Pizza; Jikook.

Tres.

J U N G K O O K

Las tazas de té no habían tardado mucho en llegar hasta su mesa, tal y como Jimin había dicho, fue una de las mejores tazas de té que alguna vez hubiese probado. Al final, termino por sentirse relajado con Jimin y termino por contarle entre murmullos su estado constante de cuerda floja.

Jimin no dijo mucho, solo se dedicó a escucharlo con atención, y una vez termino, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

El azabache se sonrojó, nunca había pensado que aquel chico frente a él fuese el dueño de una pizzería como tal. Quizás era su aspecto joven y casi infantil, pero aún así parecía poseer una aura tranquila y bondadosa.

—JungKook, ¿me estás escuchando?

Las pequeñas manos de Jimin se sacudieron frente a su rostro, nuevamente sintió una ola de calor recorrer su rostro, se había quedado mirando con descaro el rostro de el mayor que no se había dado cuenta cuando lo llamaba.

—Uhm...¿S-Si?—Respondió con cierta vergüenza, acomodándose incómodamente sobre la silla, y toqueteando la taza de té vacía, con nervios.

—Te decía que si tenias planes esta noche.

—N-No los tengo.—JungKook trató de disimular el rojo en sus mejillas mirando hacia las demás mesas, y fingiendo estar escuchando la canción que sonaba en aquel momento por los parlantes de la pizzería.

—Bien, entonces nos vemos aquí mismo a las mueve en punto, ni más ni menos.

—¿Eh?—Regreso su mirada hacia Jimin, tratando de alguna manera buscar las palabras correctas.—Y-Yo no lo...

—Perfecto, entonces te veré esta noche, ponte lindo.—Jimin se levanto de la silla, recogiendo las dos tazas de té vacías, antes de inclinarse un poco más de lo necesario y poner entre sus manos un trozo de servilleta con lo que JungKook juraba era su número telefónico, pero aquello no fue lo único, cuando Jimin se disponía a alejarse por el restaurante de manera casual, se giró hacia el y le guiñó un ojo.

No mucho después JungKook salió de ahí, con su corazón latiendo con fuerza.