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(T/N) tu nombre
(C/O) color de ojos
(C/P) color de pelo
(C/F) color favorito

Era más de medio día y los corredores se encontraban saturados de gente buscando el número de alguna habitación, de enfermeras saliendo y entrando de turnos, y médicos que corrían desesperados hacia una operación de emergencias. Ese era el clima natural del hospital Grand Line. Uno de los hospitales más prestigiosos de la ciudad One Piece.

En una de aquellas habitaciones del hospital, una de las más calmadas y alejadas del bullicio diario se encontraba una chica de suave cabellera (c/p), ésta yacía en una camilla, donde descansaba plácidamente mientras las enfermeras hacían cambios de suero y revisaban sus signos vitales de manera tranquila y un tanto aburrida, le hablaban aunque no tuvieran la certeza de que ésta las escuchara. Le contaban sobre el clima, los artistas famosos o cualquier interés que las enfermeras pudieran tener.

La chica había sufrido un accidente automovilístico, y ahora se encontraba en un coma. Los doctores afirmaban que pronto despertaría, eso agrandaba la esperanza de sus seres queridos y familiares. Pero nada era seguro. Podría sufrir daños colaterales por alguna falta de oxígeno o que algún órgano no funcione de la manera correcta, eso, claramente, mantenía a todos alerta de cualquier mínimo cambio que se pudiera producir.

En la habitación había dos camillas, una frente a la otra, separadas por unas finas cortinas celeste pegadas al techo. Cada una con la cabecera en los laterales del cuarto. En ésta había un ventanal que ofrecía un hermoso panorama de la ciudad, ya sea de día, de noche, durante una ventisca o un día soleado la vista era maravillosa y daba una sensación de paz que recorría tu cuerpo y te hacía olvidarte de los problemas cotidianos.

La habitación se encontraba en un pacífico silencio hasta que se vio interrumpido por un chico de cabello negro y una cicatriz debajo de su ojo izquierdo, su cabeza se encontraba adornada por un peculiar sombrero de paja rodeado de un listón rojo. entró apresuradamente corriendo con sus muletas mientras escapaba de una enfermera que jadeaba por haberlo perseguido por todas partes mientras sonreía al ver al pequeño con tantas energías. Asimismo se preguntaba cómo es que podía correr tan rápido usando aquellas muletas que le quedaban ligeramente más grandes de ,o que debería ser su medid.

El chico se volteó hacia la enfermera y le dedicó una de sus habituales sonrisas que hacían que hasta el corazón más frío y duro de derrita y ablandara. Dejó las muletas a un lado y subió a una de las camas con la intención de brincar en ella, pero al ver la mirada de reproche que le dedicaba Kaya cambió de opinión.

-ésta es mi habitación?-. Preguntó el pequeño mientras reía al ver a la enfermera.

Kaya se limitó a alisar su uniforme, tomó una gran bocanada de aire entes de responderle.

-así es Luffy, y ya que no estarás solo espero que te comportes bien-. El susodicho la miró extrañado y volteó la vista hacia dónde la chica descansaba, las demás enfermeras se habían retirado y ahora en la habitación se encontraban solamente ellos tres.

-se llama (t/n), y está en coma,-. Dijo viéndola con tristeza, sin embargo al mirar a Luffy su sonrisa volvió-.pero eso no significa que puedes hacer lo que te plazca, ¿entendido?-. Continuó la chica mientras se acercaba a desacomodar los mechones oscuros del menor en una caricia juguetona.

Luffy asintió y permaneció callado observando a la chica con la cuál compartiría habitación las próximas semanas. Sin duda el no planeaba dejar de lado sus actividades por el hecho de que su compañera no despertara, de hecho su mente trabajaba para ingeniar una forma de despertarla y tal vez así jugar con ella. Tanto fue el esfuerzo que hizo que su frente se puso roja, finalmente se rindió con un resoplido y un pequeño puchero.

-ahora recuéstate, me toca firmar tu pierna ¿no es así?-. Preguntó la mayor mientras le sonreía. Luffy asintió emocionado y se recostó en la camilla en espera de recibir más firmas en su yeso.

Kaya tomo una silla y un plumón, se sentó junto al moreno para poder dibujar una regordeta caricatura de un mono y firmar con su nombre y unos corazones.

-gracias Kaya-san-. Dijo Luffy mientras reía.

Kaya simplemente sonrío y se despidió de el, no sin antes revisar que todo se encontraba en orden.

Justo después del momento en el que kaya salió de la habitación Luffy tomó sus muletas y se acercó a la chica. Tocó su cabello y rostro con curiosidad, como si nunca antes hubiera visto a una chica, y luego se sentó junto a ella en una silla que se encontraba al lado izquierdo de su cama.

-te llamabas (t/n) ¿no? Shishishi, bueno espero que nos llevemos bien, aunque no puedas hablarme ni jugar conmigo -. Dijo esto último con un tono triste mientras miraba a la peli (c/p). Sin duda seguía siendo un niño lleno de energía y optimismo, una alma pura que siempre alegraba a los demás con su pura presencia.

-algunas vez escuché a Nami decir que las personas estado de coma pueden escuchar lo que dicen los demás ¿o había sido Torao? El trabaja aquí ¿sabes? -. Prosiguió-. Así que te contaré las aventuras que he tenido con mis nakamas shishishishi, tal vez eso te anime. Y si despiertas pronto te presentaré a mis nakamas, ¡y te convertirás en uno de ellos!, aunque tendremos que convencer a Nami-. Llevó su mano a su barbilla y miró al techo mientras pensaba-. Bueno eso no importa, luego lo arreglaremos shishishi

Así pasaron las horas, entre las risas e historias que Luffy le contaba a la chica que tanto interés  le había causado. Cuando por fin se cansó de hablar, se despidió con un bostezo y se frotó los ojos antes de acostarse en su camilla a recuperar la energía gastada durante el día. Después de todo correr a través del hospital con muletas y una enfermera detrás de ti puede llegar a ser agotador.

Si se hubiera quedado despierto unos minutos más, hubiera visto la hermosa vista de la ciudad que aún no dormía, sus altos edificios iluminados, contrastando con la oscura noche sin estrellas, coches recorriendo las calles y los aviones que cualquier niño pequeño hubiera confundido con una estrella fugas. La hermosa vista que (t/n) hubiera amado. y tal vez, solo tal vez, también habría visto la leve sonrisa que se dibujo en el rostro de la chica, pues de alguna manera había podido escuchar sus historias, y habían aliviado la soledad de la cuál no podía salir por más que luchará.
Aquella soledad que la envolvía dejándola sin salida, y cuando parecía que había encontrado la salida, la volvía a sumergir.

Poco a poco el hospital quedó en total silencio, de vez en cuando las enfermas en turno revisaban a sus pacientes y hacían los cambios, pero en total, la noche fue tranquila y pacífica para todo el que estuviera en el hospital Grand Line.

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Qué tal? Me extrañaron? Si? Pues ya volví, ¿no? Pues que bueno.

Al principio iba a hacer un one shot pero he decidido hacer un fanfic corto, está ves de nuestro hermoso monito.

Con esto me despido, hasta la bye bye.

Gracias a ti (luffy y tú) (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora