Circus of horrors [l.s]

33.

Las sombras de las persianas entre abiertas y la poca luz de la luna forman figuras realmente escalofriantes en el techo.

Todo está silencio, las velas encendidas alrededor​ mío hacen que mi sombra parezca gigante sobre las paredes, siento mi respiración pesada y no puedo dejar de ver aquel rincón oscuro de la habitación, dónde la luz no puede llegar. Estoy perdido, lo sé, mi mente da tantas vueltas, divagando, pensando en que no hay nada peor que esto, escuchar su respiración detrás mío y sentir su mirada solo empeora mi estado. Intento abrazarme a mi mismo para calmarme, aun que sea un poco. Puedo sentir la corriente de aire recorrer mi encorvada y desnuda espalda. Dios mio,ayúdame.

-Mira que patético luces - su voz es lenta y raposa, todo lo contrario a sus furiosos y veloces pasos que en cuestión de segundos lo hacen llegar frente a mi. -Levanta la mirada- ordena y yo le hago caso.

-P-Por favor no me hagas hacer esto.

-Oh cariño, yo no lo quise hacer, tú lo hiciste solito, con esa mente tuya que tienes, hecha mierda, apuesto a que hay mucha culpa ahí dentro.

-No, no, eso es pura mierda y lo sabes ¡lo sabes!

-Los dos sabemos, los dos, Lou.

-D-dejame ya, para de hacerme daño ¡Para, maldito, para!

-¿Disculpa? ¿Soy yo el que te daña? - rió - ¿Quien fue el inútil que se arranco los ojos para dejar de ver su miserable realidad?  ¿a caso no soportaste ver a tus padres muertos con tus manos cubiertas de su sangre? Claro que no lo hiciste ¡Jodido maricon! Ahora dices que te hago daño cuando yo te di mis ojos como repuesto, yo te di el poder de hacer y deshacer, es hora de que pagues por ello, corazón.

Y dichas esas últimas palabras, con la mente más atrofiada que antes y con el corazón casi en la boca, latiendo desesperadamente, supe que había llegado mi fin.