Nervios.
Odio estar nerviosa.
Odio los retorcijones en la panza que me agarran cuando estoy nerviosa.
Odio el tic maldito que tengo (y no me puedo sacar) de morderme las uñas cuando estoy nerviosa.
Odio no poder dormir (porque la mente se me va de acá para allá) cuando estoy nerviosa.
Odio la necesidad compulsiva imparable que tengo de escribir lo que me pone nerviosa cuando estoy nerviosa.
Volviendo al principio, odio estar nerviosa y aparte de todas las razones que ya dí por las que odio estar nerviosa, la razón principal por la que lo odio es porque es algo que no podemos controlar, es algo que va más allá de nosotros y que es imposible de quitar (al menos hasta que eso que te pone nerviosa halla sucedido) y odio no poder tener el control de lo que me sucede.
Conclusión, odio estar nerviosa.
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Insignificante.
RandomCuando estoy demasiado triste o demasiado feliz, se me da por escribir, este es el resultado.