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(Marcos en multimedia) 

Llego a mi casa, y un olor a lentejas inunda mis fosas nasales. Avanzo unos pasos y dejo las llaves encima del mueble del recibidor y la mochila apoyada en el. Me dirijo a la cocina y encuentro a mi madre cocinando y a mi padre tendiendo.

- Hola- les saludo. Frío, como siempre.

- Hola, hijo- dice mi madre.

Mi padre se gira bruscamente y viene hacia mi.

- Las notas, ¡YA!- me grita y una sensación de miedo me recorre la espalda.

Me giro, abro el bolsillo de la mochila, las cojo y vuelvo a encontrarme con mi padre.

- Dame- me exige

Se las doy y las mira frunciendo el ceño. Me da una ostia tan fuerte, que me parece oír las paredes retumbar sobre mi.

-¿Y esto es para lo que pagamos tus estudios? Sabes lo que nos cuesta a tu madre y a mi mantener todo esto, lo sabes perfectamente y aun así no aprovechas las putas oportunidades que te damos.- me grita- ¡Y todo por esa niña estúpida que te ha cambiado!

- Ni te atrevas a insultarla- le miro.

- Pues mira, ES-TU-PI-DA, eso es. Te está amargando.

Cierro mis puños y los aprieto con fuerza.

- Fue mi culpa, no de ella. No tienes porque hablar así.

- ¿Y la defiendes? Por favor Aitor, no me hagas reir. Sólo te digo una cosa, cambia. O por las malas te cambiaremos ¿entendido?- sigue gritándome.

No asiento, ni me inmuto. Me giro y subo a mi habitación. Me echo en la cama, mirando al techo.

Cierro los ojos.

FLASHBACK

- ¿Cómo te pueden dar miedo las mariposas?- me pregunta ella riéndose, enseñando su preciosa sonrisa.

- No las aguanto, me parecen asquerosas- hago una arcada de broma.

- Eres tonto- me mira, y sus ojos marrones, intensos se iluminan.

- Tú tonto- Sonrío, sonríe, sonreímos.

- Sólo mío- se acerca a mi y nos besamos,

FIN DEL FLASHBACK

Me viene ese recuerdo a la mente. ¿Como olvidarlo? Estábamos en el sofá de su casa, nos echamos un rato y entró una mariposa blanca por la corredera que daba a la terraza. Y así, empezó otro recuerdo más. 

Después de un rato, bajo al comedor dirigiéndome a la puerta ya que había quedado con Marcos, Carlos y Alex. Es decir, con los de siempre. Giro el pomo de la puerta y escucho a mi madre por detrás:

- Cariño, ¿a donde vas?

- He quedado mamá- refunfuño

- Tienes que pedirme permiso, no te vas a ir como si nada. Es más, hay que ir a ver al tio Nicola. Tiene algo que darte- me mira.

- ¿Otra vez? Fui la semana pasada- bufo- Dejame irme, y luego cuando venga o mañana voy, te lo prometo

- Si y ¿Cuándo volverás? Me conozco tus promesas Aitor.

- Venga mamá, antes de las 03:00 estoy aquí le pongo cara de cachorrillo.

- No debería...pero, vale. Eso si, como vengas oliendo a alcohol, o a algo relacionado te las verás con tu padre, tenlo claro.- dice y vuelve al sofá a ver noseque.

Salgo de casa con las manos en los bolsillos, como siempre.

Me dirijo al parque, donde es siempre nuestro punto de encuentro. Allí, me encuentro a Alex. 

- Hey tio, menos mal, me estaba muriendo del asco- me dice y hacemos el típico saludo entre tíos.

Me siento en un trozo de la madera que rodea el parque y él, en el respaldo de un banco.

- Vaya bronca me he llevado por las notas tío. Que si no aprovecho el dinero que invierten en mis estudios, que si ella me ha cambiado, que si no se que...

- Bueno..en parte llevan razón, hay que ser claros. ¿Por qué no intentas hablarlo con ella? Te mueres de ganas, segurisimo.- me dice mientras enciende un cigarro.

- No quiere saber nada de mi, eso si que está claro. Me evita. El otro día me crucé con ella. Nos miramos, y se fue llorando. ¿Cómo pretendes que intente algo?- digo confundido.

- ¿No habéis hablado desde la fiesta verdad?- me pregunta y me pasa el cigarro después de unas 3 caladas.

- No, desde ese día, no hemos vuelto a hablar.

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La chica perdida.









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