Desesperación.

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Janna corría en busca del pálido. Los consejos de su compañero le habían abierto los ojos.


— Ahora ve, buscalo y dile todo lo que sientas.— habló Kiba al separarse de sus labios, con una leve sonrisa y limpiaba aquellas lágrimas.

Esas palabras resonaban en su cabeza.

"Mi mundo era acromático antes de conocerte."
Amigos desde la infancia, inseparables y problemáticos como hermanos.
Sus edades no conformaban su comportamiento, ella parecía su hermana mayor y él su hermano menor.. o eso creyó antes de verlo junto a Ino Yamanaka.

Janna recordó como su corazón se paralizó y de sus labios un pequeño "¿huh..?" se escapó al llegar y verlo sonreír de tal forma junto a la rubia.

Se sentía confundida y adolorida pero no encontraba el porque.

— ¡Janna-chan!.— Sakura apareció detrás de ella pero la pelimorada no se percató porque aquella escena la tenia hipnotizada.— ¿Janna-chan? ¡¿Por qué lloras?! ¡¿Qué te duele?!.

Los gritos de su amiga la sacaron del transe que la torturaba y puso una de sus manos en su rostro que efectivamente estaba húmedo.

¿Cuando comenzó a llorar? ¿Por qué razón?

— Sa-a..kura-cha-an..— tartamudeó y la pelirosa miro donde su amiga antes lo hacia, encontrándose a Sai e Ino.

Lo entendió completamente y solo tomó su mano y se la llevó.

(...)

No volvió a hablar con Sai por una semana, lo veía pero las palabras no venían a su mente y terminaba escapando de él.

Kiba tampoco había aparecido en esos días y la pelimorada se sentía realmente sola.

Ahora Janna se encontraba refugiada en el techo de una tienda, la lluvia no cesaba por lo tanto no podía salir o se mojaria.

No habia visto ni un alma vagar por las calles de la aldea hasta que Sai salió de la tienda de enfrente y la miro para ir hacia ella.

"No vengas.."

Rogaba por lo bajo pero era imposible pedirlo.

— Janna-san.— escuchó su voz pacífica y cerró los puños con fuerza.

— Sai-kun.— lo miró sin dejar escapar ningún indicio de nervios. Él se puso a su lado para que la lluvia no le afecte.

— No te he visto desde hace unos días ¿fue por algo?.—  preguntó despreocupado y sin expresión alguna.

— ¿Por qué podría ser?.— susurró irónicamente ella, ganándose más su atención.— Comprame una soda, por favor.— le pidió, corriendo su mirada para evitar algún otro error. Evitar que su corazón de un vuelco.

— Está bien.— Sai asintió y se dirigió a la maquina expendedora a su lado para sacar dos sodas.

Ahora ellos miraban las calles de la aldea por culpa la lluvia que los había atrapado, dejándolos pegados bajo un techo, sin decir ninguna palabra.

Ella lo miro y él sonrío.

"Si te veo perfectamente, si te examinó, mi corazón se altera.."

— Sai-kun.— dijo ella manteniendo su mirada fija.

— Dime.— él la miro atento.

"Un niño más indefenso que yo.. que perdió muchas cosas."

— ¿A ti te gusta Yamanaka-san?.— preguntó nerviosa de lo que pueda contestar el pelinegro.

Es una persona que no puedes dejar solo por miedo a que algo le pase, es alguien a quien siempre quise animar.

— Eso creo.— Sai asintió con su sonrisa aún mas grande y cerrando los ojos que recientemente habian adquirido cierto brillo.— Aunque no entienda muy bien lo que le ocurre mi corazón al mirarla y no entienda porque mis ojos y mi mente se deleitan al pensarla.. creó que.. la amo.— Janna sintió su corazón presionarse más a su pecho a tal estado de dolerle en profundidad.

— ¿P-por.. qué? Si ella ama a Uchiha-san.— hablo indignada. Intentando herirlo por primera vez..

Un chico que pensé que siempre estaría a mi lado.

— No me importa quien le guste, yo intentaré conquistarla porque es tal y como alguna vez tú has dicho mi mundo era como un dibujo acromático antes de conocerte.— rió leve y rasco su mejilla, algo nervioso.— Creo que somos y seremos el uno para el otro..— Janna apretó la bebida en sus manos al igual que sus ojos, lagrimas comenzaron a deslizarse por su rostro sin que Sai lo vea.

Un chico que quiero que siempre este a mi lado.

— P-pero.. tú..— levantó su mirada y lo desafío, con lágrimas recorriendo sus mejillas.— ¡Tú deberías amarme a mí!.— le gritó con toda su fuerza y los ojos del pálido se abrieron de par en par al recalcular sus palabras y la pelimorada se dio cuenta de lo que dijo, quedándose paralizada.

Cuando pudo reaccionar, con pánico le tiro su soda encima, golpeandolo con la lata y comenzó a correr sin que la lluvia le importará.

¿Qué pasaba con ella?

Su respiración se entrecorto y su pecho dolio aún más con cada paso.

Gritos salían de su garganta mientras corria y deseo desaparecer, deseo nunca haber conocido a Sai y que Ino no existiera.

Deseo no existir.

Se sentía egoista por sus pensamientos horribles.

Se cayó, raspando sus rodillas y ensuciando su ropa pero no le importo. Se quedo en el suelo, llorando y gritando por amor.

Amor no correspondido.

Acromático.|| Sai. EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora