VI

6 0 0
                                    

*dedicado a quién es mi ídolo hoy*
Mi papá me mira con pena, pero con esperanza. Tal vez esperanza de que algún día me dejes.
Hablé con mamá y largó un par de lágrimas que piensa que no vi. Pero las ví. Y me miró, como diciéndome que algún día voy a estar bien.
Le correspondí con la misma mirada. Ella piensa que voy a estar bien. Yo que no voy a estar bien.
Todos me dicen que hable. Pero si tengo que hablar de esto todo el puto tiempo, la gente se cansaria de mi. Y se iría. Y yo lo entendería; nadie quiere estar con gente que la inunde con sus problemas.
Cuando voy a la psicóloga, ella me mira compadecida. No quiero que se compadezca, quiero que me ayude. Creo que sos una carga demasiado pesada hasta para ella, ansiedad.
Quiero llorar pero todo me es indiferente. No tengo ni fuerzas para ello.
Extraño el año pasado. Te controlaba y no me atormentabas.
Por lo menos no tan fuerte.
Pero ahora si. Estoy dispuesta a vencerte pero también estoy cansada, sin fuerza. Y alguien agotado no puede luchar. Ni vencer.
No me dejas dormir bien. Me despierto en la madrugada y no me puedo dormir. Me agoto de a poco.
Tengo la convicción de ganar esta batalla, pero también incertidumbre por lo que pueda llegar a pasar.
Quiero llegar a grande. Quiero mirar a mis hijos y decirles que te superé y que no sos mi enemiga, sino mi amiga. Por haberme hecho pasar estos momentos de debilidad, donde me di cuenta de tantas cosas.
Pero el camino es duro. Muy duro.
Y espero poder pasarlo.
Hay alguien. Alberto. El es el que me ilumina el camino, es él. En el he encontrado las palabras que necesitaba, los minutos para despejarme. El ejemplo de felicidad al que quiero llegar; es el. Es el la persona más importante en mi vida y donde me siento entendida. Y por quien lloro a veces... pero no de sufrimiento, sino de emoción. Porque nunca pensé que existiría alguien tan increible, alguien tan similar a un faro que ilumine mi camino. Por acá es, y lo sé. Por este camino voy a vencer. Y el me da fuerzas. Y las ganas de conocerlo me dan fuerzas. Y de decirle todo lo que lo aprecio.
Alberto, gracias por todo. Y hasta siempre, caminando juntos por el mismo sendero, fan e ídolo. Y yo sé muy bien que no entendés por qué recibis todo el amor que recibis, y sentís en algún punto que no lo mereces.
Déjame decirte, Alberto, con tus vídeos y como mi ejemplo miles más. A veces dicen que las mejores personas aparecen sin que menos se lo esperen. Estuviste conmigo sin saberlo en el proceso de superación de ansiedad y estuviste cuando volví a caer. Y eso nadie, solo mis animales lo hicieron.
Si algún día lees esto, es porque te lo di en persona. Y seguramente me sienta muy orgullosa de mi misma porque logré abrazar a la persona que ilumina mis días.
Gracias por absolutamente todo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 10, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Diario de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora