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Ethan

Hemos conseguido una pequeña casa frente al mar, realmente acogedora. Es todo lo que podría desear, y no entiendo cómo alguien pudo haberla dejado abandonada.

Me acerco a Liz con dos tazas de té; ella está sentada junto a la ventana, una manta cubre sus piernas y en su mano tiene aferrado el libro que le regalé. Liz mira hacia afuera, observando atentamente el mar y está ligeramente sonriendo.

¿Cómo no hacerlo?

—Hum, te he traído una taza de té —digo y ella voltea a ver con una sonrisa.

—Magnífico —responde tomándola —. Gracias —añade.

—No hay de qué —digo tomando asiento a su lado y ella no aparta la vista de mí. Quedamos enfrentados y con mi cabeza señalo el libro — ¿Qué te ha parecido? —pregunto.

—Oh, es... simplemente maravilloso —dice y comienza a darme su opinión sobre su lectura y recalca las partes que más le han gustado. La escucho con atención, y el sentimiento de felicidad me invade.

No puedo parar de pensar en los que pasó en estos últimos días, el cómo nos hemos acercado. Pero una pregunta surge en mi cabeza y no para de atormentarme: ¿cuándo será el momento de decirle lo que siento? Si es que hay un momento.

—Me alegro de que te haya gustado tanto —digo con una sonrisa en cuanto para de hablar.

—Gracias por habérmelo regalado —dice tímidamente —. Se ha convertido en uno de mis libros preferidos —admite.

Se hace un silencio entre nosotros, pero realmente lo disfruto. Hasta que Liz decide romperlo y arruinar el momento con una de sus preguntas deprimentes:

— ¿Será doloroso morir? —murmura sin mirarme.

—Ni idea —respondo mientras me encojo de hombros —. Pero déjame decirte la frase más cliché que conozco respecto al tema: "Tal vez es como quedarse dormido" —ella me mira y sonríe.

—Espero que así sea —dice y vuelve su vista a la ventana.

Pasa un buen rato hasta que se queda dormida. Y una idea se me viene a la cabeza. Tomo su cuaderno sin que se dé cuenta, y su pluma que está atada a una cinta de éste para que no se pierda; decido escribirle lo siguiente:

"Querida Liz, sólo quería hacerte saber que mis sentimientos por ti son más grandes de los que imaginas. Te mentí aquella vez cuando dije que me arrepentía de no haberme enamorado, porque la verdad es que sí lo estoy... de ti, desde aquella vez que te vi sentada en el banco; no creas que solo nos encontramos por casualidad, tú llamaste mi atención al instante y no he podido sacarte de mi cabeza desde ese entonces.
Ojalá que leas esta nota antes de que nuestro mundo se acabe, si no lo haces lo consideraré como una señal de que no debo decirte nada de lo que siento por ti.
Con amor, Ethan"

Cierro el cuaderno y largo un suspiro.

Me siento bastante aliviado de haberlo hecho.

Thirty daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora