Así es mi vida.

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Soy rara. Definitivamente soy rara. ¿Por qué odio a las típicas parejitas que veo de la mano por la calle? ¿Por qué odio las películas románticas que todas las chicas adoran? Ódiame. Si fuera normal, me odiaría a mi misma.

La verdad que desde pequeña siempre he sido algo distinta a las demás. Puede que sea de otro planeta, o de otra galaxia, pero la verdad es que muy normal no soy. A veces, he pensado si soy asexual, no por nada en especial, si no que no soporto ver a las parejas besándose delante de mi careto todo el día. En especial, a mi mejor amiga, que lleva con su novio dos años y cada vez están más pesados. No sé como aguantan todo el día, ¿no se les gasta la saliva? o ¿no les duele la mandíbula?. Puedo parecer ridícula... pero pienso estas cosas todos los días, y nunca recibo una respuesta lógica de mi gran intelectual mente. Le preguntaría a mi mejor amiga, pero, pensaría que soy más tonta de lo normal. Que seguramente sea el caso.

Me llamo Daniela, aun que mis amigos, que no tengo muchos sinceramente, me llaman Dani. Lo que a veces es un poco molesto, ya que hay gente que cree que tengo nombre de tío, y no, soy chica, tengo tetas, caderas y una melena roja larga. Es fácil percatarse de que no soy un chico. Y tampoco es muy difícil pensar que Dani viene de Daniela, no solo de Daniel, pero así es la gente, dura de mente, y floja de boca.

La cuestión es que la gente que me cae bien me llame Dani. Es como más familiar y amigable. Aun que claro, mi madre lo tiene que estropear, porque cuando se enfada me llama con todo mi nombre completito, ni una vocal se le olvida. Es como "¡Daniela María Almagro Walsh, o recoges tu habitación antes de las cinco, o te quedas sin salir esta noche!", y es gracioso que me amenace sin salir cuando tengo ya dieciocho años, pero claro "vivo bajo su mismo techo", por lo que tengo que acatar sus normas. Mi nombre es algo extraño, el largo digo, el que usa mi madre cuando se enfada. Tengo dos nombres sí. Daniela le gustaba a mi padre, y a mi madre le encantaba María, por eso de que su abuela se llamaba así, cosas de madres. Mi padre es de Andalucía, precisamente de Sevilla, si si, de donde se dice "¡¿Que pasa quillo?!". Odio cuando le digo a alguien que mi padre es de allí, porque sus primeras palabras son "¡Olé!" "Toros" "Paella", es muy incordiante la verdad. Y mi madre es irlandesa, por el eso el apellido tan raro de Walsh. La verdad que mis padres son una mezcla muy rara, un español y una irlandesa, por eso a lo mejor ya no están juntos. Yo vivo con mi madre en Dunster, un pueblecito de Inglaterra. Y lo más gracioso de todo es que dentro de unos días me voy a vivir con mi padre a Madrid, donde vive ahora. ¿La razón de mi ida? Pues que él me ha conseguido un trabajo, mientras estudio a la vez, y la verdad que cuando me lo propuso por teléfono hace una semana, no pude decirle que no. A la que costó convencer fue a mi madre, odia que me vaya de su lado, pero vendré, tengo mis amigos aquí, la tengo a ella y tengo mi hogar. Hace años que no voy a España, y pensarlo me hace que un alto nivel de alegría recorra mi cuerpo por completo.

Dentro de unos días me voy, y mi madre está como una histérica preparándolo todo. Sé que estará tranquila porque viviré con mi padre, pero por otra parte sé que no se fía mucho. Esto se debe a que hace un año o cosa así, mi padre empezó a salir con una chica "algo" más joven que él. Que vamos, que a mi eso no me importa en absoluto, pero, a mi madre sí. Estuvo como dos semanas de depresión encerrada todo el día en casa, y llorando por todo, hasta lloró porque se le secó una petunia. La cosa es que no sé si esa chica me caerá bien, mi padre dice que la tal "Cristal" tiene muchas ganas de conocerme. Pero no sé yo, ya con el nombre me da la impresión de que es una niña pija de papá, pero en este caso de mi papá. Bueno, el es ya mayorcito para saber con quién sale y con quién no. Y ya que ha removido hilos para encontrarme un trabajillo en una revista super importante de España, pues creo que ya por eso debo comportarme con su novia de veinte años. Además, hace meses que no lo veo, y creo que vivir con él será algo genial y divertido, por lo menos eso espero.

Esta noche he quedado con mis amigas para hacer como una "fiesta de despedida". En este pueblo no somos muchos, pero desde pequeñita siempre tuve mis fieles amigas conmigo. Todas muy distintas, pero ambas con un corazón enorme. Primero tenemos a la fantástica Alice Wood, ella es la típica despampanante rubia de piernas largas que se lleva a todos los chicos, cosa que para mí mucho mejor, así no tengo que ser borde con ellos y mandarlos a la mierda directamente la verdad. Los padres de Alice son arquitectos, osea que la chica se baña en oro todos los días. A veces es algo estirada, pero es muy buena amiga, y espera irse a Barcelona a estudiar diseño. Después tenemos a Beth Graves, la hippie del grupo. Es decir, la vegetariana, la revolucionaria, la defensora de las mujeres. Sus padres murieron cuando ella y su hermano eran pequeños, por lo que Beth tuvo que hacerlo toda sola. Luego está la gran Charlotte Jones, la fiestera que tiene que salir todos los fines de semana, porque si no explota, y mejor que nunca pase porque toda la mierda nos caería a nosotras. Charlotte es quizás algo igual que yo, en el sentido de que pasa de los hombres, lo que ella se acuesta con ellos y luego hace como que no los conoce. Yo me niego a hacer eso. Mejor ellos por un lado, y yo por el otro. Por otro lado, opuestas a las demás, se encuentra Grace Simpson, la empollona del grupo, pero sin ofender eh, que yo he aprobado muchos exámenes de ciencias gracias a ella. Lo decía porque en todos los grupos de amigas siempre hay una, pero la mía es más que especial, ya que la han aceptado para que empiece este año en la universidad de Oxford, la más importante aquí. Y por último, mi mejor amiga Shana Miller, la música del pueblo, porque la verdad que en este pueblo no hay nadie que toque el violonchelo como ella, realmente es la mejor. Shana es la que tiene un novio muy plasta desde hace dos años, pero de verdad, son muy pesados, menos mal que él esta noche no viene, porque no quiero pasar mi última noche con ellas amargada. Aun que todas son muy distintas, entre todas montamos un gran equipo de amigas, y se agradece. Las voy a echar mucho de menos cuando esté en España.

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