Crónicas De Existencia

Multiplicando Estrellas

BriisaDelCiielo
"Mi primer relato va dedicado a la persona que me anima a que escriba todos los días, sin importar que lo haga bien o mal. Gracias por ese apoyo incondicional mi amada y querida hermana "

Yuvisol Tejada

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Holanda y Mario se conocieron una cálida mañana de Abril de la manera más tonta posible. El padre de Holanda la dejaba todos los días en el campus universitario antes de ir a su trabajo y muchas veces Mario la observaba sin darse cuenta que su belleza y dulzura lo atrapaba mágicamente en sus sueños. Holanda era una bella chica de tez blanca, cabello castaño y ojos café.

Mario tenía la costumbre de leer dos párrafos de un libro antes de entrar a clases, según él esto lo relajaba y lo ayudaba a concentrase mejor.

Aquella mañana cuando Mario entro al salón se sorprendió al ver a la mujer de sus sueños sentada en el mismo escritorio que él ocupaba para sus clases de anatomía, él no podía creer lo que sus ojos veían pero le dio gracias a ese ser divino que habitaba en su corazón por darle esa maravillosa oportunidad.

Los días, las semanas, los meses y los años fueron pasando y con ellos creciendo su amor. Mario y Holanda vivieron muchos momentos hermosos. Desde la simple graduación de la carrera hasta la más bella etapa que la vida te ofrece, que es ser padres.

Holanda era una mujer joven y llena de vida, amaba el mar, el sol y las estrellas. Un día ella le dijo a Mario que al morir quería que sus cenizas se esparcieran al mar. Mario le dijo que lo haría, la besó pero no le presto la debida atención y siguió con su vida diaria.

Mario era un hombre ocupado. Salía muy temprano en la mañana y regresaba por las noches del trabajo, él sabía que debía esforzarse para que sus seres amados tuvieran una vida digna y plena pero gracias a estos esfuerzos empezaron esos pequeños conflictos matrimoniales que nunca faltaban. Holanda siempre le reclamaba que no le dedicada tiempo a su familia. Así que una noche lo obligo a que salieran al jardín, ella coloco una manta color verde y se acostaron en el césped. Ella lo miraba tiernamente y acariciaba sus mejillas. Él nunca había cambiado desde el primer día en que la vio. No dejo de demostrarle su amor. Mario era ese príncipe que ella soñaba desde niña. Un hombre que la amara, la respetara y la cuidara.

— Mario recuerdas cuando me llevaste por primera vez al bosque de los sueños donde te pregunte. ¿Que si ese era el nombre, porque solo había una estrella en el firmamento? y me respondiste que no lo sabias, pero que cada noche las ibas a multiplicar, para luego en mis sueños regalármelas como prueba de tu amor - Mario giro su cabeza y la miro con Amor. Ella era su lucero y nunca dejaría que se apagara — Te amo Mario, como nunca lo pensé hacer, fuiste mi amigo, mi novio, mi esposo y ahora eres el padre de mi estrella más importante. Si muero algún día prométeme que me llevarás a la isla de donde son mis ancestros, y cuando vayas a esparcir mi cuerpo, miraras al horizonte, cerrarás los ojos, contarás hasta diez y luego mirarás a tu alrededor.

Mario la beso y limpio las lágrimas que sus bellos ojos derramaban. Mario cambio y aprovechó cada momento que la vida y Dios le brindaban junto a su familia. Holanda sabía que estaba enferma y que con el paso del tiempo se deterioraba mucho más. Ella se maquillaba para ocultar su semblante caído, la leucemia se la comía poco a poco, hasta que un día no pudo más y callo. Al perderle, Mario dejo que aquella mitad de su corazón se fuera con ella. Y le prometió que haría de su hija una mujer admirable y fuerte como ella.

Una cálida mañana de un 28 de Abril, Mario sostenía en una mano el cofre dorado que contenía la cenizas de Holanda y en su otra mano sostenía a su pequeña de siete años que cada día se parecía más al lucero que había alumbrado su vida por años. Ese mismo día, hace catorce años atrás él había conocido a la mujer de sus sueños a su amiga, novia, esposa y madre.
Mientras esparcía sus cenizas él miraba hacia el horizonte. Tomo el último puñado, cerró los ojos, contó hasta diez y la brisa la fue alejando poco a poco de sus manos. Respiro profundo y abrió los ojos.
Holanda le sonreía desde el cielo. Una estrella sumamente brillante se reflejaba en el amanecer y a sus pies miles de estrellas marinas los rodeaban. Miro a su hija y vio que ella sostenía una estrella que era diferente de las otras, era de color rosa y en su lomo brillaban otros colores cuando los rayos del sol la calentaban. Él sonrió y devolvió la estrella al mar. Abrazó a Holanda y le dijo que esa estrella era su madre, que su alma y amor siempre estaría con ellos. La niña sonrió y le dijo a su padre que extrañaba a su madre. Él le contesto que cada vez que estuviera triste mirara el cielo por las noches y la estrella más brillante esa sería su madre. Levanto la mirada y la dirigió al mar pero aquella bella estrella color rosa ya no estaba.

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Hola hola !

Multiplicando estrellas es el primer mini relato de este librito.

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PD:

1. A Mario no he plasmado sus características, se lo dejo a ustedes para que imaginen a su Mario ideal. Si, me gustaría q lo describan en los comentarios para conocerlos mejor.

Mi Mario es de Ojos azules, piel blanca, alto y cabello rubio. ¿Y él tuyo cómo es?

2. Subiré los relatos oficialmente los Viernes, aunque quizás, exista momentos en que se me ocurra alguno y lo subiré sin esperar a que llegue el viernes. Seria como un bonus.

Gracias mis Gotitas por leerme y hasta las próxima

Yuvisol