Capítulo 1: Un simple plan

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Ese día que conocí a ese huevo era normal con una pizca de extraño, bueno no todos los días te encontrabas con un huevo parlante sino cómo me encontró.

Soy conocida por mi oficio, de ladrona, en la manera que robo, nunca han notado mi presencia ni tampoco en el momento en que robaba, gracias a mis patas suaves, por lo mismo no me quedaba mucho tiempo en un solo lugar, pero al parecer este me llevaba siguiendo hace un tiempo, ni idea para qué hasta que lo descubrí y tampoco sabía en el rollo en que me iba a meter...

Como dije era un día normal, recién había recibido mi paga por robarle "algo que le había robado un amigo" esos típicos problemas de la cuál poco me importaban.

Hasta que de la nada me habló.

- Señorita Kitty Patitas Suaves, un placer conocerla - dijo el huevo.

- No puedo decir lo mismo - dije toscamente, nunca había confiado en nadie y menos cuando me siguen.

- Ah eres ruda, era cierto lo que había escuchado sobre ti, pero no viene al caso. Soy Humpty y vengo a ofrecerle un trabajo de lo más suculento - me explicó el huevo.

Como no soy de esas de irme por las ramas (y también me quería deshacer de él) le dije.

- ¿De qué se trata?

- Supongo que conoces la vieja historia de los huevos de oro Señorita Kitty...-

Vacilé un poco, había escuchado de eso pero no tenía idea si era cierto...

- Sí, he escuchado de esa vieja leyenda - le respondí.

- Bien, sé cómo llegar a ellos y quienes tienen los frijoles mágicos. Con tu destreza para robar sin que nadie sepa...podemos llegar a esos huevos - me dijo persuasivo.

- ¿Y qué obtengo a cambio? - le pregunté.

- A eso quería llegar, un huevo de oro es la paga por tu servicio - me respondió.

¿Un huevo de oro? No estaría nada mal, sin nombrar que las cosas andaban un poco mala, no podía ser tan quisquillosa...pero...¿Quién me aseguraba de que eso era cierto?

- ¿Y cómo sé que no me estas mintiendo? - Le pregunté con desconfianza.

- Buena pregunta, eres astuta, no por nada haces un buen trabajo. Estuve muy cerca de tener esos frijoles mágicos pero como ves no soy muy ágil, esos frijoles lo tienen esos forajidos - me dijo señalándome a que lo siguiera y me hizo ver desde la esquina.

- ¿Ves a ese matrimonio? Son Jack y Jill unos despiadados ladrones.

Miré y vaya menudos cerdos. Logré ver que el hombre le brillaba una mano, era los mismísimo frijoles. Humpty vio mi cara de asombro.

- ¿ Y qué me dices? - me preguntó

- Acepto - lo dije sin pensarlo un momento.

- Eso sí, con una condición - me advirtió Humpty.

- ¿Qué cosa? - le pregunté curiosa.

- Harás todo lo que te pida sin protestar - me dijo Humpty.

Eso me daba igual además no sería la primera vez que me dijeran algo así. Todo vale por el oro, es lo que me interesa.

- Está bien - le dije dando mi mano, la cual sellamos el acuerdo.

- Nos vamos ahora mismo al pueblo donde celebraran el festival del fuego - me dijo Humpty

- ¡¿Qué? ¡Pero si están acá, no me costará ni 10 minutos! - le dije sorprendida.

- Ellos se dirigen hacia allá y es mejor tomarles por sorpresa. Lo atacaremos mañana en la noche.

Buen punto, no dije nada más y nos fuimos en su carreta hacia ese pueblo. En un momento Humpty me pidió que condujera, cuando lo hice me di cuenta que sacaba unos cálculos y terminaba unos disfraces. Algo me pinto mal, no le veía lo complicado de robarles a esos granujas pero que más da, ya había aceptado y no me iba a echar para atrás.

Kitty Patitas SuavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora