n e w b i e

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A lo largo de su vida Jungkook había aprendido una cosa: No servia para las relaciones amorosas. Para ninguna. Y sin embargo no pudo evitar aceptar la propuesta del rubio cuando éste se le confeso y le pidió ser su novio. El pequeño le resulto atractivo y la timidez y el nerviosismo con el que dijo todo le hizo pensar que era muy tierno. Además, le encantó la manera en la que sus ojos se agrandaron y brillaron cuando le respondió con un claro sí.

No conocía nada acerca de su nuevo novio aparte de su nombre, que estudiaba en la misma universidad y que era guapo y tierno. Por eso se sorprendió cuando el rubio le dijo que era dos años mayor que él, casi le escupe en la cara el jugo de cajita que se estaba tomando.

Esa fue la primera vez que lo escucho reír, y algo dentro de Jungkook se alboroto. No supo exactamente qué y decidió ignorar esa sensación.

Porque Jimin le parecía atractivo, tierno y le gustaba su risa.

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A la primera semana juntos Jungkook descubrió ciertas cosas: Jimin vivía en un pensionado, iba en el cuarto semestre de literatura, estaba en el grupo de danza de la universidad y realmente lo queria. Habían intercambiado números telefónicos y era increíble la devoción que Jimin le tenía. Lo llamaba por las mañanas y en los recesos entre clases que coincidían con los de él, siempre se sentaba con el pelinegro para comer juntos o charlar un rato. A Jungkook le gustaba la forma en la que Jimin le demostraba su cariño, le hacia sentir valorado y querido.

Y sí, puede que sus antiguas parejas también hallan hecho lo mismo al comienzo, pero con el rubio era muy diferente. A Jungkook le parecia que las llamadas continuas eran algo estúpido y podían resultar molestas con el tiempo; y sin embargo a la segunda semana de noviazgo el pelinegro comenzó a llamar a Jimin también.

Porque a Jungkook le gustaba sentirse querido y quería que el rubio sintiera lo mismo.

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A la quinta semana la confianza entre los dos iba creciendo. Jimin había llegado a dormir en el apartamento de Jungkook unas cuantas veces. El menor aun recuerda la primera vez que durmieron juntos, la sensación de calidez que Jimin le produjo al abrazarlo ㅡaún estando en pleno veranoㅡ fue tan placentera que ahora se le hacia difícil acomodarse en su cama cuando el rubio no estaba. Por eso no dudo en ofrecerle al mayor que se viniera a vivir con él cuando este comenzó a quejarse de sus compañeros en la pensión y lo mucho que había subido el costo desde el mes pasado. Jimin no aceptó en seguida, dijo que tenía que hablar primero con sus padres y luego le confirmaba si se mudaba o no. Jungkook comprendió a lo que se referia su novio y esperó ㅡaunque no lo admitieraㅡ con demasiados nervios la respuesta.

Claro que lo que menos esperaba el menor era que a la semana siguiente Jimin le dijera que sus padres lo querían conocer. La noticia lo dejó tan sorprendido que si no fuera porque el aparato para saber que su pedido en Subway estaba listo comenzó a vibrar, pitar y emitir luces rojas, hubiera seguido en trance el resto de su vida. Jungkook no sabía nada respecto a la famosa «reunión para conocer a los suegros», en sus relaciones anteriores nunca había llegado a tal punto y dudó en si debía de ir o no.

Pero lo hizo, porque Jimin le transmitía sensaciones que nadie más podía.

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A la novena semana Jimin ya había terminado de mover todas sus pertenencias al apartamento de Jungkook. Ahora vivían juntos y el pelinegro podia disfrutar de la calidez de su amante a toda hora. Le gustaba abrazarlo por la espalda mientras el pequeño cocinaba algo, le gustaba dormir abrazado a él y que el rubio fuera lo primero que viera en las mañanas, le gustaba que Jimin le leyera los ensayos, obras y borradores que tenía que entregar como tarea, le gustaba sentirlo cerca. Jungkook se había vuelto adicto a Jimin demasiado rápido, y esa adicción aumento el doble cuando tuvieron su primer beso.

TRIBULATION; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora