Orígenes.

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— ¡Mami! ¡Papi!.— grite mientras veía a todas las personas a mi alrededor correr.

Desperte sudorosa y con la respiracion agitada, siempre tengo ese sueño pero.. no puedo contarlo, no debo.

Siempre es así..

Entrenar con los otros, practicar y vencer. Crecí para cumplir misiones, no recuerdo mi nombre y nadie de aquí parece tener alma..


Todos nosotros somos hermanos.. cada uno es valioso aunque ninguno tiene sentimientos.. Claro que eso es lo que creen.
Sé sobre los sentimientos, recuerdo casi todo sobre ellos pero no debo sentirlos o me descubrirán y quién sabe que pasará conmigo.

— Hola.— saludé a un pelinegro que estaba sentado en una roca, con una libreta y un lápiz en mano. Me dijeron que él iba a ser mi compañero en este lugar en el que estamos.

— Hola.— él me saludó desinteresado de mi presencia.

— ¿Q-qué haces?.— pregunté algo avergonzada, jamas habia hablado con un niño. Este me miro de reojo unos segundos para luego volver a su papel.

— Un dibujo.— respondió seco.

— ¿P-puedo..?.— antes de que termine de preguntar, él asintió.

— Claro.— me mostró su dibujo y no pude evitar soltar un chillido. En ese lienzo se podía ver detalladamente el paisaje que teniamos frente a nosotros.

"Se veía tan real y tan hermoso.."

— Wow, es fantástico.— lo alabé, encantada por lo que veía y luego le sonreí. Sus ojos, al verme, se abrieron como platos, parecía sorprendido.

— ¿Cómo lo haces?.— me preguntó repentinamente y yo ladee la cabeza, confundida.

— ¿Huh?.— murmuré sin entender a lo que él se refería.

— ¿Cómo sonríes?.— ahora yo era la sorprendida por aquella pregunta que me tomó totalmente desprevenida.

Desde ahí fuimos amigos.. mejores amigos, los tres... pero la vida tiene altibajos y no siempre te deja ser.. a lo que le llaman "feliz".

Eso es lo que descubri cuando lo perdimos, a Shin, un sentimiento de disgusto en el corazón.

Cada vez que lo recordabamos me dolía, pero mi amigo pelinegro parecía siempre normal, no le afectaba.

¿Por qué esto..? ¿Solo yo lo siento..?

— Hey..— llamé a Sai que pasaba frente a mí caminando con su semblante serio.

— Ya no me hables, por favor.— dijo con firmeza, sin siquiera voltearse a mirarme y me tomo unos par de segundos rearmar esa oración en mi cabeza para entenderla.

— ¿Que?.— antes de que desaparezca de mi vista, tomé su ropa para que pare y así lo hizo.

— Hazme caso si no quieres terminar como él.— fue lo único que dijo para luego zafarse de mí y volver a caminar.

Recuerdo que Sai y yo casi no nos mostrabamos juntos ya pero al fin y al cabo lo entendí, no debiamos tener sentimientos. Ninguno.

Seguiamos hablando pero solo como compañeros.. Siempre que teníamos una misión ibamos juntos y ahí podiamos tener más confianza.

"Sai siempre me agrado."

Luego de que todo pasara y nos instalaramos completamente en Konoha, nos unimos más.

Eramos vecinos, leíamos libros,  entrenabamos y siempre comiamos juntos.

Mi hermano, mi mejor amigo..

El chico que se crío junto a mi.

— ¿Así está bien?.— Sai sonrió para mí, cuestionando si su sonrisa era la correcta.

— Cuando sientas ganas de sonreír, tu cuerpo solo lo hará.— pellizque leve su mejilla.

Todo iba normal y tranquilo.. si no fuera por el temblor en su mano al tocar su piel y los latidos del corazón que sintio la pelimorada al tenerlo tan cerca.

"¿Huh..?"

Por ahora va aburriendo pero tranquilas, solo es el comienzo.
Les dejo este pequeño adelanto, disfruten.

Acromático.|| Sai. EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora