Jongin se movía de un lado para otro en su habitación cargando diversos atuendos y accesorios, que acababan en el suelo cada vez que el reflejo en su espejo no terminaba por convencerlo. Su pieza era un completo desastre, y se sentía desesperar cuando parecía haberse probado su armario completo y veía su cama desaparecer bajo la pila de ropa sobre ella.
Finalmente optó por un sweater liso color rosa pastel y unos vaqueros azules que hacían juego con sus zapatillas blancas. Todo lucía demasiado sencillo y algo otoñal para la primavera en la que se encontraban, pero su reloj en la pared le indicaba que ya serían las tres de la tarde y que no podía seguir perdiendo tiempo valioso atascado allí.
Se dio un último vistazo en el espejo y chequeó su lista rápidamente.
¿Atuendo? Listo.
¿Cabello? Listo.
¿Aliento? List-
¿Qué? Ew, no.
En su reflejo, Jongin se vio arrugar la nariz tras olfatear su horrido aliento contra las palmas de sus manos. Había olvidado por completo haber estado comiendo esos snacks de ajo que le había traído su hermana del supermercado esa tarde. Presuroso, corrió hacia el baño y cepilló sus dientes con furia, se enjuagó la boca, y por último, engulló una pastilla de menta que tenía en uno de sus bolsillos.
No podía creer haber estado a punto de dirigirse a la casa de Sehun apestando a cazavampiros de la época medieval. Por supuesto, no era que la opinión de Sehun le importara en lo absoluto, sino más bien se trataba de que hoy era viernes, y viernes para Jongin sólo tenía un significado: Kyungsoo-hyung.
Una sonrisa se dibujó en sus labios sin poder evitarlo. De sólo pensar en él, ya sentía que comenzaba a hiperventilar.
Kyungsoo era el hermanastro de su mejor amigo Sehun, y Jongin estaba completa e irremediablemente enamorado de él desde los 14 años, cuando los Oh y los Do decidieron unirse como familia. Para Jongin fue amor a primera vista. Esos grandes y expresivos ojos de búho, esa piel blanquecina y virginal, y esos labios rojos y abultados que incitaban al pecado, hacían del moreno una masa blandita y enclenque cada vez que el chico le dirigía tan sólo una mirada. Kyungsoo era todo lo que nunca supo que podía soñar, mas existía un pequeño problema que impedía el final feliz de su cuento de hadas; Kyungsoo tenía 20 años y Jongin no tenía más que miserables 16, por lo que el mayor no se atrevía a mirarlo con otros ojos que no fueron los de un hermano mayor.
Sin embargo, si hay algo de lo que Jongin se enorgullece es de su perseverancia. No se rendiría; Kyungsoo algún día aceptaría su amor y serían felices comiendo lombrices.
A esa hora de la tarde corría una fuerte brisa fresca que helaba ligeramente las calles de la ciudad, y Jongin se felicitó por quinta vez en lo que iba del día por su acertada elección de ropa justo frente a la casa de su amigo. Bastó que llamara una vez a la puerta para que ésta se abriera dando paso a una figura larguirucha y esquelética.
—Oh no, tú de nuevo. Debí saberlo —saludó con pesadez su mejor amigo apoyado en el umbral de la puerta—. Jongin, ¿qué te dije de visitar mi casa los fines de semana?
El moreno sonrió con inocencia fingida mostrando su perfecta dentadura, provocando que el otro pusiera los ojos en blanco.
—¡Prohibido! —respondió como si participara en uno de esos concursos de televisión que transmitían los domingos— Peroo... —continuó arrastrando las palabras— ¡hoy es viernes! Además, Sehun, ¿quién te escucha estos días? —soltó irónico.
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Wait for Me » KaiSoo
FanficJongin estaba enamorado y no quería nada más en esta vida que entregarle la prueba de amor a su ser amado, pero éste no estaba ni más mínimamente interesado. Claro, sólo porque aún no son pareja, y ah, bueno, porque Jongin sólo tiene 16 años y Kyung...