4 # Un abrazo inesperado.

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REBECA

No pude dormir en toda la noche, Shawn no dejaba de meterse en mi cabeza. Después de aquella simple pero agradable despedida, salí corriendo de la casa y me escondí como toda una cobarde en el establo.

Tenía tantas cosas en mi cabeza y jamás me había pasado algo como esto. No pensé que aquel chico me afectara de tal manera.

Solo es un extraño al cual estás ayudando, solo eso y nada más.

Después de aclarar mi cabeza y de algún modo mis sentimientos. Me encamine a la casa y me encerré en mi cuarto. La habitación de invitados estaba a tan solo dos puertas de la mía. No me moleste en mirar aquella puerta cuando pase. Solo es un sentimiento de compasión y nada más, solo lo estoy ayudando. Nada más.

Trato de convencerme.

La luz entra por la ventana y me pega en todo el rostro, me quejo por la molestia y el hecho de que interrumpió mi sueño. Debo poner cortinas más oscuras. Me levanto de la cama y me encaminó al baño para realizar mi rutina de todos los días.

Tomo un baño rápido y al salir ya me espera el delicioso aroma del desayuno que prepara mi abuela, todos los días.

Me pongo la ropa de siempre, mis vaqueros gastados, botas y una camisa a cuadros. No me molesto en arreglar mi cabello, solo lo cepillo y dejó que se seque solo. Jamás me interese en el maquillaje así que me pongo un poco de bálsamo en los labios y estoy lista para salir.

Cuando camino por el pasillo con la idea en mente de ir a trabajar, rutina de todos los días, no me percato de la persona esperando en la entrada de la puerta. Me paro en seco y volteo.

Esta recargado de brazos cruzados en el marco de la puerta, descalzo, con su playera azul marina y sus pantalones puestos. No trae su chaqueta de cuero, puedo notar en sus brazos sus bien marcados músculos.

Santos cielos.

Me lanza una mirada expectante, levanta una ceja y esta apunto de sonreír. Sus mejillas están rosadas y su cabello despeinado, se me seca la boca.

-Hola, buenos días.

Mi voz sale más como una súplica que como un saludo, me tiembla todo el cuerpo.

-Hola

Un simple "hola" creo que se dió cuenta de mi nerviosismo. Es hasta ese momento que recuerdo no haberle dado ropa para dormir o indicarle donde está el baño.

Tonta, tonta, tonta.

Me doy un golpe mental y siento mis mejillas arder, genial. Cierro los ojos en un gesto de disculpa y me rasco la frente, lo veo.

-Lo lamento, ayer no te di ropa para dormir ni...

Lo miro apenada y el espera más.

-El baño está al fondo del pasillo si quieres asearte, ahí hay toallas y puedes ocupar lo que quieras- me pongo aún más nerviosa, diablos -yo te traeré ropa y si quieres...

Se ríe, lo miro confundida y un poco dolida. Le causa gracia mi comportamiento, bueno a mí también.

-Te ves tan graciosa nerviosa.

Al menos se que le causó gracia.

-No tienes nada de que preocuparte. Debo admitir que ayer te fuiste corriendo y eso me desconcertó.

Enserio notó eso.

-Gracias, creo que tomaré un baño.

Me sonríe y yo hago lo mismo.

¿PERDIDO? (Shawn Mendes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora