Y despierto...me levanto por la madrugada como la mayoría de los días, mis piernas entumidas que reflejan cansancio, mis ojos aun entumidos por el sueño.
Me quito la cobija del cuerpo, aun lo siento tibio pero al tocar el suelo tan frio, todo mi cuerpo se vuelve tenue, de color vacío y muerto como el suelo, me miro al espejo, sonrió y me pregunto ¿que hago despierto a las 4 de la mañana?, lo más evidente es que ya no tengo sueño, o hay algo que no me deja dormir, en fin.
Tomo mi chaqueta, abro la puerta de mi habitación y me pongo a observar el lugar, un pequeño espacio de no más de 6 metros cuadrados, esa es mi cocina y un simple baño a la derecha, no me importa tener muchas cosas... de todas formas vivo solo.
Me fui de mi casa a los 15 años. No soportaba los gritos, las peleas, el alcohol y las drogas.
Salgo de mi casa, todo está oscuro, como era de esperarse, todos los huéspedes están muertos en sus sueños, envueltos en felicidad y no escucho absolutamente nada.
Me siento en las escaleras vacías y la mayoría de las noches me pongo a pensar.
Me pregunté a mi mismo ¿Por qué estoy tan solo?
No dije nada.... Solo un vacío silencio que inundaba mi cabeza y las respuestas que nunca llegaban a mí......-No creo que alguien se muera por estar a mi lado tampoco. Dijo una voz a lo lejos.
Debo admitirlo me asuste....
-¿Quien está ahí?- Pregunté
-Nadie en especial. Respondió
No reconocí la voz pero evidentemente era una chica.
Logre ver a alguien sentada al lado de una ventana observando la oscuridad de afuera.
-No te asustes no soy una especie de ladrona o casa cabezas de chicos-Dijo mientras se levantaba y se acercaba a mí de una manera silenciosa.
Tenía un cigarrillo entre sus dedos, la piel de un tono claro y el cabello sostenido con una pinza.
-Solo quise observar la noche, quería estar a solas un momento, por casos evidentes no puedo dormir, y al parecer tu tampoco.
No le dije nada, era como si nadie estuviera conmigo y siguiera absolutamente solo. Me quede con la vista hacia abajo mirando cómo se veía el humo del cigarrillo que ella tenía entre sus labios.
-¿Qué? ¿Te molesta el cigarrillo? ¿Si gustas puedo apagarlo?
Lo arrojó al suelo y lo piso.
-¿Ahora ya vas a hablar?-Me preguntó.
En realidad el humo del cigarrillo no me molestaba, solo que no sabía que decirle.
-Hola.-Le dije en voz baja.
-Así está mejor, entiendo que no quieras hablar, tu madre de seguro te prohibió hablar con extraños porque te pueden robar y hacer mucho pero mucho daño.
-Que graciosa.
-Lo se.-Me respondió con voz de felicidad como si el chiste hubiera sido bueno.Aun que sí. Fue bueno.
-¿Por qué no puedes dormir?-Le pregunte.
-Algo consume mis sueños, la verdad no quiero hablar de eso.
-Oh entiendo tal vez solo tengas pesadi...
-El amor no es lo mío. -Me dijo antes de que terminara de hablar
-Creo que eso responde mi pregunta.
-Tal vez si.-Me dijo con una sonrisaHubo un silencio por unos minutos y ninguno de los dos dijo una sola palabra.
Ella se levantó y se empezó a quitar la pinza que tenía en el cabello y al quitarla completamente su cabello se extendió.
Tiene un cabello hermoso.-Pensé
-Bueno la verdad ya me dio un poco de sueño.-Me dijo.-Y no es por decirte nada pero si tu madre te ve aquí afuera se va a espantar mucho porque puede salir el coco y te puede comer, así que te sugiero que lo mejor es que entres a tu casa y duermas.
-¿Cuántos años crees que tengo? ¿Seis? - Le dije mientras en mi rostro se formaba una sonrisa, me sudaban las manos y las piernas me temblaban.
-Huy! lo siento niño grande.-Sonrió.-Mejor ve a dormir que es tarde.
Me levante y abrí la puerta de mi casa.
-Cuidado con el coco.-Me dijo con risa burlona antes de que entrara completamente.
-Espera¡¡ -Le dije.- ¿Cuál es tu nombre?
-Scarleth.

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Mentiras.
Teen FictionEstando a casi nada de ser feliz, las cosas no pueden ser peor para Javier, de un momento a otro todo se transforma en oscuridad y soledad.