•Capítulo 3: La Prueba de las Hadas y las Arpías•

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Siguieron caminando sin decir nada y estando alerta, Alis evitaba mirar a Vlad, tal vez el beso le había gustado un poco y tenía que admitir, que le habría gustado que él le besara antes de que el Minotauro llegara. No pudo evitar sonrojarse al pensar en eso, ¿acaso Vlad le gustaba? Apartó la mirada y miró a otro lado para que él no notara su sonrojo, pero ya era tarde, lo había notado y estaba sonriendo animado. Al ver su sonrisa, no pudo evitar sonreír también, le gustaba verle feliz. Unas lucecitas comenzaron a revolotear entre ellos.

-¿Luciernagas? -preguntó Alis asombrada.
-No, hadas. -respondió Vlad sonriendo.
-Nunca había visto hadas. -ilusionada.

Había hadas de todos los colores, eran muy pequeñas, una algo más grande y de color dorado se puso delante de ellos.

-Bienvenidos, viajeros -les sonrió dulcemente el hada- yo soy la Reina de las Hadas, os anuncio que vais por buen camino.
-Pero debéis tener cuidado con el Minotauro y sus sirvientes. -advirtió otra de color rosa.
-En efecto -dijo la reina- me temo que para seguir vuestro camino tendréis que superar una pequeña prueba.
-Una adivinanza, mi Reina -pidió una de color azul.
-Sí, por favor -le apoyó otra de color verde oscuro.
-Esta bien, la prueba será una adivinanza.

Las hadas revolotearon alegres y la Reina comenzó a pensar en la adivinanza perfecta.

-Ya lo tengo, escuchad con atención -sonrió la Reina- "Vive de día, pero no vive de noche, ¿Qué es?"

Ambos se quedaron pensando, las hadas cuchicheaban entre ellas diciendo las respuestas que ellas creían que eran correctas. Alis sonrió, ya tenía la respuesta.

-Lo tengo -dijo Alis.
-¿Sabéis que si la respuesta es incorrecta, tendré que mataros, no? -dijo la Reina algo preocupada.
-Sí, pero estoy segura de que la respuesta es correcta
-Pues adelante -sonrió ella.

Vlad le miró algo preocupado, ella sonrió con seguridad.

-Es el Sol -respondió Alis- por el día está en el cielo, pero por la noche se oculta.
-La respuesta es correcta, querida.

Alis suspiró aliviada, Vlad le pusó una mano en el hombro.

-Enhorabuena -les felicitó la Reina- podéis seguir vuestro camino.

Las hadas desaparecieron y el camino se oscureció, Vlad miró algo asombrado a Alis, quien sonreía aliviada.

-¿Cómo lo has sabido?
-Es secreto, sigamos.

Siguieron caminando hasta llegar a otro cruce con dos caminos, izquierda y derecha.

-Mmm...sigamos por la derecha, ¿te parece bien?
-Sí, claro, me pregunto que nos encontraremos ahora.
-No lo sé, al menos sabemos que no todo el laberinto esta compuesto de criaturas malvadas -sonriendo.
-Sí, eso me calma un poco -sonriendo de vuelta.

Vlad tomó la mano de Alis y sonrió con fuerza, Alis le dio un beso en la mejilla y desvió la mirada a otro lado sonrojada, pero sonriendo. Vlad sonrió de vuelta algo sonrojado.

Llegaron a otra zona, en la entrada había unos arcos y unas flechas.

-¿Para que serán? -preguntó Alis confundida.
-No lo sé, cógelos por si acaso

Ambos cogieron un arco y unas cuentas flechas, y entraron a la siguiente zona. Estaba levemente iluminada por unas pocas antorchas, el suelo estaba lleno de plumas y se oían graznidos lejanos.

-Oh no, para eso son los arcos... -dijo Alis con un hilillo de voz.
-Arpías... Tengo un plan, iremos escondidos por las ramas, supongo que desde lo alto no nos verán -suspiró- y si nos ven, usa tú el arco, mi puntería con el arco no es muy buena
-Vale

 Tengo un plan, iremos escondidos por las ramas, supongo que desde lo alto no nos verán -suspiró- y si nos ven, usa tú el arco, mi puntería con el arco no es muy buena -Vale

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Se metieron debajo de las ramas y siguieron andando evitando hacer ruido. Tras un rato, vieron la salida.

-A la de tres salimos corriendo hacia la salida, ¿vale? -le dijo Vlad susurrando.
-Vale
-Una, dos... ¡tres!

Salieron corriendo todo lo rápido que podía hacia la salida, pero dos arpías les bloquearon el paso.

-Mierda... Alis, el arco

Ella cogió en arco y apuntó algo temblorosa a las arpías, ellas sonrieron y en menos de dos minutos, estaban rodeados por miles de ellas.

-No podré con ellas, son demasiadas, estamos perdidos
-¡No! ¡No digas eso! -le regañó Vlad.
-Aceptalo -guardando el arco.
-¡No!

De las manos de Vlad comenzaron a brotar llamas de fuego negro, él comenzó a disparar a las arpías del cielo y a los huevos de estas. Todas comenzaron a gritar y a desesperarse, volaban descontroladas. Por último, quemó a los dos que les bloqueaban la salida reduciéndolas a cenizas. Las llamas de sus manos desaparecieron y agarró la mano de Alis tirando de ella para salir de allí. Después de correr durante un rato, pararon a descansar, Alis seguía asombrada por lo que había pasado.

-Ha sido increíble...

Vlad agarró a Alis de los hombros y le miró a los ojos:

-No vuelvas a rendirte nunca, ¿me oyes? ¡Nunca!

Alis se quedó en silencio mirando a Vlad, quien parecía estar a punto de llorar. Vlad le abrazó fuertemente, ella correspondió y sonrió.

-Nunca más lo haré, lo prometo

Vlad suspiró y dejó de abrazarla apoyándose en la pared, estaban agotados.

-Estoy muy cansado
-Descansa, yo haré guardia
-No, tengo una idea mejor

Vlad cogió a Alis en brazos y se metió entre los setos, él sentó y luego la sentó a ella encima suyo.

-Así nadie nos verá y podremos dormir los dos -sonrió Vlad.
-B-Buena idea -sonrojada

Vlad le dio un beso en la frente y cerró los ojos agarrando la mano de ella, esta sonrió y se apoyó en su pecho, su corazón latía rápidamente, al igual que el de Vlad, cerró los ojos y ambos se quedaron dormidos.

-Vaya, encontré a los intrusos...

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