Kyrie. (UsUk)

48 8 4
                                    

-¡No puedes hacerme esto, Alfred no después de todo este tiempo!

-Arthur, ¿por qué no lo entiendes?... esto no está bien de ninguna manera posible... ¿Acaso has presenciado lo que le hacen a personas como nosotros?. Si seguimos así, con este "pecaminoso" amor...- Alfred se calló, en un intento inútil de contener las lágrimas que se asomaban por el rabillo de sus ojos. Lo odiaba, odiaba la manera en que las masas se ponían de acuerdo tan solo para odiar, para repudiar a un grupo de personas por el simple hecho de amar. ¿Cuál es el pecado que se comete al amar?...

Arthur respiró de manera profunda, tratando de asimilar el dolor que causaría el amor. -Qui bene amat, bene castigat, Alfred. Y si tengo que sacrificar algunas lágrimas para permanecer a tu lado, estas serán tan insignificantes como una gota de lluvia en medio de una tormenta. No te pido nada sino el deseo egoísta de seguir amándome hasta que ambos lleguemos con Dante*. Hasta entonces, me negaré a olvidarte.-

Arthur se dio la vuelta, alejándose cada vez más del americano en algo que parecería un ego y orgullo tan enorme como el mismo planeta pero que, sin embargo, no era más que el cobarde escape de un amante que trata de fingir que no conoce el dolor y llanto.

Cada paso, cada segundo, mientras más se alejaba del americano, mayor era el dolor que sentía ¿y qué si amar le costaba la vida?, Es mejor amar y perder la vida por ello que desperdiciar la vida evitando al amor.

Se hundió entre lágrimas y pensamientos que hacían latir su corazón con melancolía, y no fue sino hasta el ultimo pensamiento cuando sintió unas manos atrayéndole con fuerza hasta una calle desolada.

Arthur miró al americano, perplejo y con una mezcla de rabia y tristeza.

-¡¿Qué es lo que intentas hacer, Alfred?!, ¡¿Romperme el corazón nuevamente?!, ¡¿No ha sido suficiente mi dolor y pecado para complacerte?!...

-Calla...

-¡¿Pero qué dices, imbécil?! ¡Pides que me marche, lejos de tu vida, ¿Y ahora me detienes?!... ¡Es que no te entiendo, Alfred Jones!...

-Entonces, no trates de entenderme y tan solo trátame como aquello que es desconocido y fascinante, ámame como un marino ama la tierra de un lugar desconocido, ámame como un artista a su obra... No me trates como un libro al cual hay que entender... Tratame como el amante que quiero ser...- Las lágrimas del americano seguían corriendo por sus mejillas y no tardó mucho para que sucediera lo mismo con el inglés.

-¿Qué es lo que pretendes, Jones?

-Pretendo que me ames, pretendo disculparme por no haber pensado lo que decía, horrorizado por los castigos impuestos por la iglesia...

Alfred dirigió la mirada a los adoquines, pensando en la posible respuesta del contrario. Se secó las lágrimas y entonces, volvió a mirar los ojos que le veían con confusión.

No tardó mucho para que la respuesta fuese más que clara en una sutil muestra de afecto representada como un beso.

Y es que siendo tan dulce aquel beso, era tan melancólico como nadie podría haber comprendido jamás en la historia. Un beso que representó la continuación de un amor que ambos sabían que tendría fin con una masacre. Las lágrimas se hacían presentes durante el beso al saber su trágico final, pero... ¿Qué más se podía hacer sino afrontar la realidad?...

El tiempo pasó de manera lenta, entre tragedias y nubes grises que parecían cubrir la calidéz del mundo. Los días pasaban y ambos se escondían de todo tipo de autoridad, todo tipo de persona... Los callejones eran los lugares para tener la efímera belleza de la felicidad. La medianoche era el momento perfecto para escapar de casa y profesar su amor... Nadie parecía percatarse de la felicidad de quien merecería el averno.

Paseos bajo la luna y las estrellas.
Besos en los callejones.
Abrazos en casas desoladas.

El peculiar amor que profesaban se hacía cada vez más grande, al igual que las sospechas de quienes vivían a los alrededores de tan extravagantes jóvenes.

Uno de aquellos días, llegó una carta al joven inglés, amenazando y proclamando que podría ser un asesino o ladrón al salir tantas veces por las noches.

El empezó a llorar. Sabía que el fin de la fantasía estaba cerca...

Salió de su casa, sin importarle la hora que era, corrió hasta la casa de Alfred y apenas se abrió la puerta, se hundió en los brazos del americano, entre lágrimas, sin importarle la cara de asco de quienes se encontraran cerca.

-¿Qué sucede?... ¿Por qué lloras de tal manera?...

Arthur se separó de él, tan solo para sacar un papel de su abrigo, el cual le entregó al americano, entre sollozos.

-Es el fin, Alfred. En la inquisición nos mandará a juzgar y luego...

-No pienses en eso... Ambos sabíamos que terminaría de esta manera... No te diré adios,
aunque sea nuestro último día en este mundano paraíso terrenal.

Alfred tomó al inglés y lo atrajo hacia él en un beso tan profundo como ningún otro en sus vidas. La gente estaba perpleja ante el comportamiento del americano, asqueada, perturbada...

-Te digo esto Arthur, porque ahora me querrán a mí, y el populacho se olvidará de ti el tiempo suficiente para que puedas rehacer tu vida o cuando menos, puedas huir...

Alguien tomó del brazo al americano, forcejeando por el enojo que le causó la falta de moral del rubio.

- I love you Arthur...

Las personas llegaban, furiosas, en contra del americano y lo único que el inglés pudo hacer fue huir, disfrazarse y tratar de no pensar en lo que le estarían haciendo a quien amaba.

-¡Kyrie eleison!, ¡Christe eleison!...

La gente gritaba en un frénesi. Mientras algunos ataban a Alfred, otros le golpeaban y algunos preparaban la hoguera.

Arthur volvió, escondido entre la multitud, mirando de manera desesperada la sangre que corría por el cuerpo de quien amaba. Alfred miró al inglés con melancolía, reconociendo que aquel era su fin. Sonrió y finalmente pronunció con voz apenas audible.

-I'll see you in hell, my love...

Finalmente las llamas comenzaron a consumir su cuerpo en la aterradora escena del resultado del amor pecaminoso, entre gritos y gemidos de dolor.

Aguien junto al inglés, vestido de negro comenzó a cantar la misa de los difuntos, en voz muy baja

-Kyrie eleison... Christe eleison... Kyrie eleison. -

Para cuando quiso ver a quien cantaba, su presencia se había esfumado entre los despreciables gritos de una sociedad que mata en nombre de Dios.

-----------------------------
Helou ♡
La inspiración más o menos volvió, pero como mi pc se murió, el telefono sirve(?)

*Dante:
Personaje principal de La Divina Comedia, En el inicio de la historia, Dante está en el infierno.

Por cierto, Kyrie eleison significa : Señor, ten piedad.(?)

Ammm... no c qué decir(?)

Supongo que me basé para hacer esto debido a que no me agrada la gente homofóbica, y la epoca de la inquisición fue un verdadero desastre, Demasiado.

Well, that's all

Ayame fuera! -w-7

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 08, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

RequiemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora