Cuando nadie mira.

CAPÍTULO II

CAPÍTULO II

Seguíamos en aquel estrecho callejón. No daba crédito a lo que me dijo. ¿Quién iba pensar que el buenazo de Dani sería uno de esos drogadictos, como los de las pelis?

Miro la hora, las nueve en punto, ¡Llegábamos tarde!

Dani dió la idea de quedarnos en ese extraño lugar, pero yo no podía permitirme tener ni una sola falta en mi brillante expediente académico. Así que sin pensarlo dos veces, dejé a Dani, cogí la mochila y me fui a clase. Llegué allí lo más rápido que pudieron mis piernas atléticas. A lo mejor exagero pero la verdad es que llegué bastante rápido. Mi profesora es la típica amargada que como no tiene otra cosa que hacer hece lo que sea para llevar las reglas a rajatabla y suspendernos a todos. Entré a la clase con miedo. Justo en ese instante la profesora estaba pasando lista.

- Lucas Ruiz - escuché.

- ¿Sí?- dije con una voz tímida y temblorosa

- ¿Puedes explicar que hora son estas de llegar?

- Verá usted - empecé yo buscando una excusa convincente- el caso es que venía andando tranquilamente como cada mañana cuando de repente en el paso de cebra de en frente de mi calle un coche ha atrpoellado a mi abuelo y lo han tenido que llevar al hospital más cercano.

-Viniendo de ti me lo creo aún así te tengo que poner la falta igualmente. Ahora siéntate en tu sitio.

Buuf... creo que es uno de los peores días de mi vida. En esos momentos no podía pensar en otra cosa que en Dani. Seguía sin creerlo. Las clases se me hacían eternas y yo sólo deseaba que el timbre de la última clase sonara. ¡Por fin alguien me escucha! el timbre sonó y sin saludar a nadie cogí mi cartera y me marché de los primeros. Solo tenía un objetivo: encontrar a Dani.