Solía salir para estar con mis amigas, Elena, Silvia y Berta. Eran mis amigas de toda la vida.
Y para mi suerte él también salía. Todos los domingos nos reuníamos para jugar al voley.
Aquellos domingos eran increíbles, preparabamos todo para poder jugar. Nos reíamos sin parar.
Pero se había acabado las vacaciones.
Y tenía que ir al instituto y trabajar.El también trabajaba, pero ya había acabado de estudiar. Siempre me decía que me podía llevar con el a trabajar y yo acepte.
Me iba con mi hermano. Solo eramos nosotros tres. Él, yo y mi hermano.
Siempre nos ibamos al campo, porque trabajábamos ahí. Todas las tardes a su lado eran hermosas.
Yo era una simple novata, el me ayudaba en todo, tenía mucha experiencia.
El era muy querido, y eso incluye a las chicas. Las tenía por los suelos.
Cuando veía que una o dos chicas se acercaban me enfadaba y me iba a casa, sin dar niguna explicación.
Era algo tonto, pero sentía que él solo era mio, y de nadie más.
Me gustaba demasiado, no podía compartirlo con nadie. No podía.
Me decían "la paloma" y a él "el pajarito". ¿Coincidencia? No.
El era mi todo, me llenaba. Era mi media naranja. Con él tenía fuerzas para todo.