A veces las rivalidades rebalsan los límites permitidos incluso para su propia conciencia, eso es que lo Atsushi había aprendido esa tarde.
Desde su primer año en Hogwarts, incluso antes de siquiera ser sorteado como un Gryffindor, su rivalidad con el Slytherin Akutagawa, había comenzado de lo más inocente, lo que se podía ver como simples niñerías de dos mocosos inmaduros. Desde pequeñas miradas de odio mutuo compartidas en las clases, hasta un par de ranas de chocolate en el bolsillo de la túnica.
Sin embargo, lo que no inicia bien, por supuesto que acababa peor.
Las bromas o intentos de asesinato, comenzaron a subir de tono. Desde arruinar las pociones en los calderos que explotaban o incluso, destrozar los pergaminos o libros del otro, reduciéndolos a cenizas. Lo peor se avecinaba cuando comenzaron a montar escobas, al igual que fueron elegidos para ser partícipes del equipo de quidditch de sus respectivas casas.
Atsushi se había negado por un momento, ¿Él, en un escoba a miles de metros sobre el suelo? ¿Con Akutagawa en otra escoba persiguiéndole? No gracias, prefería vivir un par de años más, a lo menos. Sin embargo, ante la insinuación que el pelinegro había dado, de que era un gallina y un cobarde, que mejor se quedara en el suelo si valía tan poca cosa, le incitaron a demostrarle que no era verdad, queriendo que se comiera sus palabras.
Unas que hizo que se comiera de un muy mal modo.
Akutagawa reposaba en una de las camillas de la enfermería, raspones adornaban la pálida piel de muchas zonas de su cuerpo ahora vendado e incluso un par de costillas tenía quebradas en su costillar derecho. Igualmente, ese lado de su rostro iba tornándose de tonos morados y violetas oscuros, formando pequeñas galaxias con algunos lunares que marcaban la piel de la serpiente. Solo el subir y bajar suave de su pecho, le indicaban a Nakajima que seguía respirando, que seguía vivo.
No había sido un accidente como mucha gente lo había catalogado, él lo había tirado de la escoba. Él, Atsushi Nakajima, por poco y una nada, mataba a Akutagawa solo por una rivalidad estúpida que sinceramente, no tenía ni pies ni cabeza, ningún inicio concreto.
El de hebras platinadas mordía ligeramente su labio inferior, sus manos sin saber dónde colocarse, fueron a parar hasta tentar ligeramente los dedos del pelinegro. Esperaba, esperaba con ansias que se moviera, que despertara de aquella poción que la enfermera le había dado para evitar que sus heridas doliesen demasiado, y el otro abriera sus ojos.
"Estará bien Atsushi-kun, no te preocupes demasiado." Le había dicho Dazai cuando vino a visitar al otro, dejando un par de flores en un jarrón no muy lejos de la camilla. "Fue un accidente, no debes carcomerte la cabeza" igualmente había asegurado, ¿por qué ahora le costaba tanto creer en el hombre que siempre le brindaba seguridad? ¿Por qué no podía creer que era un accidente y no un asunto premeditado?
Había sido tan estúpido. Tanto que solo podía recordar con súbita pena, como el ajeno había caído de su escoba y como él, por mero instinto, había ido a su rescate. Un rescate que no logró alcanzar, puesto que cuando llegó al suelo y miró al pelinegro tendido, rodeado de su propia sangre, sabía que la colisión se había dado.
"¿Qué haces aquí, jinko? ¿Intentas acabar tu trabajo?"
Aquella voz, rasposa por el desuso por Merlín-sabe-cuantas horas, le trajo de regreso al mundo terrenal. Sus ojos ambarinos-violáceos se fijaron en los otros con ansias y cierta emoción, aquel par de ónix incrustados en lo que se suponía era la iris de los ojos ajenos, le devolvieron la mirada.
"Cállate. Sabes que no juego tan sucio como para hechizarte por la espalda, estúpido." Aquel intento pobre de broma, parece hacer su efecto cuando las comisuras del pelinegro se alzan ligeramente en lo más similar a una sonrisa. Era la primera vez que Akutagawa le sonreía, debían ser los efectos secundarios de su medicación.
Sin embargo, ese gesto afable y nuevo para los ojos de Atsushi, se tuerce en la mueca más simple de dolor. Su mano, pálida y fría, se mueve hasta dar con el costillar lastimado y asegurarse por sí mismo que estaba jodido, completamente hecho mierda. "Patético" dijo Akutagawa, inhalando sonoramente en un intento de lograr pescar un poco más de oxígeno, de no ahogarse con su propia saliva. ", ni siquiera el matarme te ha salido bien, jinko. La próxima vez, no será tan fáci-"
"No" el gryffindor interrumpió, sin siquiera dejarle terminar la frase. La tonalidad de aquel monosílabo, había salido demasiado alta. Su cabeza se agachó con total vergüenza, sus dos manos se dirigieron al centro de su rostro donde un sutil y muy ligero sollozo se escapó de sus labios. "No lo digas... no lo digas de esa manera."
La enfermería se llenó de pequeños sollozos cargados de sentimientos, de frustración y sobre todo de una tensión que estaba siendo liberada. Akutagawa lo entendía, si él hubiese muerto por la caída, Atsushi nunca podría perdonárselo. Y a pesar de que han intentado acabar uno con el otro durante tres años, no quería cargar al ajeno con semejante culpa.
"Lo siento". Atsushi formuló, inclinándose un poco más hasta que su frente prácticamente estaba reposada en contra del muslo ajeno.
Aquellas simples palabras le revolvieron el estómago como nada en el mundo, aquello no era para nada lo habitual entre ellos dos y le descolocaba, le llenaba de una sensación desconocida en el centro del pecho, una que debía aniquilar antes de que se propagara. "Basta, ¿eres imbécil? No necesito de estúpidas suplicas de perdó-"
"Lo siento". Volvió a repetir, ahora aferrándose a las sabanas con las temblorosas manos. Sus nudillos se tornaron blancos por la presión.
Cansado por la terrible experiencia de muerte que provocaba los espasmos en su cuerpo y un poco harto de todo en general, Akutagawa dejó que el silencio fuese esta vez la respuesta, al igual que un suspiro que se escapó por la ventana con rumbo a la nada.
Con cuidado alzó su mano buena, posándola en los cabellos asimétricos del gryffindor y palmeó un par de veces. "Realmente eres un dolor en el trasero, limpiaré los pisos contigo una vez me recupere. Tal vez así, logres entender que tu intento de homicidio no me mataría, no soy tan patético como tú. Estoy bien, sigo vivo, deja de ser un idiota."
Atsushi nunca creyó que escuchar un "idiota" pudiera hacerle sentir tanto alivio.
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"¿Cuándo dejaras de ser un jodido acosador, holgazán, zángano y volverás a tus clases, Dazai?" el pelirrojo Hufflepuff ladró, encolerizado por tener que ver al imbécil ese parado ahí, frente a la puerta de la enfermería a la cual iba a entrar.
"Oh my Chuuya, no seas tan escandaloso. ¿Cómo es que tanto odio puede caber en un cuerpo tan diminuto? ¿Acaso tus padres no te enseñaron a no gritar en una enfermería?" Atacó el Slytherin de castaños cabellos, moviendo un hombro con cierto desdén antes de pasar un brazo por los hombros del más bajito. "Vamos~ Akutagawa no te necesita por el momento."
"¡Pero de que mierd- OI DAZAI!" Ese grandísimo imbécil, desperdicio de vendajes. ¿Acaso su estúpido plan había surtido efecto? Lo esperaba, porque estaba bastante harto de escuchar en el comedor los gritos de ese par de pichoncitos enamorados.
¿Quién en su sano juicio y sin uso de magia, no podría darse cuenta del amor frente a sus ojos? Debía ser sumamente patético. Sin preámbulo, atestó un codazo al costillar del castaño.
Si, patético.
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Nota de autor: Pido perdón por el retraso omg, pero bueno cosas pasaron y no pude actualizar a tiempo. Quedó kinda extraño porque no sabía que escribir para esta prompt. Igualmente abrí paso para un soukoku que escribiré más delante 8)))
Si Chuuya, quien puede ser tan patético y no darse cuenta de sus sentimientos, me lo cuestiono *rolling eyes* buenoooooo, eso. Gracias por leer~
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Shin Soukoku Week
Fanfiction"En el amor hay dos males: la guerra y la paz." Prompts: Day 1: moonlight / fairy tale Day 2: aqua blue / highschool Day 3: birthdays / coffee shop Day 4: mandarin orange / harry potter Day 5: feline / hunger games Day 6: the town where the wind bl...