-Buenos días, señora -saludaba con una impecable sonrisa la tía de la guardería. La omega al lado del niño le sonrió de igual manera.- ¿Y tú debes ser el pequeño Vincent, cierto? -preguntó lo obvio la beta, sin embargo el niño le sonrió con alegría.- Espero que nos llevemos bien.Comentó por última vez la mujer, tomando el bolso del chico y despidiéndose de la madre. La joven guió al pequeño al patio trasero de la guardería, donde se hallaban más niños y niñas con casi la misma edad que el joven alfa.
-Diviértete, pequeño -dijo por última vez la chica para dejar completamente solo al niño.
Vincent dio unos cuantos pasos hasta que fue abordado por varias niñas omega y alguna que otra alfa rodeándole.
-¿Cuál es tu nombre? -consultó una adorable Omega.
-Vincet -contestó simple, causando que muchas niñitas chillaran sin razón aparente.
-Eres lindo -alago una alfa de cabellos negros.
-Gracias, supongo -emitió sin mucho interés el moreno, dirigiendo distraídamente su ojos hasta dar con un peli castaño de ojos coloridos quién, al igual que él, se le quedó observando. No pasaron más de tres segundos para que el otro chiquillo sacara infantilmente su lenguecita hacia el otro que le observaba, enojando al instante a aquel moreno alfa respondiendo de vuelta con el mismo gesto.
-¡Tonto alfa! -gritoneo el niño, en tanto volvía a sacar la lengua.
Vincent, enfadado, se dirigió hasta el de ojos coloridos para darle un empujón, logrando desequilibrarlo, causando que este cayese de pompas a la tierra. Inmediatamente el crío de levantó sin siquiera lloriquiear para propinarle un "fuerte" puñetazo al alfa, quien tras unos momentos de desconcierto, se abalanzó sobre el niño de piel lactosa comenzando así su "épica" batalla y primer gran encuentro.
". . . cent"
Me llamaba una voz a la distancia.
". . . Vincent"
¿Quién era?
-¡Despierta idiota! -recibí un golpe en mi estómago en respuesta. Me queje por el dolor.- Eres un flojo, ya es hora de irnos, se hace tarde -restregué uno de mis ojos para enfocar mejor mi vista, lográndolo sólo unos segundos más tarde, encontrándome con los bellos destellos del atardecer, ¿tanto había dormido?
-¿Qué horas son? -pregunté a mi amigo y compañero, rascándome perezosamente la nuca.
-Seis de la tarde -me contestó observando su celular.- Mañana tenemos clase, Vins -me informó el castaño omega a mi lado, observando como el balón de básquet giraba en uno de sus pálidos dedos.
-Tienes razón -apunté y parándome de la banca de la cancha del barrio, me di mi buen estirón.- ¿Puedo quedarme en tu casa? -consulté, observándolo desde arriba, ya que, él seguía sentado en la banca. Me miró con una sonrisa en sus labios y, levantándose de la superficie de madera, me tocó el hombro negando con la cabeza.
-Hoy no amigo, tengo cosas que hacer -dijo mi mejor amigo Nicolás alejándose a paso lento de la cancha, él era aquel muchacho que conocí cuando ambos eramos unos infantes. Sonreí de medio lado, observando su silueta bien ejercitada, pero aún delgada, alejarse.
-¡Nos vemos mañana! -me despedí, observando su respuesta: un simple movimiento de mano a la par de que seguía avanzando en su trayecto, sin girarse. Segundos después yo me dispuse a regresar a mi hogar--Que sueño -mencioné en un bostezo, mientras caminaba sin interés por las calles de algún que otro barrio hasta que dar finalmente a mi hogar, encontrando en el comedor, bebiendo una taza de lo que parecía ser café, a mi querida madre. Me acerqué a ella y la abracé por detrás, recibiendo una sonrisa en respuesta.
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Mi Amigo. Mi Omega
Historia CortaEse día, aunque tendrían que haber parado, no quisieron, porque eran alfa y omega; porque eran sólo ellos; porque eran mejores amigos. Y hacerse el amor una al otro fue el mayor gozo que alguna vez pudieron tener. - El es mi mejor amigo de la infan...