Ryan se levantó con la alarma que había programado en el teléfono, durante un momento sopesó posponerla de nuevo hasta que recordó para que era, casi saltó de la cama, llevaba sonando trece minutos. Corrió al baño, lavó sus dientes y cogió lo primero que encontró en el cesto de ropa por lavar, un short de camuflaje militar en tonos oscuros y una franela blanca totalmente arrugada, mientras bajaba las escaleras de su casa encendió un cigarrillo y el único desayuno que tomó fue una taza de café frio que había quedado de la noche anterior.
Colocó la taza en el posavasos de su Shelby Fastback '77. El auto parecía estar recién salido de la agencia a pesar de tener más de una treintena de años fuera del mismo, con un amarillo vivo y dos rayas negras que lo cruzaban del frente hasta la parte trasera, era un auto que difícilmente podía ser ignorado, pisó a fondo el acelerador y condujo colina abajo. Las llantas se quejaban cuando las curvas eran tomadas a alta velocidad produciendo un chirrido entre insoportable y satisfactorio.
El camino de casi tres horas hacia el aeropuerto lo hizo en poco más de dos. Cuando finalmente consiguió comprar un sándwich para desayunarse, la monótona voz salió del parlante indicando que el vuelo WA-2907 había arribado a su destino y que estaban desembarcando. Ryan apuró el sándwich e intentó bajarlo con agua. Aún se preguntaba quien había sido el imbécil que tuvo la idea de colocarle gas al agua, era asqueroso. Se aproximó a la puerta de desembarques nacionales, tras media hora ya se estaba adormilando, salió por la puerta más cercana, por la que daba al estacionamiento de los taxis, por supuesto los captadores de las líneas se acercaron a él como pirañas para luego mirarlo con rabia al ver que solo había ido a fumar. Prendió su cigarrillo y se quedó mirando a la nada, aún no llegaba a la mitad cuando su teléfono empezó a sonar con unos de esos tonos de fábrica molestos.
-¿Aló?
-¿Dónde mierda estás? ¿Vas a llegar tarde de nuevo?
-Vaya forma de hablarle a tu hermano mayor que te vino a buscar tan amablemente. Ya voy hacia allá.
A pesar de la manera en la que Scott contestó el teléfono recibió a Ryan con una sonrisa. Nunca habían sido de los que demuestran cariño así que Ryan solo le palmeó el hombro.
-Ella es Bella. –Dijo Scott señalando a una chica delgada con un crop top negro, unos pantalones de corte alto, negros y muy ajustados y unos zapatos que tendrían sus buenos cinco o seis centímetros de suela. Su cabello era largo, lacio y negro, su piel era totalmente blanca, casi traslucida y sus ojos eran grises.- Es mi novia.
Ryan se tomó el tiempo para dedicarle una sonrisa y ayudarla a llevar su maleta. Se dirigieron al coche, allí colocaron las maletas en el baúl del coche. Bella se sentó en el asiento trasero, Scott iba de copiloto y Ryan conducía su coche.
Al verlos separados uno no podría creer que son hermanos, pero en el coche con sus ojos grises mirando al frente y sus lacias cabelleras negras ondeando al ritmo que marcaba el viento se daría cuenta aunque, más allá no habría demasiado para buscar. Ryan era un hombre que, si no musculoso tenía una complexión fuerte, siempre parecía estar recién afeitado y su trabajo en la oficina, además de buenas ganancias, le ha dejado tras los años un color de piel blanquecino, casi brillante mientras que Scott era más bien demasiado alto para su complexión y tenía la piel un poco quemada por las constantes excursiones a las que se anotaba, tenía una barba no lo suficientemente tupida para hacerlo parecer un adulto pero no lo suficientemente menguante como para pertenecer a un adolescente, unos brazos tersos del esfuerzo físico que jamás ganaron masa muscular y una fea cicatriz en su antebrazo izquierdo producto de una caída en bicicleta.
Les preguntó si tenían hambre y luego de una respuesta afirmativa se dirigieron a donde Ryan solía desayunar cuando bajaba a la ciudad, un lugar pequeño y de ambiente familiar, donde la gente iba a tomar su desayuno, leer el diario y luego irse a trabajar. Entre las increíbles opciones Scott y Bella se decidieron por tartas de arándanos y cerezas respectivamente, Ryan, pidió una porción de huevos escoceses junto con cerveza negra. Tras una breve puesta al día, una conversación un poco más extensa entre Ryan y Bella decidieron, agotados del viaje, dirigirse a la casa.
A pesar de que el padre de Scott y Ryan era un hombre importante, muy importante, en el negocio de bienes raíces, la casa de Ryan era más bien pequeña en comparación de lo que pudo haber sido. En la parte más alta de la colina, una aleación de vidrio y madera se alzaba sobre el acantilado, con dos pisos y una especie de plazoleta frente a la fachada con una fuentecilla y unos bancos, una casa de amplias ventanas y que parecía formar parte del paisaje se alzaba entre los árboles, sus amplios ventanales dejaban ver hacia adentro aunque, de momento solo se podían ver unas largas y blancas cortinas ondeando en el interior de la casa.
Sin más, entraron y Ryan les indicó el cuarto que estarían ocupando en la planta baja, tras eso y ducharse decidieron empezar a preparar la cena, después de mucho discutir se decidieron por un pasticho del que encontraron la receta en la portátil de Ryan mientras veían una película de amor con la cual Scott y Bella no podían, aparentemente, dejar de besarse o abrazarse y Ryan intentaba despejar el mal sabor que le había dejado su última relación en la boca enfocándose con todas sus fuerzas en que las capas del pasticho fuesen milimétricamente iguales. Comieron juntos en el sofá, viendo en el gigantesco televisor de Ryan más películas. Luego de retirarse a su cuarto Ryan se acostó a dormir sin demasiada dilación, serían días largos.
Ryan se despertó de su pesadilla con la sensación de estar siendo visto, se había vuelto frecuente en sus noches. Se dirigió a su baño, se lavó la cara y tomó una de las pastillas relajantes que le había recetado el doctor y la bajó con el agua del grifo.
-Mañana nos vemos. –Dijo a su propio reflejo. - Descansa.
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Hasta los huesos.
Mystery / ThrillerRyan es un joven redactor que trabaja en un diario en la pequeña población de Willholme, a donde este se habría ido tiempo atrás en busca de una vida pacifica y alejada de los focos de las cámaras que perseguían a su padre. Su vida de ermitaño se ve...