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Felix's POV

La perdí
La perdí como los árboles pierden sus hojas al llegar el otoño, o como pierdes una moneda entre los cojines del sofá.
La perdí como si yo fuera una persona que se deprime, y ella, mi motivación para seguir con vida.
Porque después de todo, eso era.
Era mi todo, la persona que me hacia querer levantarme de mi cama todas las mañanas, aunque fuera hiciera miles de grados bajo cero.

Me hacia feliz, su sonrisa era contagiosa.

Ahora duele saber que quien le saca sus mejores sonrisas ya no soy yo.

La perdí en un laberinto sin salida, y por querer buscarla, me perdí a mi también.
Sabia que si entraba en su juego, si iba a buscarla, lo más probable era que acabara por perderla para siempre.
Intenté olvidarla, tranquilizarme y superarla pensando en que seguramente era feliz.

Pensaran que soy egoísta, pero yo quería que fuera feliz conmigo.

No se quien es él ni me interesa, pero si ella es feliz, creo que eso es lo que importa.

Después de todo, fui yo quien la hirió. Si no hubiera hecho lo que hice, cegado por mis sentimientos hacia alguien que no los correspondía, todavía la tendría cerca.

Podría abrazarla y besarla. Susurrarle un "te amo", estando recostados en la cama en una mañana de domingo de primavera.

Y aunque suene estúpido, considerando todo lo que pasó, podría llevarla al baile de graduación. Verla en un vestido elegante, escucharla maldecir cuando la llevara en mi moto, porque para la limusina no me alcanza.

En la escuela todos están entusiasmados con ese gran día. Mis amigos ya rentaron sus trajes, e invitaron a cuatro de las más bonitas del grupo de porristas de la escuela.

Pueden tener buen cuerpo, lo admito, pero de seguro no son ni la mitad de inteligentes ni graciosas de lo que es Katie.

Me ofrecieron presentarme a una amiga de ellas, pero honestamente ni me interesa. Seré caprichoso, pero si no voy con quien quiero ir, no iré al baile.

Mamá se enojo cuando se lo dije, supongo que al igual que todos siempre soñó con tomarme fotos en traje del brazo de una chica.
Pero ella no entiende, no sabe todo lo que he sufrido.

No sabe ni sabrá, por mucho que intente, lo que se siente perderte a tí mismo.

Se siente fatal.

Porque ahora ya no se quien soy
No se quien es ella, con lo mucho que ha cambiado en este tiempo al verla casi ni la reconozco.
Tiene el cabello más largo, le queda bien.

Estoy en un taxi rumbo al aeropuerto. El conductor me habla, del clima, supongo. Ni lo escucho. No me importa.

Miro las olas del mar rompiendo contra las rocas. Cuando giramos y nos perdemos en la inmensidad del bosque, me pregunto que me llevo allí.

No "allí", entre los árboles y el viento frío de Maine. "Alli", en el infierno en el que me he perdido.

Ya no soy una persona, porque fue ella quien me hizo sentir vivo por primera vez. Ahora que no la tengo soy un fantasma, un zombi que arrastra su maleta por el aeropuerto de Maine y se sube a un avión de vuelta a casa.

No se nada

Solo se que no se nada

Nada, menos que la perdí

Y que esta vez fue en serio, fue para siempre.

Lo único en lo que pude pensar en el corto vuelo de vuelta a Connecticut fue en eso. En lo mucho que la extrañaba y que me molestaba que estuviera con alguien más.

Las palabras también cortan #PGP2017 (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora