Hypnosis | Johnlock

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[Hipnosis: Estado de inconciencia semejante al sueño que se logra por sugestión y se caracteriza por la sumisión de la voluntad de la persona a las órdenes de quien se lo ha provocado]

(...)

Un frío sábado se presentaba en Londres, bastante aburrido según Sherlock, quien seguía con su pijama, sentado en su sofá. Su semblante era serio, casi enojado. John lo había obligado a desayunar en contra de su voluntad, y no solo eso le molestaba, el hecho de que los criminales se hayan vuelto tan sosos y comunes le aburrían por completo. Idiotas, todos eran idiotas, los de la televisión también. ¿Hipnosis? Por favor, él no creía en esas tonterías y tampoco tendría que creerlo la gente, pero como ya había dicho, todos eran idiotas.

-Bien, sigue el movimiento del reloj que tengo aquí, relájate, sigue mi voz...

Un sonoro suspiro salió de los labios de Sherlock, no podía ni hablar con John, ya que estaba trabajando. Trabajar, pff, eso era para gente aburrida, pero como siempre, John quería llevar una vida común y corriente, un insulto para el de rizos.

Observó cómo se dormía el hombre en televisión, (que según Sherlock había tardado bastante), ¿esto veía la gente? ¿Llenaban su cabeza con esta basura? Por eso había tan poca gente como él, casi nadie, por llenar su cabeza con la televisión y programas de chimentos, absorbiendo toda esa mierda como esponjas. El supuesto "mago", como lo describían en el programa, le hacía hacer una y mil cosas humillantes al pobre hombre, desde bajarse los pantalones en público (cosa que Sherlock veía algo muy inapropiado ya que era horario apto para todo público), hasta comerse un insecto. Tendrían que haberle pagado muy bien a ese hombre para hacer esa cantidad de estupideces... pero, ¿y si era verdad? ¿Si realmente estaba hipnotizado?

Se levantó para tomar su laptop e investigar un poco, ¿no debería ser muy difícil no? Tecleó hipnosis en el buscador y en menos de dos segundos millones de resultados aparecieron en su pantalla. "Cómo lograr la hipnosis en casa", hizo click y comenzó a leer. Explicaban paso por paso, y Sherlock se sorprendió de lo fácil que era hipnotizar a alguien, a pesar de que le resultara estúpido y poco creíble iba a implementarlo, con John por supuesto. Él era su objeto de prueba, siempre, de cualquier prueba.

"ATENCIÓN: No todas las personas reaccionan igual, se recomienda precaución."

Ahora tendría que esperar a que John volviera del trabajo.

(...)

Sherlock se encontraba impaciente, sentado en su sofá y tamborileando con sus dedos el apoya brazos. Observaba el reloj cada minuto, dándose cuenta de que John tardaba más de lo usual. El sonido de la puerta abrirse lo hizo girar rápidamente su cabeza. John aparecía por la puerta, cargado con bolsas del supermercado y con una expresión cansada.

-¡John! -Sherlock alzó sus brazos al aire, John sonrió, un poco confundido. Rara vez Sherlock lo recibía con tanta efusividad.

-Hola -llevó las bolsas a la cocina, siendo seguido por el de rizos.

-¿Por qué tardaste tanto? Sé que la puntualidad no es lo tuyo pero ya sabes, te envié un texto.

-Traté de venir lo más rápido posible, Sherlock, estaba trabajando.

-Trabajar, trabajar, aburrido. ¿Por qué no te sientas en el sofá, John? Te ves cansado -John, con su ceño fruncido, caminó hasta el sofá, suspirando al sentir lo mullido que era, Dios, extrañaba tanto su casa estando tanto tiempo encerrado en esa habitación en donde pacientes entraban y salían todo el rato.

-¿Haz hecho algo malo? ¿Por qué estás tan ansioso?

Sherlock se puso detrás del sofá y recordó los pasos de la página. Paso 1: Hacer que el sujeto se relaje. Bien, podía hacer eso, ¿no? Colocó las manos en los hombros de John y comenzó a masajear.

-¿Qué haces? ¿Sabes qué? Olvídalo, sigue.

Sonrió al sentir como John se relajaba ante su tacto.

-No te duermas, John -canturreó, alargando su nombre.

-Me pides cosas imposibles, Sherlock.

Paso 2: Una vez que el sujeto esté completamente relajado, hablarle con voz segura, tranquila y alta.

-John... -pensó en qué decirle, no era tan bueno con los halagos, y eso era lo que recomendaba la página, tendría que seguir los pasos si quería que funcionara- Te va muy bien en el trabajo. Eres un buen hombre. Eres guapo y atraes la atención de todos -bueno tal vez el último comentario sobraba un poco, se mordió el labio inferior un poco nervioso.

-Hmhm -un sonido afirmativo salió de la boca del rubio. Sherlock se arrodilló frente a él, haciendo que John lo mirara-. ¿Qué pasó, por qué paras?

-Shh, relájate, John, sigue el sonido de mi voz y relájate -habló el pelinegro, haciendo que John se quedara callado. El rizado comenzó a contar del diez al uno, lentamente-... Tres... Dos... Uno... -se quedó unos segundos en silencio, observando los ojos azul oscuro de su compañero de piso. Hermosos, simplemente hermosos. Sherlock se preguntó cómo había tenido tanta suerte de haber conseguido un compañero así.

-¿Sherlock?

-¿Lo logré? -preguntó, observando con sus ojos bien abiertos en espera de una repuesta- A ver pequeño John, prepárame una taza de té.

-¿De qué diablos hablas? Puedes preparártela tú solito, para eso tienes tus lindas piernas.

-¡Maldita sea, John! -golpeó con su palma abierta el apoya brazos.

-¿Y ahora qué? ¿Acaso estabas tratando de hipnotizarme?

-¡Sí! ¡Y no funcionó porque me distraje con tus estúpidos y bonitos ojos! -se levantó rápidamente, dándose cuenta de lo que había dicho. Lo había dicho sin pensar, Dios, no lo había pensado.

-¿Mis qué? -preguntó John, con una sonrisa burlona y a la vez de felicidad.

-Nada..., ¿quieres una taza de té? Te prepararé una.

Se dirigió a paso rápido a la cocina, con su cara completamente roja de la vergüenza. Maldita página, malditos magos, maldito todo. Malditos escritores de la página que le mintieron e hicieron que le confesara a John que le gustaban sus ojos. Sintió unos brazos rodearlo por la cintura, haciendo que se tensara de inmediato.

-A mí también me gustan tus ojos -una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Sherlock y se relajó, dándose vuelta para abrazarlo.

Ya lo intentaría otro día, ahora quería disfrutar de que John había vuelto a casa.

Probablemente sea una mierda pero tenía ganas de publicarlo, besos. Compartilo y votalo dale no seas mal@
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