Me levante por la dulce voz de mi madre gritando mi nombre varias veces, al principio con un tono dulce y calmado pero a medida pasaban los segundo se fue haciendo más fuerte y cercano, sentí una mano dando pequeños empujones a uno de mis hombros, abrí los ojos y una luz cegadora llego directo a mis ojo haciéndome llevar mis manos hacia ellos, mi madre me estaba llamando hace, lo que parecían, varios minutos para ir a mi primer día de clases.
-Despierta ya ___ se va ha hacer tarde y ya tienes el tiempo justo –Dijo ella terminando de abrir las cortinas de mi cuarto y amarrándolos entre sí para que se sostuvieran en su lugar.
Solté un gemido ronco –Es el primer día, no importara si llego tarde –Le dije volviéndome a acostar en la cama y poniéndome la cobija encima de nuevo.
-Nada de eso –Me quito las sabanas de encima y sostuvo en las manos –Que sea el primer día no significa que puedas llegar tarde. Levántate y ve a bañarte.
Salió de la habitación dejando la puerta abierta como recordatorio de que tenía que levarme.
Me puse de pie echando un quejido y yendo directamente hacia el baño. Me quite la camiseta y las bragas, que era con lo único que dormía la mayoría de las veces; abrí la llave y deje que la lluvia artificial callera por todo mi cuerpo, siempre me ha gustado tomarme mi tiempo en el baño pero, conociendo a mi madre, no tardaría en abrir la puerta del baño y gritarme que voy a llegar tarde, así que preferí apurarme.
Arrastre mis pies hasta estar frente al closet, tener que buscar qué ponerse para el primer día no es una tarea fácil, al parecer debe ser algo que impresione a todos y les dé una buena primera impresión, anquen también debe ser lo suficientemente discreto para que no parezca que te esforzaste en buscarlo. Mejor sería no ir y ahorrarse esto.
Termine colocándome un short de encaje que mi abuela me había regalado en navidad, y una blusa azul rey, de todos modos yo no hay nadie a quien quiera impresionar.
Baje al comedor y mi desayuno estaba listo, en realidad no tenía mucha hambre, como siempre decía: esta hora es para dormir, no para comer; pero igualmente tome una tostada y un poco de jugo de naranja. Me despedí de mi madre y salí.
Creo que debería empezar a tomar el autobús escolar, o algún autobús, esto de caminar hasta el instituto todos los días era agotador, claro, sería más fácil si no fuera tan temprano; nota para mí, en mi próxima vida matricularme en un colegio por las tardes.
Este lugar era grande, mi madre decía que parecía un castillo antiguo, y eso se podría decir, solo que aquí no hay reyes o princesas, están los simples y corrientes estudiantes de holmes chapel, aunque algunos pensarían que sí lo son, bueno, casi, ¿los niños ricos de papá pueden ser considerados de la realeza? Si hablamos de ser tan malcriados como uno, sí, entonces sí lo son.
Cuando entre vi varios rostros nuevos y otros ya conocidos. Los pasillos estaban llenos de alumnos, unos dándose la bienvenida, y otros preguntando donde quedaba cada asignación, pobres, ser el nuevo no es una sensación agradable. Entre al que sería mi salón de ahora en adelante, eran uno de esos puestos dobles, por alguna razón los profesores pensaban que estaríamos discutiendo los temas que nos daban y no hablando de lo que cada uno hizo durante el fin de semana.
Espere a que Lissa, la chica que se había sentado conmigo desde, prácticamente, siempre, atravesara esa puerta y me diera una gran sonrisa.
El aula fue llenándose poco a poco, dándole un asentimiento amistoso a uno que otro compañero de clase.
Divisé a una maraña de pelo naranja abriéndose paso entre la gente, su sonrisa no se hizo esperar cuando se sentó junto a mí.
-Hey –acomodo su mochila en el respaldo del asiento -¿Cansada? –Dijo al verme bostezar.

ESTÁS LEYENDO
Simplemente esto.
FanfictionSabía que no iba a suceder, pero me había equivocado tantas veces que quise creer que esta era una de ella. Algo peor que la falsa esperanza, es la falsa ilusión.