—Juro lealtad al señor Cowell. Amo y señor de nuestras vidas. Cada uno de nuestros respiros le pertenece y estamos agradecidas por todo lo que nos da. Seremos fieles a él hasta nuestros últimos días. Somos suyas en cuerpo y alma.
—Amén. —agregó Dinah, que recibió una mirada fulminante de parte de Sinuhe, evaporándose en segundos y sonriendo con los labios cerrados.
—Hermoso, perfecto, brillante. ¡Aprendes bastante rápido, jovencita! —vio a Lucy, quien tenía la mirada perdida. Aún no podía creer cómo su vida había cambiado tan drásticamente en menos de 24 horas—. Espero que lo repitan igual de bien frente al señor Cowell. —Se acercó a Ariana—. Aunque sé que a él le gustara todo lo que hagas, niña.
Ariana le sonrió con inocencia parpadeando rápidamente, como solía hacer.
Las chicas se dirigieron hacia su comedor para desayunar, allí las chicas le preguntaron a Lauren sobre la pequeña Jasmine, que había enfermado ayer y la ojiverde se encargó de llevarla.
Les explicó cuál era su condición: había sufrido una grave infección debido a los implantes mamarios, y estaba en un estado crítico.
No podían saber nada de ella, pues la había dejado y se había ido, para evitar interrogatorios.
Deseó que pudieran identificarla para que fuera devuelta a su familia, y que de paso, investigaran quién habría sido la bestia que mandó a hacer esa aberración en la inocente niña.
Pero sabían que eso era demasiado utópico, que lo más probable era que la policia se la devolvería a Simon y dirían que fue un secuestro o algo así. Era imposible escapar de ésto. Más ahora.
Ya que Ariana, como era la consentida de Simon, se encargaba de decirle todo lo que sucedía con las chicas, y había estado escuchando la conversación.
Y justo ahora se dirigía a contárselo.Mientras, Sinuhe se dirigía a ver a su hija mayor Camila, con quién no había podido estar en la noche por ocuparse de su hermana menor, Sofía, y su condición médica.
La habían operado con éxito y en la brevedad iba a poder volver a su hogar.
En el sótano.
Abrió la puerta de la habitación de Camila para encontrarsela pateando cosas y tirando sus pertenencias por todo el cuarto. Estaba hecha un desastre.
—¡¡CAMILA!! ¡¿QUÉ RAYOS HACES?!
—¡MIENTEN, MIENTEN, ODIOOOOO! —empezó a gritar rompiendo algunas hojas de dibujo que tenía en mano.
—¡¿QUIÉN MIENTE?! ¡CÁLMATE, HIJA! —se acercó y tomó sus manos para evitar que siguiera destruyendo objetos.
—¡TÚ, TÚ MIENTES, ÉL MIENTE, OBAMA MIENTE, MIENTEEEEE! —pataleó.
—¡CÁLMATE YA! —su madre la rodeó en un intento de abrazo que impidiera que siguiera moviendose, pero su hija la empujó.
—¡QUIERO SALIR! ¡QUIERO IR AFUERA! ¡DEJA SALIRME, QUIERO IRRRR-
—¡Shhh! —su madre la silenció, cubriendole la boca, pues se oyeron pasos detrás de la puerta.
Camila oía con expresión aterrada. Temía que los soldados hayan oído sus gritos.
—Quédate aquí y no... te muevas. —La vio a los ojos y la joven asintió aterrada.
Su madre se dirigió a la puerta con cautela y la abrió para rápidamente salir, cerrarla y darse la vuelta, sobresaltándose.
—Vaya, vaya... ¿así que aquí es donde vienes a fumar tu porro?
—¡¿Qué haces aquí, maldita?!
—Me pregunto qué opina Simon de todo ésto. Tantos años viviendo aquí y nunca supe que había un sótano —acto seguido, se escuchó desde adentro un ruido—. ¿Qué hay ahí adentro?
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Ojos Alegría (La chica del sótano) - Camren.
Fanfiction»Ambas completamente opuestas con algo un común: ninguna tiene libertad.«