Un acalorado entrenamiento

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En una iluminada, cómoda y blanca habitación, se encontraba Vegeta dormido. Conectado a una máscara que le daba oxigeno, intentaba recuperarse lo más rápido que podía. Mientras dormía y trataba de despertar, Bulma estaba a su lado. Ella, aun sin entender porque estaba ahí, se había quedado dormida a un lado de su camilla. A pesar de tener una relación algo complicada con Yamcha, no podía dejar de sentirse atraída por Vegeta; había algo en el que le llamaba mucho la atención pero era más que eso, era mucho más que eso y pronto lo descubriría...

— ¿Qué está haciendo esa escandalosa mujer aquí?—Pensó Vegeta sorprendido al verla dormida a su lado—Eso no importa ahora, lo único que quiero es salir de aquí y entrenar más fuerte. Yo soy el príncipe de los Sayayins, debo ser más fuerte para acabar con él, ¡maldito de Kakaroto! Ha insultado mi orgullo y merece morir por eso.

Entre sus deseos, pensamientos y planes, volvió a quedarse dormido al poco tiempo. Aun estaba muy débil de todos los golpes que recibió y necesitaba guardar reposo.

Mientras dormía y trataba de recuperarse tuvo innumerables pesadillas. En aquellas horribles pesadillas tenía que ver algo que le aplastaba su orgullo una y mil veces, tenía que ver como Goku y Trunks (de quien él no tenía idea de nada y no sabía que era su futuro hijo) se transformaban con gran facilidad en súper Sayayins. Atormentado y sin saber cómo lo hacían, se sentía profundamente insultado. Él, era un príncipe, él era el príncipe de los Sayayins y debía poder transformase en súper sayayin sin ningún problema. Pero al no poder hacerlo, al no saber cómo, se sentía profundamente indignado pero más que eso, molesto...

Pero mientras él seguía luchando con todos sus egos y demonios internos en medio de las oscuras y terribles pesadillas, Bulma había salido.

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Al otro día y al recibir el informe médico de su papá diciéndole que Vegeta ya estaba mucho mejor, decidió aceptar la invitación a cenar que le hizo Yamcha. Ella lo había querido mucho, mucho pero debido a sus constantes infidelidades y su lejanía, le había perdido el amor. Ahora solo lo veía como lo que fue en un principio, un amigo. Un gran amigo con el que tenía que hablar y aclarar las cosas.

Llegada la noche y después de aquella cena en donde las cosas salieron peor de lo que ella pensaba, se cambió de ropa y fue al gimnasio de su casa. Con una profunda ira y dolor en su corazón, golpeaba el saco y sudaba sin parar.

— ¡Maldito Yamcha! ¡Maldito infeliz! ¡Te odio! ¡Ojala nunca te hubiera conocido maldito! ¡Maldito! ¡¿Es que no soy suficiente?! ¡No ves! ¡Soy una mujer increíble! ¡¿Cómo me pudiste hacer eso infeliz?! ¡¿Cómo?!

— ¡Hey! ¡hey!— Dijo Vegeta acercándose en su traje azul de combate y aun con una vendas en la cabeza— Algunos intentamos entrenar, escandalosa terrícola. ¡Cállate y déjame entrenar!

— Yo estoy....en mí...—decía mientras pateaba y golpeaba el saco con fuerza— ¡casa! Puedo golpear, gritar y hacer lo que se me dé la maldita gana, ¡¿entendiste?!

—Eres una grosera muy impertinente, debilucha terrícola. —Dijo riendo y haciéndose tras el saco— ¿Qué es lo que te propones? No eres más que una patética humana y porque más que quieras no serás mas fuerte de lo que eres. ¿Para qué entrenas?

—Eres un estúpido imbécil. —Decía llorando y golpeando el saco mientras él lo detenía con un dedo— ¿Crees que me interesa pelear como tú, Goku o el...? ¡Estúpido! ¿...De Yamcha? ¡No! No lo hago por eso, lo hago porque estoy furiosa. Prefiero golpear un saco que golpearlo a él. ¡Maldito! ¡¿Por qué, ah?! ¿Por qué ustedes los hombres son así? Uno los ama, los respeta y después, ¡nada! Resulta que a larga no sirve de nada... —cayó al piso y abrazo el saco llorando— De nada. Malditos hombres.

DBZ: Oneshot lemon: VegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora