- Muchacha, ¿Se encuentra bien? - La voz casi inaudible de la anciana empezó a aclararse para Dafne. Su mirada impresionada aún por las luces reflejadas en los cristales estaba borrosa. Sus oídos aún le zumbaban con un largo quejido.
Dio un largo vistazo a su entorno, tratando de reconocer el lugar, buscando vestigios de cristales mágicos o de nubes azules. Solo sus tres esferas de adivina saltaron ante su mirada rodando por los adoquines de la plaza.- ¡Mi bolso! - Gritó poniéndose de pie para alcanzar sus pertenencias.
"El anillo" pensaba. "Donde ha quedado ese anillo". Aún mareada sentía que necesitaba que alguien la sacuda de su sueño para despertarla. Apenas alcanzo a percatarse de que el día estaba ocultándose, la ciudad empezaba a encenderse luz tras luz.
- Pero ¿qué hora es? - preguntaba sin recibir respuesta.
La anciana ahora la miraba silenciosa, vigilando cada movimiento pero sin decir palabra alguna. Mientras Dafne terminaba de recoger las cosas que cargaba en aquel bolso de tela comprado en un pequeño pueblo de paso, la carta ajada y amarillenta de su abuela, algunas monedas, fotografías también arrugadas, las esferas, poco a poco reconstruía su vida y volvía a la realidad. De pronto sus manos descubrirían que faltaban los dos anillos, el más valioso con la gema que cambiaba de color y aquel otro con las simples flores. Dafne angustiaba empezó a andar a gatas buscando debajo de la banca de piedra pero no pudo encontrar nada.
Desconsolada, busco a la anciana sin resultados, se había desvanecido junto con el sueño y los anillos. Regreso a su banca silenciosa, no entendía cuanto tiempo había pasado recorriendo el extraño bosque. Se sintió sola, deseaba sentir los brazos de su abuela y alguna de sus historias sobre adivinas, reales, aquellas que podían ver el futuro, el pasado y el presente al mismo tiempo.
Hubiera dado cualquier cosa por ser una de ellas, tal vez entonces podría descubrir que le deparaba el futuro. Podría adivinar cuál de tantos errores le había conducido a este preciso momento.
Era uno de esos momentos en que los arrepentimientos la embargaban, una sola mentira podía traer consigo tanto daño, solo una bastaba para atraer una lluvia de engaños, Se había acostumbrado a ese mundo de mentiras y silencios. Mentía para ganar dinero, mentía sin escrúpulos a los ingenuos transeúntes. Había aprendido con mucha habilidad a reconocer las respuestas a las preguntas recurrentes. Amores olvidados, rencores, amantes apasionados, carreras prominentes, lluvias de dinero, prosperidad inagotable, bodas elegantes e inigualables. Y si aquel quien consultaba con ella era desconfiado o escéptico algún triste augurio, o un peligro venidero bastaba para convencerlo.
A lo largo de sus días como falsa vidente había hilvanado tantas fantasías que terminaban entremezcladas con su propia realidad. El aire de misterio y peligro de su nueva identidad escondida entre engaños la había fascinado atrapándola en su propio mundo. La Dafne inocente, hija de familia, leal y confiable se había desvanecido detrás de la aventurera, independiente que se las ingeniaba para obtener lo que quisiera y que no estaba atada a ningún sentimentalismo. Al menos esta Dafne que soñaba con bosques de cristal tenía una historia que muchos querrían escuchar. **********
Adrián la había estado buscando hace ya varias horas, al no encontrarla en el pequeño comedor donde solían coincidir a la hora del almuerzo. La dueña de un tradicional restaurante italiano acostumbraba a dejar varias raciones adicionales para los más necesitados. El establecimiento se había convertido en un refugio para los abandonados, algunos mendigos y varios artistas callejeros, como Dafne y Adrián.
Sin embargo en aquel mediodía caluroso Dafne no había aparecido. Adrián había esperado bastante tiempo, girando siempre la cabeza para buscarla entre las personas allí reunidas. La tarde transcurrió lentamente las calles se veían inusualmente vacías, seguramente las personas se habían refugiado en sus casas o trabajos para escapar del sofocante calor de media tarde. Cualquiera diría que Dafne también estaba escondida o quizás había desaparecido por arte de magia.
Tras varias horas de viajes de ida y vuelta por el transporte público, tocando esporádicamente la guitarra para ganar algo de dinero, Adrian había seguido recorriendo calles, preguntando a quien podía sobre Dafne, buscando pistas. Algunos de sus conocidos le recordaban el volátil e impredecible carácter de su compañera.
- Seguramente ya está a kilómetros de aquí, en algún barco o tren.
Dafne se había ganado esa fama a pulso, se quedaba poco tiempo en un lugar y pocas veces le había preocupado su destino o las personas con las que lo compartía. Para ella eran otras sombras transcurriendo sus días siguiendo al sol en su trayecto. Muchos de ellos eran conocidos de otras ciudades, trotamundos todos que la reconocían como una acróbata experta, o una alegre mimo de alguna plaza en Francia, otros recordaban a la sirena que cantaba en las lluviosas calles de Londres, para Adrian estaba la mística adivina que solía regalarle un par de sonrisas.
No la culpaba por actuar de esa manera, muchas de esas sombras no tenían una historia que contar, algunas de esas almas eran prófugas de sus propias vidas, ¿Por qué Dafne no podía ser igual? Algunos habían aprendido a mentir por necesidad, Dafne usaba sus engaños como medio de supervivencia, pero ese halo misterioso que la rodeaba siempre era irresistible. Adrián tenía un compromiso firmado con él mismo, se había prometido no entregar el corazón a nadie. Pero con Dafne no había podido cumplir aquella promesa. Aunque le quedaba claro que las personas con alma gitana no podían permanecer en el mismo lugar, que las raíces profundas eran solo para algunos y que Dafne era una viajera del mundo que no había aprendido a perdurar en ningún sitio ni siquiera en el de otros.
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La Adivina
FantasyUna falsa vidente que descubre la magía de su interior. Una historia rodeada de amor, engaños, misterio y deseos de libertad. Relato en 4 partes participante de la iniciativa: Blogs Colaboradores http://letras-enel-aire.blogspot.com/2017/01/blo...