II - "Problemas"

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Su mente sólo era capaz de gritar un continuo "No.", y le daban ganas de darse cabezazos para poder concentrarse un poco más.

Sabía que le estaban hablando, oía sus palabras, pero no las entendía. Más bien, no quería hacerlo. Había llegado a esa fina línea que estaba entre la testarudez absoluta y hacer como si estuviese muerta. Seguro que ellos no notaban gran diferencia, pues estaba tan blanca como el papel y no era capaz de mover ningún músculo ni siquiera para hablar. Gracias al cielo, respirar y el bombeo del corazón eran acciones involuntarias, -al menos una de ellas-, o tampoco habría podido hacerlas y estaría en el mismo estado que Chase en apenas segundos.

Probablemente se cansaron de ella y de su repentina mala salud mental, pero el caso es que la echaron de la habitación después de unos cinco minutos de agraciarlos con su maravilloso silencio.

Anna simplemente salió por la puerta sin decir ni pío y la cerró de un portazo, el cual resonó por todo el pasillo. El repentino sonido, aunque causado por ella misma, la hizo salir de su medio ataque de pánico y se puso furiosa. Demasiado. Quizá debería estar triste, quizá debería llorar, pero no podía. Tal vez más tarde, en algún lugar tranquilo, lo conseguiría. Ahora sólo lograba estar enfadada con todo. 

Al parecer, el sonido captó la atención de alguien, quien ahora, sentado al otro lado del corredor a unos cinco metros, la observaba con curiosidad. La chica se limitó a mirarlo durante unos segundos al percibir que estaba allí, y luego girarse para marchar por el lado opuesto. No consiguió escabullirse a tiempo.

—¿Va todo bien, Annie? —la mencionada apretó los puños mientras se giraba de nuevo, dispuesta a pegarle otra vez si era necesario, pero se sorprendió al recapacitar sobre la frase. Mark, quien siempre era grosero con todo el mundo, no había utilizado ironía en esa oración. Por su tono de voz, ni siquiera había hecho la pregunta con intención de molestarla o herirla. Parecía hasta preocupado. Bueno, todo lo que cabía en él y su habitual expresión de enfado que, de hecho, ahora no mostraba.

 —No... no sé qué está pasando aquí, pero mejor no te me acerques. —contestó, aún demasiado desconcertada como para pensar con claridad, al ver al chico levantarse de su cómoda posición en el estrecho y largo pasillo.

Él rió con sorna, y ahí pudo ver de nuevo al "Nelson" que ella recordaba de vuelta, pero al segundo siguiente volvió a dar miedo. Tenía de nuevo esas facciones serias y casi preocupadas mientras disminuía el trecho que había entre ellos, quedando a un metro de distancia.

—¿Quién eres y qué has hecho con Mark? —preguntó ella después de unos segundos de silencio, sin saber realmente qué decir. Era la típica frase que repetían en cualquier película cuando no reconocían a alguien, fuese por la razón que fuese, pero hizo que el aludido esbozase una ladeada sonrisa irónica y rodara los ojos.

—No has contestado a mi pregunta. —dijo él sencillamente. Anna lo observó con detenimiento, extrañada.

—¿Y por qué debería? —se cruzó de brazos después de apartar los mechones castaños ceniza que le caían por la cara, estorbando en su visión.

—Oh, olvídalo, tienes razón: es mejor abandonar aquí a tu hermano que hablarme y dejar tu terquedad de lado.

Rectificaba. Si antes había dicho que tenía ganas de pegarle, ahora quería meterlo en un tanque de ácido lleno también de gatitos. Nadie soportaría la visión de gatitos tiernos muriendo. En realidad, ni siquiera ella, así que decidió que si algún día llevaba a cabo su plan, dejaría a los animalillos fuera de esto. Era algo personal, ellos no tenían culpa.

—Has estado escuchando. 

—Qué inteligente, ¿Quieres un Óscar o algo? O quizá... —La chica levantó la mano demasiado rápidamente, en señal de que no quería seguir escuchándolo, y de ella salió algo... algo oscuro. Ese algo impactó de lleno en el pecho de Mark y lo derribó con la fuerza y facilidad de un camión.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2014 ⏰

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