La brisa era suave y el olor que producía el mar era de lo más placentero, no había nada como pasar unas horas encima de un barco oyendo como las olas del mar rompían contra el barco.
Horas después, cuando el barco atracó y agarramos nuestras cosas, nos dirigimos a la casa que hace unas semanas mi madre había alquilado. El trayecto no duró mucho, solamente lo suficiente como para poder conocer una parte de Mallorca. Una vez el taxi aparcó delante de la casa, mi hermano Lukas nos ayudó a bajar nuestras cosas. Mientras que todos entraron a la casa, yo me quedé fuera, observando cada uno de los detalles.
Era una casa pequeña de dos pisos. La fachada era de un color blanco suave que combinaba con el verde de las plantas que tenía la misma. Comprendía de un porche en la entrada y un terraza justo encima. Unas columnas terminadas en arco sostenian el techo de la terraza al igual que el techo del segundo piso, en total había cuatro ventanas, dos abajo y dos arriba. Era una casa sencilla, sin muchos detalles.
Esa casa que contemplaba, iba a convertirse en mi nuevo hogar. Era hora de dejar atrás el pasado, y volver a crear nuevos recuerdos allí, por mucho que costará.
Agarre con fuerza el asa de las maletas que llevaba en cada una de mis manos y me encamine hacía el interior, cruzando la pequeña puerta de madera que llevaba al porche, comprendido de unos sofás color gris y una mesa de cristal, luego la puerta que llevaba dentro de la casa. Nada más cruzar la puerta a la izquierda había un salón a doble altura, las paredes y el suelo eran de madera clara y los sofás combinaban a la perfección en un color negro, mientras que a mi derecha habían unas escaleras que seguramente llevaban al segundo piso.
–Ayla cariño –La voz de mi madre llamándome hizo que saliera de mis pensamientos– Ven un momento.
La voz de mi madre venía de detras de un arco, cuándo lo crucé llegué a un pequeña y acogedora cocina.
–¿Si, mama? –Pregunte aún con las maletas en mis manos–.
–¿Por que no váis Willow y tu a daros una vuelta por el lugar? Quizá conocéis a gente –Ella guardaba todo lo que había traído en el armario de la cocina, mi madre se giró hacia mí, dándose cuenta de las dos maletas– Bueno, después de dejar tus cosas.
–Si, claro, iremos a dar una vuelta –Asenti con la cabeza y salí de allí dando media vuelta–.
Con un paso ligero me dirigí hacia las escaleras subiéndolas con grandes zancadas y llegando a un largo pasillo, con varias puertas. Seguramente sean las habitaciones, pues esta casa era más larga que ancha lo que significaba que tuviera mucho fondo. En total habían 4 habitaciones, una para cada individuo, y 2 baños, uno en la planta de abajo y el otro en la planta de arriba.
Caminé por el pasillo viendo los cuadros que habían colgados, obviamente eran del antiguo dueño. Pasé por delante de todas las puertas de las habitaciones hasta llegar a una que ponía mi nombre, abrí la puerta. Era una habitación pequeña, pintada de un color rosa pastel, en el centro de la cama había una cama y a los lados habían un armario y una estantería, justo en la ventana estaba mi escritorio.
No perdí más el tiempo y dejé las maletas encima de la cama, saliendo de la habitación con paso ligero mientras que mi pelo se movía al compás. Llegué hasta la habitación de Willow y una vez allí toqué la puerta con los nudillos.
–¿Se puede? –Pregunte, desde el otro lado de la puerta pude escuchar un Si de mi mejor amiga–.
Gire el pomo de la puerta para luego empujar y ver a Willow organizando todas sus cosas. Me mantuve en el marco de la puerta viéndola con una sonrisa curva sin mostrar los dientes.
–¿Cómo va todo? –Pregunte con un gesto señalando lo que ella hacía–.
–Todo va bien –Ella dejó de observar su estantería para girar la cabeza hacía mí–.
–Mi madre dijo de irnos a dar una vuelta, ¿Te apetece o nos quedamos aquí recogiéndolo todo? –Comence a jugar con mis dedos sin quitar la mirada de ella esperando una respuesta de su parte–.
—Si claro, vamos, tengo ganas de ver como es la gente de aquí –Hizo una pequeña sonrisa dando media vuelta y acercándose a mi–.
Ella salió de la habitación y junto conmigo bajamos las escaleras hasta llegar al salón.
–¡Mamá, ahora venimos! –Dije desde la puerta de la casa–.
—¡Llevar mucho cuidado! –Su voz sonaba desde el mismo lugar de antes–.
Junto con Willow salimos de la casa y comenzamos a caminar por el lugar. Nos habíamos mudado a un lugar bastante apartado del centro, pero me sorprendió ver a tanta gente caminando por ahí. Mallorca era reconocida por ser la isla más grande del archipiélago balear y por sus encantadoras playas y montañas. Era muy obvio que la gente en temporada alta, fuera de vacaciones allí, hasta incluso quedarse a vivir.
Toda la gente cuando pasábamos nos daba las buenas tardes, no me esperaba que esa gente que no nos habían visto nunca fueran tan educados.
Llegamos hasta una plaza que comprendía un kiosco en el centro y unos cuantos columpios y toboganes para los más pequeños. Habían varios grupos de adolescentes sentados en los bancos del lugar. Nos llamó la atención dos chicas sentadas arriba de un banco. No pertenecían a ningún grupo, solamente estaban ellas dos.
Las dos chicas eran totalmente diferente. Una de ellas tenía el cabello pelirrojo con las puntas acabadas en rubio, su piel blanca combinaba a la perfección con su pelo liso, vestía unos jeans negros junto una camiseta blanca y un chaqueta de cuero negra. Mientras que la otra tenía el pelo moreno al igual que su piel, llevaba unos jeans rotos azules y un top blanco que dejaba ver sus perfectas curvas.
Las dos chicas hablaban alegremente sobre algún tema, hasta que la pelirroja llevo su mirada hacia nosotras, tenía una ceja fruncida y nos miraba con un deje de indiferencia, lo que provocó que la otra chica se girará también a mirarnos. Cruzamos miradas las cuatro, Willow me tomó del brazo sacándonos de aquella batalla de miradas.
–Creo que no les caemos bien –Dijo ella continuando nuestro camino–.
— No nos conocen –Comente yo mirando hacia el suelo a la par que caminaba con ella–.
—Lo sé, pero nos hemos quedado mirándolas, y sus miradas no es que fueran muy amigables –Willow se encogió de hombros–.
Hice una mueca quedándome en silencio. Yo no era la típica chica que cuando llegaba nueva hacía amigos a la primera, a mi me costaba. Era demasiado tímida como para decir algo coherente cuando conocía a alguien, siempre me quedaba en blanco en medio de la conversación. Mientras que Willow era todo lo contrario a mi, ella hacia amigos rápidamente, no le costaba nada, sabía muy bien lo que debía decir y cuando decirlo.
—¿Crees que aquí encontraré el amor? –Ella volvió a hablar, esta vez con una pregunta, lo que hizo que levantará mi mirada hacia ella soltando una pequeña risa–.
—Tu y los chicos –Dije en forma de broma–Puede, quien sabe
—De igual manera, estoy contigo y eso es lo único que necesito.
—¿Te recuerdo que estamos en clases separadas?–Pregunte alzando una ceja–.
—Ya jodiste el momento bonito –Sonreí ampliamente abrazándola por los hombros–.
Después de una hora andando, decidimos volver a casa. Mañana iba a ser un día duro, y si debía pasar unas horas sola entre tanta gente desconocido, tenía que prepararme mentalmente para no cagarla en ningún momento y poder así hacer amigos, y tal vez, solo tal vez, pasar un gran año.
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Y este es el primer capítulo.
Esperamos que os guste🧡Decidimos centrar la historia en Ayla, eso no significa que no digamos cosas de Willow.
Pd: Si pueden pasarse por la historia de unas amigas, me harían muy feliz.
rocio_16_3
"Siempre Has Sido Tú"Un beso y hasta el próximo capítulo🧡
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Una Vida Junto A Ti
FanficNo todo sale como esperamos. A veces hay que tomar decisiones que pueden causar un cambio en nuestro futuro muy diferente al que teníamos planeado. Pero como suelen decir, el futuro es incierto. Cuando menos te lo espero el amor de tu vida puede lla...