Ha llegado la hora

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{Londres, domingo 10 de diciembre, 13:07}

Emma sabía que había llegado el día. Temprano en la mañana se había reunido con los hombres de la Cámara de los Comunes, ella pidió a alguien que le ayudara y les contó el plan que tenía, ese plan constaba en hacerlo sufrir, que pagara por cada una de las mujeres que había matado incluso cuando todo lo hizo por amor aunque no fuera la manera correcta, los hombres estuvieron de acuerdo con el plan, lo que no sabían es que ella no haría nada de eso, lo que sentía no le permitía hacerlo sufrir.

Le contactaron a un chico que le ayudaría en todo, era el primo lejano de uno de ellos, un chico que, al igual que ella, no tenía escrúpulos y pertenecía a la mafia de algún lugar del Reino Unido. Al salir de la reunión lo llamó, se quedaron de ver en una hora en una pizzería a las afueras de la ciudad.

Estuvo esperando al chico por casi media hora, ya se estaba empezando a desesperar pero quedó sorprendida cuando lo vio, se veía como un chico demasiado normal, con jeans, botas, dos chaquetas por el frío, alto, delgado pero musculoso, un cabello algo ondulado y unos ojos verdes que combinaban con el color claro de su piel, era demasiado guapo a decir verdad pero no parecía un mafioso.

—Tú debes ser Emma –se acercó y se sentó frente a ella.

—Y tú debes ser Darren. –Asintió. —Vamos al grano que tengo cosas que hacer. Supongo que ellos ya te contaron todo pero hay un cambio de planes, no lo vamos a torturar, sólo me acompañaras a meterle una bala en la cabeza, será rápido y sustancioso. Si no dices nada te daré la mitad de lo que me den a mí.

—No me importa ni tu dinero ni tus razones, es mejor hacerlo rápido. ¿A qué hora nos vemos?

—A las 23 horas en Battersea Park.

Y dicho eso se levantó y salió del lugar. Ahora le tocaba la parte más difícil, tenía que hacer que Zayn asistiera también. Le envió un mensaje de texto citandolo a las 23:30 en Battersea a lo que él respondió con un simple "okay".

El resto de la tarde lo pasó ideando la mejor manera de que todo pareciera un suicidio, revisó la ubicación de las cámaras de seguridad del parque y halló un punto ciego en donde sucedería todo también ideó la entrada de cada uno de los tres, ella y Darren no podían ser detectados, consiguió el arma ideal de la cual borraría sus huellas y colocaría las de Zayn con una técnica que un día su abuelo le había enseñado, haría un trabajo limpio como siempre lo hacía pero tenía miedo y estaba nerviosa. Después de todo era la primera vez que tenía que matar a alguien con sus propias manos y no se podía permitir un solo error en el plan. Llamó a Darren y le contó con detalles cómo lo harían. Ya estaba todo listo, sólo faltaba colocarlo en marcha.

Se vistió con un pantalón ajustado, unas botas, una camisa holgada y una chaqueta de cuero, todo de negro, uso unos guantes de tela y un beani, se miró al espejo por un tiempo tratando de calmarse a sí misma.

{Londres, domingo 10 de diciembre, 23:48}

Zayn había llegado hace 18 minutos. Darren y Emma lo observaban escondidos tras un árbol, ella esperaba el momento preciso para aparecer, cuando ya no hubiese nadie cerca, repasó el plan una y otra vez, estaba nerviosa, suspiró y fue hacia él.

—Hola Zayn.

—Hola Em –se levantó y fue a abrazarla, pero ella dio un paso atrás. — ¿Qué pasa?

—Siéntate, te contaré algo. No soy la persona que crees que soy, Zayn, nuestro primer encuentro no fue casualidad, me mandaron los hombres de cuello blanco a buscarte para saber por qué asesinas a sus mujeres. Me buscaron a mí porque sabían que no soy el tipo de persona que siente lástima por sus víctimas y mucho menos que incluye sentimientos, lamentablemente contigo fue diferente, me hiciste sentir algo que hacía mucho tiempo no sentía pero ya había hecho un trato y debía cumplirlo. Todo resultó más fácil de lo que pensaba, confesaste por ti mismo todo lo que hacías, confiaste en mí desde el primer momento, supongo que te enamoraste porque olvidaste a lo que viniste, eres una gran persona, Zayn, aunque nunca usaste los mejores métodos para lograr tu objetivo y lo siento, pero debo cumplir con mi trabajo.

Dicha esa última palabra Zayn se levantó.

—No te atrevas a correr o disparo ya mismo.

—Nunca me imaginé que fueras así. Pero piénsalo Emma, puedes salir de esa vida, dijiste que empezaste a sentir cosas por mí y yo por ti, vámonos, démonos una oportunidad, podemos ser felices.

—Cállate, cabrón, no hagas esto más difícil.

—Por favor Emma, no hagas esto.

Emma se acercó a él, lo miró directo a los ojos y lo besó, se fundieron en un beso apasionado como ningún otro, una lágrima corrió por la mejilla de ella y se separó rápidamente.

Tomó un fuerte respiro y trató de calmarse a sí misma, sabía lo que estaba haciendo y ya no había vuelta atrás, su corazón latía tan fuerte que sentía que se podría salir de su pecho, sus manos sudaban y sus piernas temblaban, una ráfaga de viento recorrió el lugar y cerró los ojos por unos segundos, contó hasta tres y los abrió de nuevo para encontrarse con la mirada suplicante de Zayn, estaba aterrorizada pero no iba a abortar la misión, no iba a permitir que un sentimiento fuera más fuerte que ella, sabía que tenía que hacerlo, era sencillo, sólo debía apretar el gatillo.

Y entonces lo hizo, apretó el gatillo casi como en cámara lenta la bala salió disparada para pegar justo en medio de las cejas del moreno y el chico cayó al suelo. Emma quedó estática, sólo miró el cuerpo tirado y sintió un escalofrío, fue directo a donde Darren y le entregó el arma.

—Ya sabes lo que tienes que hacer, ten mucho cuidado.

—Emma, buen trabajo.

Pero Emma no dijo más, llamó a Will para decirle que todo estaba hecho y esperaba su dinero al día siguiente a primera hora, salió como loca a buscar su moto para salir corriendo de allí. Aún seguía en su mente la mirada de él. Entró en el primer bar que vio y pidió un Flaming Ferrari, sintió como el alcohol quemó su garganta y pidió otro y otro y otr hasta que perdió el conocimiento.

{Londres, lunes 11 de diciembre, 08:13}

Emma estaba empacando sus maletas, había tomado la decisión de irse de Londres y las cosas se le habían dado perfecto, la casa de arte más famosa de Nueva York se contactó con ella, querían sus pinturas y la querían como parte de su equipo. Golpearon la puerta.

—Hola Emma, traigo lo tuyo. –Cory entró a su casa. — ¿Te vas de viaje?

—Sí, una casa de arte de Nueva York me quiere contratar y acepté, sólo estaba esperando el dinero.

—Mereces eso, Emma, eres realmente buena en lo que haces, en todo lo que haces.

—Gracias Cory, creo que has sido mi mejor amigo en todo este tiempo.

—Siempre estaré ahí para cuando me necesites.

Se abrazaron y salieron de la casa. Cory la llevó al aeropuerto y ella quedó en llamarlo cuando llegara a su destino. Emma se sentía libre por primera vez en mucho tiempo, era hora de empezar una nueva vida.      

Russian Roulette. z.m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora