Llegué a casa temblando, corrí hasta mi habitación y me tumbe en la cama; cogí el móvil y vi que me habían añadido a un grupo llamado <La Comunidad❤>, pero solo tenía agregada a mi madre, pregunté:
-Mamá, ¿Para qué me habéis metido en ese grupo?
-Vamos a celebrar una fiesta, iran todos los niños del barrio, pero que yo recuerde solo hay una niña de tu edad, nuestra vecina.
-¿QUÉ? ¿VOY A TENER QUE PASAR TODO EL DÍA CON ELLA?
-Sí
Me fui indignada a mi habitación.
Tenía que pensar como escaquearme de la fiesta, pensé varias soluciones, pero todas acaban en el cementerio.
Pero al final decidí llevar a cabo una de ellas, la menos peligrosa.
Consistía en fugarme de casa la noche previa a la fiesta, cosa que no iba a ser fácil, ya que teníamos un perro que ladraba con el más mínimo ruido.
Tenía que trazar un plan, un plan sin fallos, para que no se dieran cuenta.
Lo primero que haría sería hacer que me castigaran, había pensado decir una palabrota delante de mis padres, pero creo que eso no bastaría; al final opté por pegar mi hermano pequeño de seis años, y, conociendole, se chivaría en menos que canta un gallo; mis padres vendrían a reñirme enseguida, soltaré un par de palabrotas y con eso bastará.
A las siete de la tarde comencé el plan:
Primero pegué a mi hermano, sin intención de hacerle daño, solo para que se chivara.
Después mi hermano, exactamente como había planeado, salió corriendo hacia el salón, para contárselo todo a mis padres y que me echaran la bronca.
Como era de esperar mi madre subió rápidamente y discutimos violentamente; yo solté las palabrotas que tenía planeadas, aunque no eran muy fuertes funcionó; mi madre me castigó hasta la hora de la fiesta sin salir de mi habitación.
Ya eran las nueve, y era hora de irse; había planeado esconderme en la casa abandonada que hay detrás de nuestra casa.
Salté a la casa del árbol, me planteé si quedarme allí, pero recordé que mi hermano va todas las mañanas.
Al bajar las escaleras pisé un coche de mi hermano y me caí, en ese momento deseé no haberle comprado ese coche; intenté no gritar y menos reírme, pues mi perro me oiria y me seguiría.
En ese momento me di cuenta de que mi hermano se había dejado los juguetes por todo el jardín, tuve que ir esquivandolos hasta llegar a la verja, la cual tenía que saltar; al trazar el plan pensé que sería la parte más difícil, pero no conté con mi hermano y sus juguetes.
Al saltar la verja se me quedó el pantalón enganchado, menos mal que llevaba uno de repuesto.
Continúe andando hasta llegar a mi refugio, al llegar bajé con cuidado la cuesta de piedras. A mí siempre me gustó la oscuridad, no soy de esas típicas niñas a las que les da miedo, es más antes de que se fuera mi mejor amiga siempre nos escapábamos y jugábamos allí, gracias a eso me conocía la casa como si fuera mía, podría esconderme y nadie me encontraría.
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Dos corazones, una sola alma.
Teen FictionEs una novela de amor, en la que descubriras la importancia de la amistad cuando a dos chicas les rompen el corazón