Por fin salí de mi casa, o más bien, de la cueva donde vivía, era bastante cómodo ya que no tenia que avisar a nadie si quería salir, pero....¿a quien quiero engañar?, esta situación es penosa.
Volé hasta la casa del árbol, para mi sorpresa, me encontré con la puerta cerrada, sobre la ventana había una pequeña nota.
"Marceline, nos hemos adelantado, cuando leas esto ya estaremos en el dulce reino.
Saludos,
Finn"-¿Acaso no podían esperarme?- No comprendía a ese humano, se supone que normalmente solían esperar a sus ayudantes, aunque, yo no lo era, más bien me había acoplado al viaje (básicamente porque le hice chantaje) pensé para luego volver a levitar, solo que esta vez cambié mi rumbo, directa al dulce reino.
Cada vez que me acercaba más. Parecía que escuchaba a mi corazón latir, algo que era imposible ya que este estaba muerto desde hace miles de años. Luego de un par de minutos, llegué a la puerta la cual custodiaban los polis bananas.
-Hey- Dije ante ellos, pero solo me miraron con mala cara y me dejaron pasar.
Parecía que había gente con más malos modales que yo. Por culpa de ir pensando en estas cosas, choqué con alguien.
-Joder, ten más cuidado- Llevé una mano hasta mi cabeza ya que me había dado un golpe.
-Lo lamento, Marcy- ¿Esa persona dijo "Marcy"?, en ese instante giré la cabeza, y mis pensamientos acertaron, la única persona que me llamaba así era....ELLA
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-No tienes porque ser perfecta- Marceline x Bonnibel
Romance-Esto no está bien, no puede seguir así- Fueron los últimos pensamientos de la joven Marceline justo antes de que se durmiera. En esta historia saldrán reflejados todas las sensaciones amargas y felices que alguien como Marceline puede ocultar, todo...