sensación de hielo sobre su piel, arroparse con las cobijas hasta que el calor se expanda por su anatomía y descansar en su extensa cama.

Las puertas de su habitación fueron abiertas con fuerza. Hicieron un fuerte ruido al chocar contra la pared que hizo estremecer a Jungkook. La luz del día cegó sus ojos. Hizo una mueca de desagrado y jaló la cobija hacia arriba para tapar su cabeza y así poder protegerse de aquél que se le ocurriera levantarlo a esas horas de la mañana.

—¿Cuánto tiempo piensas quedarte ahí? Anda, levántate. —el hombre jaló la manta con la que estaba acurrucado, dejando su cuerpo desnudo al descubierto y el frío tocando su piel.

Jadeó por el repentino cambio de clima y llevó sus rodillas a su pecho para intentar reducir aquella helada sensación. Su espalda de tensó y comenzó a temblar levemente.

—¡No te quedes ahí! —Hoseok, ya sin paciencia, caminó hacia el buró para apagar la alarma sobre el pequeño cajón al lado de la cama de madera.

—Bien, ya voy. —habló al fin con un tono de voz exhausta y retiró la espalda de su amada cama y bajó ambos pies, quedando sentado en la orilla.

Llevó las manos por detrás de su cabeza y las frotó por su cabello. Cerró ambos ojos por la agradable sensación. Su rostro expresaba serenidad y tranquilidad a pesar de que odiaba despertar tan temprano por las mañanas y que por sus adentros no estaba de muy buen humor. Sentir enojo ya quedaba en vano, todo lo anterior era simplemente una rutina de todos los días, era infantil mostrar fuerza en algo que de todas formas tenía que hacer.

Se quedó en esa posición por varios segundos, expectante al actuar de su mayordomo, quien lo miraba atento para que se levantara lo antes posible. Hoseok jamás había conocido a una persona tan floja e desinteresada, era irónico que sí mismo mostrara mayor interés eran las actividades de su amo.

—¿Qué esperas? No tenemos todo el día. —su paciencia tenía un límite y no esperaba llegar hasta ella.

—Ya voy. —bostesó y frotó sus ojos para mantenerlos abiertos. No estaba del todo cansado, en sí era perezoso y algo holgazán, a veces quería quedarse dormido por un día entero, pero su ajetreada lista de deberes no se lo permitía.

Sus pies tocaron por completo el piso de mármol. Tomó postura y se estiró, llevando ambos brazos por arriba de la cabeza y tocando su muñeca con la mano contraria.

—No entiendo tu rara costumbre de dormir en calzoncillos a pesar de que se esté congelando afuera. —el hombre de unos 25 años tomó un traje del armario de su jefe.

—Se siente bien, deberías intentarlo algún día. —alardeó. —¿Qué tenemos para hoy? —tomó el uniforme de las manos de su mayordomo, el cual este eligió anteriormente. Sabía que su respuesta sería larga y aburrida, así que se preparó mentalmente para escuchar una charla de deberes.

—Sólo debes asistir a la universidad.

—¿Enscerio? —Jungkook estaba muy emocionado, puesto que nunca podía regresar a casa para dormir de nuevo porque su agenda, o la de sus padres, siempre estaba ocupada. Por fin podía regresar a donde pertenecía; sus mantas, comida y una oscura habitación.

diamonds ━'kookvˊDonde viven las historias. Descúbrelo ahora