[37] [Final]

1K 76 8
                                    

Eran nueve treinta y debería de buscar a la pequeña Liz, así que, levanté mi cuerpo y guardé la nota, observando el cofre lleno de las mismas. No he dejado de escribirle a Rubén nunca, porque cuando lo hago siento que estoy hablando con él, lo siento tan lejos y me aterra no tenerlo nunca más.
Hasta que la voz de mi madre, me saca completamente de mis pensamientos, alarmandome un poco.

— Cristal, ¿podemos hablar? —, interrumpe mí madre y no me había percatado de su presencia en mí cuarto, asentí devolviéndole con una pregunta.

— ¿De qué quieres que hablemos, mamá? —, la observé y como de costumbre lleva su cabello alborotado, pero hoy trae una cara que no me alegra.

— De Rubén... —, el solo hecho de sentir su nombre erizó mis cabellos, me hizo temblar hasta los sentimientos.

— ¡¿Volvió por mí?! —, inmediatamente sonreí, yo sabía que jamás me dejaría, porque nos amamos, y estaba tan emocionada sin saber lo que me tenía que decir.

— Él... —, bajó su cabeza y la verdad me enerva esta situación, nunca habían hablado de él y mí familia lo aprecia tanto, entonces, no entiendo porque no se alegra de volver a tenerlo entre nosotros. — Él nunca va a volver por ti, él ya no va a volver, Cristal. —, cerré mis ojos, expulsando unas saladas lágrimas que caen en mí blusa, aun sin entender.

— ¿Qué? —, pregunto inconclusa, al instante siento como sus labios expulsan las palabras que jamas quise recibir.

— Él está muerto, Cristal.

Y como un cristal, me rompí completamente, como la lluvia, mojé mis mejillas con lágrimas y como un ser humano, caí al suelo, profundamente ahogada.

See you again; RubénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora