Capítulo 15

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- Yo quiero conocer a Mei- dice Hotaru emocionado.
- Tengas que tener mucha suerte en la vida- contesta mi tía Usui.
- Bien, todo está más claro ahora.
- ¿Seguro? Aún no termino.
- Deduzco que ese dinero, que dice la carta que tengo, es de mi padre y de Mei, lo que no me ha contado es que tengo que hacer con ese dinero.
- Respecto a eso, quiza sea mejor que te lo explique ella.
- ¿Ella?
- Mei.
- ¡¿Mei?!
- ¿Vendrá?- pregunté.
- No lo creo, pero me envió un fax hace unos días, dijo que te buscaría.
- Bueno, ahora sé toda la historia, y me alegro de que me la haya contado usted, y no... usted sabe, una asesina.
- No creo que debas verla así.
- Estoy de acuerdo Edgar- dijo Hotaru- es una mujer legendaria, ayudó a toda tu familia. Y sobre las personas que mató, seamos sinceros, le hizo un favor al mundo.
- Él tiene razón, será estupendo conocerla.
- Quien sabe...
- Oye, ¿querías respuestas no?
- Supongo.
- Ahí las tienes.
- Bien, descubriré todo.
- Por último, quiero que recibas el dinero que tu madre dejó para ti.
- Mi padre le dio ese dinero antes de morir a ella supongo.
- Es lo más probable.
- O quizá- dijo Hotaru poco convencido- Mei se lo dio, y de alguna forma la persuadió al suicidio.
- Eso no... No lo creo- dije, pero sin duda lo consideré.
- Aquí está todo lo que recibí- Dijo y me dió una tarjeta blanca y plateada- hice que el banco no te cobrará nada, es como si yo fuera simplemente la intermediaria.
- Entiendo.
- Y si lo quieres en efectivo, sólo ve a cualquiera de nuestros bancos y usa la tarjeta.
- Muy bien.
- ¿Qué es lo que harás?
- No estoy seguro, pero yo le aviso, para que esté enterada.
- De acuerdo- dijo y Hotaru y yo nos pusimos de pie.
- Que cansancio- dijo Hotaru haciendo estiramientos.
- Quiero que sea también mi contadora personal, y cuide cómo gasto todo el dinero.
- Será un placer, haré un contrato.
Estaba a punto de amanecer cuando salimos de ahí, eran las 5 de la mañana, y caminamos por la calle hasta casa. A esa hora ya había muchos conductores dirigiéndose a su trabajo, pero se sentía muy fresca la mañana. Hotaru me dejó ahí en casa, se despidió, y se fue a su casa a dormir.
Entré y advertí que al salir no había cerrado con llave, caminé hasta mi habitación, y ahí vi a Sumire acostada, dormida, abrazándose a sí misma medio enredada con las cobijas de la cama. Me acerqué, la cubrí con la manta cuidadosamente, y me recosté a su lado, no recuerdo más.
A las desperté a las 4:00 de la tarde, estaba hambriento, y me dolía un tanto la cabeza, tenía los ojos enrojecidos y el cuello estaba matándome. Me puse de pie, giré la cabeza algunas veces, y caminé hasta la ducha, donde el agua caliente me sentó perfecto.
Salí en toalla y me topé con Sumire, justo ahí, frente a la puerta.
- ¿Sumire? ¿Qué haces?
- Yo, solo esperaba a que despertarás.
- Oh, es amable de tu parte, ¿Que hacías aquí anoche?
- Pues, estaba algo preocupada, tenía un mal presentimiento, y decidí venir, pero no te encontré en casa, así que me quedé a esperarte.
- ¿Cuánto tiempo?
- Todo el día.
- Boba, ¿y por que no me llamaste?
- Siempre tienes el celular apagado, además...
- ¿Qué?- vi que se sonrojo.
- No me has dado tu número telefónico...- dijo y se encogió de hombros.
Ahí me percaté de que realmente, no me había dado el tiempo de tener una charla con Sumire; no sabe nada de mi papá, ni de mi vida, y ahora que lo carburo, creo que de ella solo se su nombre. Y que le gusta salir por las noches a caminar.
- Sumire, ¿quieres que salgamos esta noche?
- ¿Salir? ¿A que? ¿Ya fuiste con la oculista?
- Si, salir, tu sabes, ir a cenar o algo.
- Pues, claro, solo tendré que avisarle a mis padres, pero no habrá problema.
- Perfecto. Y si, he ido ya con la oculista.
- ¿Me dirás dónde estuviste toda la noche?
- Claro, ven, en el desayuno.
- ¿Desayuno? Ya casi es la cena.
- Bien, lo que sea, siéntate.
Y le conté todo lo que ocurrió anoche, incluyendo a mi padre y a mi tía.
Ella comprendió perfectamente, y analizó todo, me hizo preguntas y al igual que Hotaru, admiró motivada a Mei, y por supuesto, a papá.
De hecho, se ofreció a acompañarme en el momento en el que Mei me encontrara, pero tuve que decirle que no. Era un momento obviamente íntimo, y quería escuchar a Mei atentamente. Estoy seguro de que no se sentiría tan cómoda hablando con Sumire ahí.
Le conté acerca del dinero también, y no pareció interesarse en lo más mínimo, pero ya sabes lo que dicen de las mujeres; no, es broma, pero es verdad que Hotaru en el camino me recomendó no decirle a nadie, supongo que sabría que Sumire sería la excepción de alguna forma, pero en el camino estaba lo suficientemente somnoliento como para percatarse de aquello.

Mi hijo EdgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora