Capitulo 3

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Capitulo 3

-¿Qué te parece?-Me preguntó Tom refiriéndose al apartamento donde viviríamos, juntos.
Era bastante alocado irse a vivir con tu pareja, siete años mayor cuando tan solo llevabas con ella cuatro cortos meses pero… Así era mi vida ahora. Tom había conseguido salvarme. Él fue el que me consiguió el puesto en la escuela, y gracias a él podría tener un buen futuro en unos años. No podía quejarme.
-Es estupendo-Contesté-Me gusta.
-Puedes dejar las cosas en esta habitación-Me dijo-Ahora prepararemos la cena y luego nos encargaremos de colocar todas las cosas en su sitio, ¿Te parece?
-Sí, es buena idea-Le sonreí. 

****************

Aquella noche me fue imposible dormir. Estaba nerviosa. A la mañana siguiente comenzaría las clases, haría amigos nuevos, aprendería cosas totalmente nuevas, pero, ¿Realmente era eso lo que me tenía de aquella manera? No. Aquello no me preocupaba en absoluto. Estaba contenta por el gran paso que daría. Lo que dejaba bien claro que lo que no podía quitarme de la cabeza, era a Logan. 
Su imagen no dejaba de pasar por mi cabeza. Aquella cara tan perfecta que había visto horas antes estampada en un trozo de papel que se había colgado en la escuela. Todos los recuerdos comenzaron a invadirme. Los había dejado atrás todos y cada uno de ellos por completo. Tom había hecho que los guardara en un lugar lejos de mi corazón pero ahora, luchaban por escapar y volver al sitio donde siempre deberían haber estado.
Recordé su primer beso. Aquel que me robó después de decirme que no podía callarse más lo que sentía y que yo le correspondí. ¿Cómo demonios había olvidado aquel momento? Había sido el mejor de mi vida. Luego estuvo la noche en que me pidió ser mi pareja de baile y la noche en que juntos perdimos la virginidad.
Habían sido tantos momentos especiales junto a él que comenzaba a pensar que me había convertido en otra persona completamente nueva, porque aquellos recuerdos no eran tan fáciles de olvidar como yo lo había hecho. ¿Qué me había pasado? Yo había estado muy enamorada de Logan. Muchísimo. La cabeza comenzaba a darme vueltas… 

****************

Estaría genial para el comienzo de las clases. Apenas había logrado dormir tres horas. Y estaba entrando a clase con unas ojeras bastante visibles. Intenté esconderlas con maquillaje, pero cualquiera que se fijara en mí, sabría que no había pasado una buena noche.
Me senté en el primer asiento que encontré libre y saqué mi Blackberry para apagarlo y evitar problemas incómodos. Luego me llevé las manos a la cara, tratando de despejarme, la clase comenzaría en pocos minutos. Chicos y chicas entraban y salían de las clases, corrían y reían por los pasillos. Todo estaba completamente diferente al día anterior. Había pasado de estar vacio a casi reventar de personas. Por suerte, aún no había empezado a pensar en que quedaba menos para ver a Logan.
-¿________?-Escuché decir a alguien.
Levanté la cabeza.
-¿Carlos?-Salté en cuanto lo vi allí, delante mío.
-¿Eres tú o… aún estoy soñando?
Reí levemente.
-Sí. Soy yo-Contesté levantándome.
-¡No puede ser!-Gritó sorprendido-¿Cómo que tú? ¡Aquí tenemos a una mujer hecha y derecha!
Volví a reír y al instante Carlos me abrazó.
-¿Se puede saber que haces aquí? Eres la última persona que esperaba encontrarme aquí.
-Estoy… Bueno, hoy comienzo a estudiar aquí.
-¡Vaya sorpresa! Supongo que estilismo y maquillaje, ¿No?-Dijo echando un vistazo al cartelito que había en la puerta del aula.
-Sí-Afirmé-¿Tú… también?-Pregunté confusa.
-Sí, ya sabes…-Contestó de lo mas tranquilo -Siempre he tenido mi lado gay y creo que estoy a punto de salir del armario.
Lo miré atónita. Carlos me aguantó la mirada, luego estalló en carcajadas y me dio un golpecito en el hombro.
-Es broma, tonta. ¿Cómo crees que voy a ser gay? ¿En serio te creerías eso? Por Dios…
-Eres demasiado bueno gastando bromas-Lo fulminé con la mirada.
-¡Lo bueno es que tu estés aquí!-Volvió a gritar, eufórico-¿Sabes cómo se pondrán los demás cuando sepan que estás aquí? ¡¿Qué has vuelto?! ¡Tengo que ir a avisarlos! Tú quédate aquí. En seguida vuelvo, eh. No te muevas.
-Eh… No. Carlos -Traté de pararlo, pero en cuanto el salió, entró la que sería mi profesora, ordenando que tomáramos asientos. Y en cuanto comenzó a hablar, mi cabeza se fue a otra parte. Recé para que no aparecieran los cinco por la puerta en cualquier momento y traté de concentrarme. Pero cualquier cosa que salía de la boca de aquella mujer, fuera lo que fuera, me hacía pensar en Carlos, que había salido disparado como una bola y tan eufórico que podría ser capaz de subirse sobre el tejado y comenzar a anunciar mi llegada a los cuatro vientos.

¿Donde Quedo Nuestra Promesa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora