C E L E S T I C A

llegada dos: un metro a oscuras

estaba en un vagón del metro, de pie, escuchando música, cuando empecé a notar que pequeñas cosas no coincidían con lo normal.

el color de los asientos empezó a cambiar lentamente y el vagón temblaba. en el panel horizontal que anunciaba la próxima estación apareció un nombre extraño para mí... "Celestica". parecía ser yo la única que notaba aquello, y me empecé a asustar y a preguntarme si acaso estaba comenzando a padecer los síntomas de alguna enfermedad mental.

el metro se detuvo repentinamente, y
las luces se fundieron al instante. me sentí sola en la oscuridad; como si todas las personas se hubiesen desvanecido. sentía la ausencia.

pasaron unos minutos en los que me sentí completamente aterrada, sin saber qué estaba sucediendo.

las luces, esta vez violetas, se encendieron, y no había nadie en el vagón. miré por las ventanas y no supe dónde estaba. las puertas se abrieron y corrí hacia el exterior.
en cuanto levanté la vista del oscuro suelo del andén, supe que no estaba en un andén del metro que conociese.

las mismas luces de neón violeta del vagón brillaban por todas partes. Una música extraña flotaba en el ambiente. solo veía a personas jóvenes. las vías del metro estaban hechas de tubos fluorescentes. las paredes estaban llenas de pequeños dibujos.

aún aturdida, comencé a caminar sin dejar de mirar todo. subí por una escalera mecánica y al llegar a la superficie, sentí una fría brisa. cerré los ojos un segundo y sonreí.
al abrirlos de nuevo y mientras me dejaba llevar por la escalers mecánica, fue apareciendo ante mí un nuevo escenario: altos edificios con ventanas oscuras, aunque alguna que otra brillaba con una extraña luz roja, violeta o azul. también vi tranvías, y calles hechas de lo que parecía ser plástico blanco.
la confusión y la emoción de no saber dónde estaba me empezaron a marear.

y allí, de pie en la salida del metro de aquella ciudad desconocida, me desmayé.