Prólogo

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Una fila de un kilómetro y un enorme gorila que está de guardia en la puerta son las únicas cosas que se interponen entre aquel bar clandestino y yo. Mi amiga Wave se muestra nerviosa al ver el lugar donde fuimos a parar.

-Amelia por favor regresemos. - me ruega ya desde que llegamos.

-Nada de eso Wave. - le respondo segura de lo que quiero - Solo en este tipo de lugares podré encontrar lo que estoy buscando.

-¿Y no podríamos venir en el día? - cuestiona sin bajar la guardia y aferrarse a su bolso.

-No creo que esta clase de tipos muestren su verdadera cara en el día. - digo mientras sujeto su mano y nos acercamos al guardia.

El enorme gorila nos observa con una mirada pícara, pero de inmediato le pone seriedad al asunto y nos niega el paso. A decir verdad, estaba segura de que al igual que en las películas nos dejaría entrar solo por ser lindas y hacerle ojitos coquetos. No obstante, este no es el caso y me veo obligada a sacar unos billetes de mi bolso. El guardia presta atención al dinero y con una sonrisa conforme nos abre el paso y deja que ingresemos a ese lugar. Apenas cruzamos aquella puerta nos encontramos con un montón de babosos simplones por el pasillo. Mi amiga se apega un poco más a mí y pone una cara de repelús. Debo admitir que a mí también me asquea las miradas lascivas que nos observan. Pero no pienso dar marcha atrás.

-Amy... - susurra Wave cerca de mi oreja.

-¿Qué sucede? - le susurro de igual forma.

-Considerando donde nos encontramos y la cantidad de rufianes que nos rodean... - su cara muestra una expresión de repulsión por unos segundos - Si sobrevivimos y salimos vírgenes de esto me las voy a cobrar todas.

-No voy a reclamarte eso, es lo justo. - digo mientras mi mirada se pasea por el lugar en busca de alguien "adecuado" - ¿Qué es lo que quieres?

-El vestido blanco de piedras negras que compraste la semana pasada. - dice decidida.

-Ni lo sueñes Wave que ese vestido me costó...

-Pues mi vida vale mucho más que eso. - me interrumpe - Por no mencionar que hoy tenía un ensayo que tuve que cancelar por tí.

-¡Ahj! De acuerdo. - digo resignada - Pero si no encontramos nada tendrás que conformarte con mis botas nuevas.

-Trato hecho. - sonrie mi amiga victoriosa - Ahora si me diste la suficiente motivación para ayudarte a buscar al muchacho afortunado.

De esa manera Wave y yo nos pasamos un par de horas rebuscando algo interesante entre todos los que se encontraban por allí. Claro que también nos tomamos un descanso en la barra y nos distrajimos en la pista de baile. Quien diría que nos adaptaríamos tan rápido a ese lugar. Sin embargo, el tiempo iba corriendo y mi decepción crecía.

-Vamos Amy, tal vez no hubo suerte hoy. - me dice Wave para levantarme el ánimo - Pero nos la pasamos bien y conocimos un montón de tipos rudos que nos harían buenos favores.

-El problema es que yo no quiero princesos vestidos de motociclistas rudos. - me quejo ante la decepción de encontrarme en un bar de delincuentes y solo encontrar nenas gritonas - Parece ser que estoy destinada a quedarme solterona.

-No dramatices Amy. - me regaña mi amiga - Solo porque existan patanes en este mundo no significa que todos sean malos.

-Estoy harta de que me vean la cara de estúpida Wave. - lágrimas amenazan con desbordarse - Esos supuestos muchachos perfectos resultaron ser peor que los mismos demonios. Por eso mismo evitaré a toda costa a tipos que según la sociedad son el cabiar del plato.

El delincuente perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora