•Capítulo 4: el paraíso maldito•

9 4 7
                                    

Alis abrió los ojos lentamente. Notó que se estaba moviendo, pero ni siquiera estaba de pie. Cuando consiguió ver completamente bien, vio que, en efecto, se estaba moviendo. Estaba dentro de una red. Aún seguía apoyada en Vlad, que ya estaba despierto.

-¿Qué...?
-Buenos días, angelito -le saludó él, sonriendo.
-¡Estamos en una red! ¡¿Por qué estás tan tranquilo?!
-Tranquila, un centauro nos encontró y nos está llevando a su casa.

La joven dirigió su mirada a la persona que llevaba la red, como Vlad había dicho, era un centauro. Este la miró y sonrió.

-Mi nombre es Aiolos, soy un centauro y el único que vive en este laberinto. Os llevaré a mi casa para que podáis comer y descansar un poco.
-Muchas gracias -sonrió Alis.

No estaba muy segura de las intenciones del centauro, no entendía porqué le estaba llevando en esa red cuando habrían podido ir en su lomo o andando.

Tras una media hora de viaje, finalmente llegaron a la casa del centauro. Era un pequeño campo con una casa de madera y un laguito, no se extrañaron de encontrar eso en el laberinto. Aiolos dejó la red en el suelo y la abrió, Alis y Vlad salieron mientras observaban el lugar.

-Vaya, es precioso -dijo Alis sonriendo.
-Siento que esté tan descuidado -se disculpó el centauro- no suelo tener visitas.

Aiolos entró en su casa, Alis se dispuso a seguirle, pero Vlad  tiró de ella.

-Ay, ¿qué pasa?
-Ese tío no me gusta nada, creo que trama algo.
-Yo también lo creo, pero, ¿qué sugieres que hagamos?
-No lo sé... De momento vamos a seguirle el rollo.

Ambos entraron en la casa. Había una pequeña chimenea en la pared de madera, una mesa repleta de deliciosa comida y un par de bancos. A un lado, había una gran cama.

Un escalofrío recorrió la espalda de Vlad, ¿cuándo había preparado esa comida?

-Adelante, comed -Aiolos se sentó en uno de los bancos y les invitó con una sonrisa.

Los dos chicos se sentaron y comenzaron a comer, Vlad comía con precaución, estando atento de cualquier cosa rara que viera en la deliciosa comida.

-Ahora recuerdo, no me habéis dicho vuestros nombres.
-Ella es Alis, yo soy Vlad.
-Alis... bonito nombre.
-Gracias -respondió ella con una sonrisa.
-Alis es mi novia -sonrió Vlad.

La expresión del centauro cambió. Estaba serio. Vlad sonrió, justo lo que quería. Alis miró a Vlad sonrojada, había estado luchando para no ahogarse con el agua. El chico se acercó al oído de ella y le susurró:

-Tú sigueme el rollo.

Vlad le besó. Alis se sonrojó aún más pero le siguió el beso, había comprendido el plan de Vlad. Aiolos golpeó la mesa, provocando que algunos planos saltaran y los vasos de agua se cayeran. Ambos se separaron.

-¿Pasa algo? -preguntó Vlad, con una sonrisa burlona.
-Verás -él luchó para calmarse y hablar lo más tranquilo posible- digamos que aquí estoy bastante solo, al ver a la chica, me había ilusionado, al fin tendría compañía y descendientes. Pero como tú eres su novio, me temo que tendré que librarme de ti para quedarme con ella.
-Buena suerte -rió Vlad, tirando de Alis- ¡vámonos!

Ambos se levantaron y echaron a correr fuera de esa zona. Aiolos pegó un alarido furioso y los persiguió.

-¡Volved aquí!

Siguieron corriendo hasta llegar a otro cruce en el que ponía "final", había dos caminos.

-¿Por dónde? -preguntó la joven, mirando nerviosa al demonio.
-Derecha.

Vlad arrancó un trozo de tela del vestido de Alis y lo dejó en una rama del camino de la izquierda del gran seto que dividía los dos caminos. Ambos corrieron por el camino de la derecha.

El centauro llegó al cruce y vio el trozo de tela, lo cogió y sonrió.

-Inútiles, este camino no tiene salida, ¡os tengo!

Y dicho eso, se internó en el camino de la izquierda. Unos minutos más tarde, Vlad y Alis oyeron los desgarradores gritos de Aiolos.

-Hemos escogido el camino correcto -suspiró Vlad.
-Pobre Aiolos...
-No te preocupes, era él o nosotros.

Alis le dio un breve abrazó y suspiró, los dos continuaron sin decir nada.

Tras unos 20 minutos, llegaron hasta una zona que estaba completamente iluminada, las baldosas que adornaban el suelo eran blancas, había un camino dorado que llevaba hasta un pequeño templete blanco. Vlad y Alis entraron al templete, dentro, había un altar dorado con una carta descansando en él. Alis la cogió y comenzó a leerla.

-"Enhorabuena, si los dos habéis llegado sanos y salvos hasta aquí, es que habéis superado la prueba. Vuestro premio son vuestras alas y volveréis a casa. En cambio, si solo uno ha sobrevivido, es porque habéis fracasado, será castigado. Atentamente: Zeus y Hades."
-¡Hemos superado la prueba!

El techo del templete se iluminó brevemente, las alas de los dos chicos aparecieron de nuevo, las cadenas que los unían desaparecieron y en el techo, antes decorado con oro, se abrió un portal. Estaban dispuestos a volar y entrar por el portal, cuando oyeron u. rugido.

-¡Aquí estáis! ¡Nadie sale vivo de este laberinto!

Se dieron la vuelta, el Minotauro estaba a pocos pasos de ellos. Sus ojos estaban rojos debido a la furia.

-Alis, tenemos que irnos.

Antes de que el minotauro diera un paso más, Alis sacó el arco (que aún conservaba) y le lanzó una flecha al ojo. La criatura gritó dolorida. Vlad agarró del brazo a Alis y voló hasta el portal a una gran velocidad.

Los dos cayeron en el jardín de la casa. Alis, quien había cerrado los ojos, los abrió y sonrió emocionada.

-¡Bien! ¡Al fin en casa!
-Estoy agotado y hambriento.
-Yo también, haré la cena y nos iremos a la cama.

Alis hizo una cena rápida y, después de comer, cada uno se fue a su cuarto. Durante la cena no hablaron de nada de lo que había pasado allí, a Alis le daba mucha vergüenza hablar de las veces que Vlad le había besado, y seguro que él se lo recordaba. De todos modos, ninguno de los dos podía negar que los besos les habían disgustado, a ambos les habían gustado. Para Vlad, esa había sido una experiencia nueva y estaba seguro de que la repetiría.

Unos pocos minutos después de que ambos se hubieran ido a la cama, Vlad entró en el cuarto de la chica.

-¿Ocurre algo?
-Me siento sólo.

Vlad mintió. Sólo quería estar con ella.

-Supongo que puedes dormir conmigo...
-¡Bien!

Ella sonrió y le hizo un hueco, él se tumbó a su lado y la abrazó.

-Buenas noches, angelito.
-Buenas noches, Vlad.

Alis se quedó dormida rápidamente, el cansancio pudo con ella. Mientras que Vlad se le quedó mirando unos minutos más, sonrió y la envolvió con sus alas, quedando dormido.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 18, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Forever and Always Donde viven las historias. Descúbrelo ahora